Faltan cinco semanas para las generales del 14 de noviembre y esta semana la campaña se trasladó por unos días a las dos cámaras del Congreso. En Diputados el oficialismo intentó volver a la plena presencialidad el martes, pero se encontró con un interbloque de Juntos por el Cambio dispuesto a redoblar la apuesta luego de las primarias del 12 de septiembre. La alianza opositora pagó el costo público e interno de dejar sin quórum el tratamiento de la ley de etiquetado junto a otras dos iniciativas para los trabajadores viñateros, aunque la ofensiva es mucho más amplia para capitalizar la victoria de las PASO.

Los sobresaltos y movimientos febriles que se registran desde el viernes en la Cámara Baja no se repitieron este miércoles en el Senado. El cuerpo regresó a sesionar en forma presencial con menos sobresaltos. Si fuera por los preludios de la semana pasada, surcado por reclamos de JxC para dejar el funcionamiento remoto, la sesión de este miércoles tendría que haber registrado el mismo nivel de tensión que retumbó en el otro lado del recinto durante el martes. Pasó todo lo contrario: el oficialismo retomó el ritmo de trabajo que sustenta con su quórum propio. JxC no abandonará el objetivo de sumar senadores en estas elecciones para quitárselo a partir del 10 de diciembre. Sin embargo, nada impidió que el macrista Esteban Bullrich recibiera un caluroso reconocimiento unánime de sus pares, impulsado por el jefe del bloque oficialista, José Mayans, para celebrar su regreso al recinto.

Bullrich padece ELA. Ya había recibido la solidaridad de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Esta vez sólo se limitó a sumarse a los aplausos de todo el recinto. El gesto, una vez más, le permitió a la Cámara Alta diferenciarse de sus vecinos, aunque detrás de la flema el oficialismo no respaldó la rendición de cuentas de 2016, el primer año de Gobierno de Mauricio Macri como Presidente. En un acto inusual fue rechazado porque resultó «absolutamente modificado mediante DNU» con cambios que superaron los 645 mil millones de pesos. Es la antesala de una nueva demanda penal contra el expresidente con implicancias desconocidas.

A pesar de su densidad, ese clima resulta imposible en Diputados desde el lunes cuando comenzaron a romperse los puentes para la sesión que finalmente fracasó este martes. Al bloque del Frente de Todos, que conducen Máximo Kirchner y Cecilia Moreau, le faltaron siete votos para llegar al cuórum de 129 escaños presentes para sesionar. El espacio oficialista no contó con el respaldo de aliados clave como el lavagnismo o el bloque Córdoba Federal. La debilidad se acentuó por la decisión de JxC de negarse a bajar al recinto. La medida también dejó al desnudo la ausencia de cinco diputados y diputadas del FdT, pero la decisión de bajar al recinto sin el quórum garantizado también dejó en evidencia al conglomerado opositor. Sus integrantes quedaron expuestos por haber bloqueado el tratamiento de una ley que habían apoyado en comisión. La movida, impulsada por Negri, Lopez y Rintodo, tuvo dos costos públicos que desnudaron las diferencias internas en el interbloque opositor. Los diputados radicales por Mendoza, Claudia Najul y Federico Zamarbide, desconocieron la decisión de las autoridades del bloque y se quedaron a dar quórum para abordar todo el temario.

Los dos representantes radicales avanzaron en la misma línea que el senador y exgobernador Julio Cobos había anticipado un día antes, cuando le pidió a Negri que no se negara a darle cuórum a leyes tan importantes. Al pedido del exvicepresidente de CFK se sumó el gobernador mendocino Rodolfo Suárez que, al igual que el senado provincial, les pidió a todos los representantes mendocinos en diputados que aprueben esos textos. Najul y Zamarbide fueron los únicos dos opositores que tomaron el guante, pero sus pares coterráneos, como el titular de la UCR, Alfredo Cornejo, el macrista Omar De Marchi desconocieron el pedido del gobernador y no bajaron al recinto.

La herida interna quedó tan expuesta como la inédita escena del oficialismo en el recinto sin el quórum suficiente para sesionar. Las cinco semanas que restan hasta llegar a las próximas elecciones son más cortas de lo que parecen. Si los sondeos entre el FdT y JxC no prosperan para concretar una sesión la semana próxima, con los cuatro textos postergados, es posible que el regreso a la presencialidad en Diputados se concrete después del 14 de noviembre.

¿Hasta dónde llega la apuesta del oficialismo de retomar la agenda parlamentaria? Algunos diputados oficialistas dudan de que se pueda concretar una sesión antes de las elecciones. La agenda los obliga a ser creativos porque todavía resta que arranque el tratamiento del presupuesto 2020, con la visita del ministro de Economía, Martín Guzmán. En el bloque del FdT aseguran que no irá de inmediato, pero la agenda que marca la Casa Rosada apremia. El presidente ya presentó el envío de un proyecto de ley de fomento al desarrollo agroindustrial, como parte del acercamiento al sector agroexportador, y el nuevo régimen para la industria hidrocarburífera. Se sumará la iniciativa que llevará la firma del titular de la Cámara Baja, Sergio Massa, para que los planes sociales se transformen en trabajo registrado. Los tres textos forman parte de la estrategia del Gobierno para retomar la iniciativa en medio de la campaña, pero los tiempos parlamentarios asoman trabados y pueden estirar el debate de esos proyectos hasta transformarlos en declaraciones de buenas intenciones. Despejar esa duda es un desafío clave para el Gobierno.