El mundo ha desviado su mirada hacia Asia, no sólo por el creciente desarrollo económico de algunos de sus países, sino también por las inimaginables consecuencias globales que podría ocasionar una escalada bélica en la región. Pocos se sorprenden hoy ante las recurrentes amenazas de ataques militares, lanzamientos de misiles y ejercicios bélicos que diferentes naciones exhiben en aguas internacionales del, para nosotros, lejano oriente.

En este contexto internacional, acaba de visitar la Argentina el profesor Mokoto Iokibe, uno de los más reconocidos expertos en seguridad de Japón. Canciller de la Universidad de la Prefectura de Kumamoto y ex presidente de la Academia de Defensa Nacional de Japón, el especialista ofreció una serie de conferencias sobre la histórica postura de su país ante la paz. “La posición de Japón es clara respecto al orden internacional, y también ante los ataques terroristas y el ascenso de China como país hegemónico: Japón está contra todo aquello que atente contra la paz”, explicó Iokibe en una entrevista con Tiempo, realizada en medio de sus recientes presentaciones en Rosario y Buenos Aires.

-¿Cuáles son las medidas concretas que Japón impulsa para llevar adelante este deseo de paz que usted destaca?

-Después de la Segunda Guerra Mundial, quedó establecido que Japón ya no puede tener una fuerza ofensiva militar. Por eso, lo que hace es tratar de dar apoyo económico a países en vías de desarrollo, para fomentar un mayor desarrollo y, de esta manera, intentar que no se expanda el accionar del terrorismo.

-¿Considera que las disputas territoriales en el Mar Meridional de China pueden derivar en un conflicto armado entre ambos países?

-Espero que no. Todos nuestros esfuerzos económicos están enfocados a establecer la paz, pero no van a detener el expansionismo chino. Sólo Estados Unidos puede hacerlo por la fuerza, el tema es que el presidente Donald Trump ha sido bastante ambiguo respecto a si va a hacer un acuerdo o no con China. La posición de Japón es siempre respaldar a Estados Unidos. Japón no va a entrar en ninguna guerra, pero sí va a apoyar a Estados Unidos.

-¿Opina que Trump ha generado un cambio geopolítico con sus políticas?

-La asunción del presidente Trump resultó un shock para todo el mundo, más ahora que hay un movimiento radical islámico y una China hegemónica. Aunque el sistema es lo suficientemente fuerte a pesar de estos embates, lo que ocurre es que Trump no está familiarizado con ciertos temas de política internacional. Como en un juego de pinball, tira ideas y declaraciones constantemente, pero no tiene una estrategia y sólo genera paranoia. Podría destruir el actual sistema mundial, pero ha elegido gente sabe para integrar su gabinete.

-¿Qué podría decir de la relación de Trump con Japón?

-Durante la campaña había dicho que iba a retirar todas las tropas estaounidenses de Japón, lo que iba a poner en riesgo la alianza entre ambos países. Sin embargo, Japón paga el 75% de lo que cuesta mantener todas las tropas, por lo que resulta un trato más que cordial para Estados Unidos. No entendió que todas esas tropas están en Japón para defender los intereses estadounidenses, no para la defensa de Japón. Por este motivo, el ministro de Defensa acaba de decir que Japón es lo suficientemente fuerte y la alianza se va a mantener.

-¿Qué otras cosas le preocupan?

-Lo que me preocupa es la poca certeza que da a nivel económico, porque si Trump impone un 45% de impuestos a China, eso haría que el comercio mundial se reduzca y se vuelva a la década del 30 y obviamente, sabemos lo que eso generaría.

-En comparación con otras épocas de la historia, ¿estamos viviendo en un mundo más pacífico?

-Al contrario, el mundo se está poniendo cada vez más peligroso. De hecho, el año pasado el Brexit fue una muy mala decisión y eso ayudó a resquebrajar el sistema internacional. Por eso, este año sería como una especie de bisagra para saber si el sistema mejora o empeora.

-¿Qué rol le adjudicaría a Corea del Norte en ese pronóstico?

-Desde el fin de la Guerra Fría, Corea del Norte ha amenazado constantemente a Corea del Sur y a Japón. Pero es lo único que hace, no tiene un objetivo claro. Siguen diciendo que si no respetan su posición van a utilizar sus armas atómicas.

-¿Cuáles son las zonas más calientes del planeta en materia de conflictos internacionales?

-No creo que podamos hablar ni del Estado Islámico ni de China, sino que todo depende de que Estados Unidos abandone su posición mundial como defensor de la paz.

-¿Cree que Estados Unidos ocupa ese lugar?

-Estados Unidos es el único país que puede detener los intentos de otras potencias. No puede frenar el radicalismo islámico porque se comportan como células, pero en cuestión de defensa puede detener a China o a Rusia en una escalada mundial.

-¿Y si es Estados Unidos el que impulsa una guerra, como lo hizo en Irak, Japón podría integrar un grupo de países para intentar evitarlo?

-Obviamente, cuando la primera potencia mundial va a la guerra, nadie puede persuadirla para que no lo haga. En 2001 Bush y Blair entraron en una coalición de voluntades, y tanto Francia como Alemania trataron de detenerlos pero no pudieron. Respecto a la posición de Japón, siempre se va a tratar de persuadir contra la guerra y mostrar sus consecuencias. Eso lo pudo ver Obama y por eso finalmente retiró las tropas. Pero no creo que nadie pueda controlar una situación en la que la primera potencia lleva adelante una guerra.

-A juzgar por la historia contemporánea de Japón, ¿la guerra sigue viva en la memoria del pueblo japonés?

-Ese es precisamente el tema que vengo a tratar en mi viaje a la Argentina. En los años 30, murieron muchas personas durante la invasión de Japón al continente asiático y hemos quedado muy conmovidos. Por eso, la Constitución de la posguerra estableció varias cláusulas pacifistas. Pero con vecinos como Rusia y China, nunca se puede estar seguro de qué ocurriría si llegasen a atacar. Poco a poco, se está debatiendo una nueva ley de seguridad, aunque también está como prioridad el reforzar los lazos con Estados Unidos. Obviamente, las relaciones entre China y Japón no son las mejores, pero han retomado su curso económico. Una solución para el continente asiático sería que China abandone su posición expansionista en el Mar del Este.

-Para terminar, ¿cómo explica la alianza de Japón con Estados Unidos, el país que les arrojó las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki?

-Tras el final de la guerra, ambos países tuvieron argumentos diferentes sobre los motivos por los que enfrentaron. En la guerra no se puede decir que hay un solo culpable, las responsabilidades son compartidas. Por supuesto, después de haber enseñado treinta años en la escuela de Hiroshima, soy consciente que los ciudadanos tienen y tuvieron un poco de resentimiento, porque muchos creen que Estados Unidos pudo haber ganado sin necesidad de arrojar las bombas atómicas, pero las tiraron igual. La gente se ha dado cuenta que son más los beneficios de la paz. Es natural que sorprenda que tras recibir dos bombas atómicas, los japoneses sean tan cordiales con Estados Unidos, pero sin embargo, la otra parte a tener en cuenta es que los estadounidenses ayudaron económicamente al renacimiento de Japón en la posguerra. Recuerdo que siendo estudiante de primaria, me llegaba el pack de desayuno y almuerzo de las tropas de los EE. UU. Y luego, otra situación para destacar es que Estados Unidos devolvió a Japón la soberanía de Okinawa. Por eso confiamos en los EE. UU.