En la última semana se reconstruyeron viejos puentes y se levantaron otros nuevos. Y se aceleró el ritmo de los contactos entre distintos espacios peronistas. Si bien la votación de la reforma previsional volvió a mostrar la división entre aquellos que reclaman un rol opositor profundo y quienes están condicionados por la billetera del Ejecutivo, los reproches empezaron a quedar de lado. 

El miércoles se reunieron Agustín Rossi, Felipe Solá, Daniel Arroyo y Alberto Fernández, a instancias del presidente del PJ porteño, Víctor Santamaría. El viernes, el presidente del PJ bonaerense, el intendente de Merlo Gustavo Menéndez; junto a su par de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde; y el diputado Diego Bossio fueron a la Casa Rosada a encontrarse con funcionarios. A la misma hora, Cristina Fernández encabezó un acto con el jefe comunal de Avellaneda, Jorge Ferraresi. A todo esto, hace dos semanas Menéndez había compartido un acto con el senador Miguel Ángel Pichetto y el gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey. 

Daniel Arroyo, la única cara nueva que sumó la bancada massista, relató a Tiempo que el encuentro con Rossi, Alberto Fernández y Solá fue informal, y se dio en el contexto previo a la conferencia de prensa del ala económica del gabinete nacional. “Estamos preocupados, la situación está complicada”, analizó. Y adelantó que la oposición se aglutinará contra la reforma laboral al igual que lo hizo con la previsional. 

Para Rossi, “el peronismo que quiere ser opositor debe confrontar en términos de modelo lo que propone Macri. El punto de acuerdo y consenso común es de todos los que estuvimos en contra de la reforma previsional”. El jefe de la bancada del FpV descartó, en diálogo con Tiempo, hacer calificaciones negativas hacia “los funcionarios o intendentes que tienen responsabilidad institucional y deben reunirse con el gobierno en función de cuestiones propias de su municipio”. 

La misma actitud tomó Ferraresi. “¿Cómo voy a cuestionar a compañeros que tienen sus cuentas destrozadas por el contexto de país? Veo muy bien las relaciones institucionales. Es lo que corresponde. A mí la gobernadora no me atendió jamás”, lamenta el intendente. 

El objetivo de Ferraresi fue marcar su oposición al razonamiento de que hay un peronismo que se enfrenta al gobierno desde la facilidad de no tener responsabilidad institucional de gobierno, argumento de muchos intendentes y gobernadores a la hora de aceptar las condiciones de Vidal y Macri. Desde su gestión al frente de Avellaneda, advierte: “la palabra no alcanza, lo que importa son los hechos”. Y recordó que, a contramano de lo que propone María Eugenia Vidal en su pacto fiscal con los intendentes, el municipio de Avellaneda contrató a 800 trabajadores nuevos y les aumentó el sueldo un 30%. Además, convocó a Cristina al acto de anuncio: allí, la mandataria llamó a pelear contra el neoliberalismo y hasta sugirió su corrimiento del centro de la escena en pos de una construcción amplia. “Con el kirchnerismo solo no alcanza. Pero sin el kirchnerismo no se puede”, advirtió Ferraresi en diálogo con este medio. 

Para Menéndez, flamante presidente del PJ bonaerense, el peronismo “se encuentra en un momento de transición luego de tres derrotas consecutivas, que se dio en parte con la renovación de los intendentes del Conurbano”. Desde ese lugar, convoca a Bossio, al massismo, a los dirigentes que habían seguido a Florencio Randazzo, y al movimiento obrero organizado. Para Menéndez, el peronismo no puede seguir separado en tres. “Juntos somos más”, razona bajo la lógica de una “ecuación matemática”. Y a la hora de explicar las diferencias frente a los avances del gobierno, argumenta que “la votación fue dividida hacia dentro de los espacios peronistas porque el peronismo no tiene un lugar para discutir y votar para definir por mayoría la postura a tomar”. 

Del encuentro con Pichetto y Urtubey, aseguró que fue el puntapié para que desde el PJ bonaerense se empiecen a generar reuniones con todos los gobernadores. “Donde hay dos peronistas juntos y me invitan, yo voy”, sintetizó. «