El juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, sumó dos nuevos procesamientos –sin prisión preventiva- en la causa  en la que investiga una supuesta asociación ilícita cuya cabeza saliente es el falso abogado Marcelo D’Alessio. Se trata de Eduardo Ariel Menchi, sindicado como un “cobrador” de D’Alessio, y Mariano Rubén Díaz, quien fingía ser un guardaespaldas que trabajaba para la DEA y la Embajada de Estados Unidos.

Menchi fue procesado como presunto integrante de una “asociación ilícita dedicada al espionaje ilegal y extorsión en perjuicio de Pedro Etchebest en carácter de partícipe secundario y coacción en perjuicio de Gonzalo Brusa Dovat, en carácter de partícipe necesario”. Sus bienes fueron embargados hasta cubrir la suma de dos millones de pesos.

Díaz, por su parte, fue procesado por los mismos cargos, pero no por asociación ilícita. Su rol –según se desprende de la resolución de 73 páginas- “era actuar como custodio y miembro de seguridad para la organización y las actividades que llevaba adelante Marcelo D´Alessio”.

Ambos “eran mostrados como custodios de la DEA o la Embajada de Estados Unidos y fueron los encargados de llevar y acompañar a Gonzalo Brusa Dovat –ex directivo de PDVSA Argentina- a declarar frente a distintos periodistas –entre ellos Daniel Santoro- y luego ante el fiscal Carlos Stornelli como parte de un ‘protocolo de seguridad’, como así también de oficiar de custodios para retirar el pago del dinero que le era exigido” al productor agropecuario Pedro Etchebest.

La resolución señala la posible participación de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) a través de Pablo Pinamonti, exjefe del detenido expolicía bonaerense Ricardo Bogoliuk en un proyecto denominado “AMBA” para desembarcar el organismo de inteligencia en la provincia de Buenos Aires.

“El día 30 de enero, junto con Marcelo D´Alessio y Daniel Santoro, se llevó a cabo una entrevista a Brusa Dovat en el restaurant Sarkis de la ciudad de Buenos Aires, donde le realizaron una nota periodística que después se publicó en el diario Clarín el domingo 3 de febrero y fue firmada por el propio Santoro. Ese día, después de la entrevista, un vehículo Toyota Corolla en el que se hallaban los ‘custodios’ de Marcelo D´Alessio –entre ellos, el declarante- se acercaron de modo intimidatorio al vehículo en el que se retiró Brusa Dovat de la entrevista y le preguntaron ‘si estaba todo bien’.

El lunes 4, el declarante junto con Marcelo D´Alessio y Mariano Díaz (a) “El Alemán”, buscaron a Brusa Dovat con el vehículo Range Rover identificándose como personal de la D.E.A. que respondía a la Embajada de Estados Unidos y lo llevaron a prestar declaración a la Fiscalía Federal. Al llegar al edificio de Comodoro Py 2002, D´Alessio y Brusa Dovat ingresaron al despacho del fiscal. D´Alessio permaneció conversando con Stornelli allí pero en el tramo final de la declaración de Brusa Dovat, se sentó junto a él, filmó la escena y tomó fotografías de las copias del acta de declaración testimonial que se le recibió -la que compartió con periodistas y otras personas vinculadas a los servicios de inteligencia”, describió la resolución de Ramos Padilla.

D’Alessio fue muy convincente. El juez Ramos Padilla subrayó “las impresiones que tuvo (el periodista Rolando) Graña sobre D´Alessio y las personas que lo acompañaban, al decir: ‘… para mí que como periodista que se dedica a temas de investigación, D´Alessio y los suyos eran lo que parecían, gente que se dedicaba a las investigaciones y la inteligencia. Yo estaba convencido que era gente relacionada con investigaciones judiciales vinculadas con la Embajada de Estados Unidos’”.

El exespía y también detenido Rolando Hugo ‘Rolo’ Barreiro “calificó a Menchi como un ‘buen cobrador’ de D´Alessio, que utilizaba métodos coactivos y violentos”.

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Con la colaboración de los dos nuevos procesados, D’Alessio buscaba “exhibir el despliegue del ‘equipo de trabajo’ y su poder de acción de campo ante funcionarios activos de la Agencia Federal de Inteligencia”. ¿Tenía, en verdad, esa capacidad? “El propio D´Alessio señaló en su declaración indagatoria que se hallaba trabajando al servicio de la AFI, que había recibido la promesa de un eventual cargo como Director de Asuntos Complejos de ese organismo y que para ello había mantenido reuniones de trabajo con Bogoliuk y Degastaldi y su jefe “Pablo”, que podría tratarse de Pablo Pinamonti”, respondió el juez en su resolución.

D´Alessio declaró, después de que quedaran al descubierto sus actividades, que el empresario Etchebest “lo había engañado para poder registrar todas sus conversaciones y así mancharlo a él, al fiscal Carlos Stornelli y sus investigaciones”.

Ramos Padilla advirtió que ese argumento de D’Alessio “resulta perfectamente coincidente con el objeto de la denuncia que ya habían formulado días atrás las legisladoras Paula Oliveto y Mariana Zuvic y que recayera en el juzgado a cargo del Dr. Claudio Bonadío, a excepción –claro está- de la propia intervención en la ‘maniobra’ que las denunciantes le asignan en dicha presentación a Marcelo D´Alessio -que éste ha negado implícitamente en este proceso- y al suscripto”.

Dicho de otro modo: para defenderse, D’Alessio utilizó los mismos argumentos que las diputadas oficialistas Oliveto y Zuvic para denunciar –entre otros- a Ramos Padilla ante Bonadio.