El combo sequía corrida cambiaria y shock externo impactó de lleno en la economía, que experimentó en mayo su peor resultado en nueve años: una caída del 5,8% en relación con el mismo mes del año pasado y un 1,4 por ciento en la comparación contra abril de este año, informó el Indec en el marco de su Estimador Mensual de la Actividad (EMAE).

Horas antes del informe del INDEC, el Monitor de la Economía Real del Ministerio de Producción reconoció el impacto de la triple combinación en la actividad del segundo trimestre, aunque la flamante secretaria de Transformación Productiva Paula Szenkman minimizó el problema y apuntó a una recuperación futura basada en inversión, exportaciones y turismo.

El golpe de la sequía se tradujo en un desplome del 35,2% de la actividad agropecuaria. También cayó con fuerza la pesca, un 29,2 por ciento,  mientras que otras caídas considerables se apreciaron en Transporte y Comunicaciones (-4,9%); Impuestos Netos de Subsidios (-2,7%); y la Industria Manufacturera (-1,4%).

A propósito de la industria en particular, los analistas privados ya hablan de una fuerte caída en junio, una estadística que el sector público recién publicará dentro de un mes. Según la consultora Orlando Ferreres y Asociados (OJF) en junio la caída fue del 5% interanual, a la par de un retroceso del 0,2 por ciento en relación a mayo.

A contramano de lo que pasa en el sector productivo, el Indec destacó que el rubro más ganador de mayo fue la Intermediación Financiera, con un salto del 10,8%, por delante de la Construcción (4,4%); Inmobiliarias (4%); Minería (2,6%); Enseñanza (2,1%) y Servicios Sociales y de Salud (1,8%).

Analistas pesimistas

Los analistas coincidieron en destacar el impacto de la sequía pero señalaron también el peso creciente de los demás factores mencionados. Además hicieron pronósticos igualmente pesimistas a futuro.  

La consultora RADAR destacó que el segundo trimestre de 2018 es el primero negativo después de siete períodos en alza y  adelantó que ese ritmo se mantendrá en el tercer trimestre por lo que la economía entraría en recesión.

A la par, la consultora ACM planteó además del problema de la sequía “el impacto de la depreciación del peso  y  los  recortes  del gasto  público (específicamente en obra pública) para cumplir las metas fiscales”, una combinación que, salvo que vuelva el crecimiento en el los dos últimos trimestres, derivará en  una caída del crecimiento previsto para 2018. 

Ecolatina, por su parte, coincidió en que “pese al arrastre estadístico positivo que dejó el 2017 (superior al 1%), las perspectivas de crecimiento para este año son desfavorables” no solo por la sequía sino también por la caída de la demanda interna, lo que hace prever que “el PBI no crecerá en 2018, ubicándose por debajo del rango de expansión de la actividad mencionado en la Carta de Intención con el FMI (0,4% a 1,4%)”.