«Aquí no soy yo la importante, no centren la atención en mí. Lo importante es el MST y el MoCaSE», dijo, firme, Aleida Guevara March, la médica pediatra, hija del Che Guevara en Santos Lugares, un pueblo ubicado en la profundidad del Chaco santiagueño, 180 km al noreste de la capital provincial.

Aleida, la hija menor del Che nacida en Cuba en 1960, se refería así al Movimiento de los Sin Tierra de Brasil y a los anfitriones locales, el Movimiento Campesino de Santiago del Estero, colectivos que luchan básicamente por recuperar los territorios, impedir el desmonte y auspician, fuertemente, la reforma agraria integral y el regreso al campo.

Incansable, y como una más entre los 130 profesionales de la salud, la educación y la recreación que llegaron hace una semana desde Cuba, Brasil y otros puntos de la Argentina, soportó el calor y el frío extremos habituales en el invierno santiagueño que pasó en cuestión de horas de 36 grados a dos bajo cero por un viento helado que, como una topadora, llegó del sur.

Con el eje puesto en la salud y la educación como Derechos Humanos, los integrantes de la Fundación Un Mundo Mejor es Posible (UMMEP) realizan desde 2014 en la Argentina estos programas solidarios nacidos en Cuba en el marco de brigadas médico-culturales.

Invitados por el Movimiento Campesino de Santiago del Estero, liderado por Guido Corvalán, la Brigada de Salud Ernesto Che Guevara realizó la V versión en el país de un trabajo intenso y exhaustivo que apunta a lugares en los que el acceso a los bienes de la salud, la educación y la cultura están negados.

Por eso UMMEP llegó con los programas de salud visual, Operación Milagro (va desde la detección hasta la operación de cataratas en forma gratuita), y de alfabetización para adultos Yo Sí Puedo, que junto con la visita de Guevara March fueron declarados de Interés Provincial «por su aporte a la equidad en el acceso a la salud» por el Poder Legislativo de Santiago del Estero.

Santos Lugares es un pueblo en el que se referencian unos 7000 pobladores en un radio de 100 km a la redonda y donde está asentada la Unión de Pequeños Productores del Salado Norte –filial del MoCaSE– en pleno Chaco, con un clima extraseco y áspero, con electricidad, pero sin señal de teléfono ni Internet.

Hasta allí se desplazaron dos micros provenientes de Córdoba con 56 médicos de variadas especialidades, diez odontólogos, diez ópticos, enfermeros y agentes sanitarios, más educadores, asesores pedagógicos y animadores recreativos que se hospedaron en la magnífica escuela agropecuaria San Benito que contribuyó a la realización del operativo solidario.

Otros equipos multidisciplinarios se desplazaron a Huachana, La Manga, San Antonio, Milagros, El Albardón y Quebrachal para atender a vecinos que a su vez se trasladaron hasta esos parajes de muy difícil acceso que no tienen luz ni caminos, pero que sí realizan la vida campesina en lo productivo.

En esos centros la atención se realizó en postas de salud o escuelas, previamente acondicionadas por los integrantes del MoCaSE, que organizó el operativo y alertó a los vecinos.

El trabajo febril de los médicos y educadores –cubanos, argentinos, brasileños– en la detección de enfermedades y personas con necesidad de leer y escribir abrió paso por las noches a la cuestión del campesinado que es, entre otras, la lucha por los territorios. Guido Corvalán y representantes del Movimiento Sin Tierra de Brasil funcionaron como vértices insoslayables.

Además, la proyección del documental Pozo del Castaño de Amílcar Soto y Elena Orellana que narra cómo pobladores tranquilos rechazaron en forma organizada, pacífica y firme la llegada violenta de empresarios, se llevó aplausos prolongados y vivas de los asistentes.

La realización de la V Brigada Médico Cultural en Santos Lugares demandó nueve meses de preparación y eso se vio en los resultados ya que, según reportó la fundación, en poco menos de 48 horas se atendieron 264 consultas clínicas, 147 pediátricas, 331 oftalmológicas, 244 ópticas, 230 odontológicas, diez de nefrología y 56 de cardiología, entre otras.  También hubo un parto y un bebé de 15 días con neumonía fue derivado a un hospital en la capital provincial.

«De mínima, lo que hacemos es aplicar dos programas cubanos: Operación Milagro para detección y resolución de cataratas y carnosidad y, Yo Sí Puedo, de alfabetización de adultos», explicó Mariela Pinza de la UMMEP. Lo novedoso en esta ocasión fueron los talleres de género en los que mujeres locales participaban por primera vez.

«La lógica de estas brigadas no es hacer un trabajo fantasma de demanda sin respuesta sino de impacto, en pocos días, pero que comienza y termina», agregó la socióloga vocera de la fundación co-organizadora del encuentro.

Oel Hernández, cubano, coordinador nacional del programa de alfabetización para adultos Yo Sí Puedo, le contó a Tiempo que la iniciativa se crea sobre la «base de la experiencia revolucionaria en el país caribeño que el 22 de diciembre de 1961 declaró a Cuba país libre de analfabetismo».

Los expertos encontraron 68 «iletrados», 60 posibles participantes del programa y 32 facilitadores, que son las personas que buscarán alfabetizar a los pobladores que carecen de la capacidad de leer y escribir formados bajo el método cubano.

Al hora del balance preliminar y despedida, Aleida Guevara March destacó las luchas del campesinado en el continente al remarcar que el Movimiento de los Sin Tierra de Brasil –organización de la que forma parte desde hace 20 años– «tiene desde la base hasta los cargos más importantes un 50% de mujeres», mención que levantó un clamor entre los asistentes.

También relató el modo en que los campesinos recuperan los territorios, la formación política que propicia el MST y la creación de cooperativas para comercializar la producción. En el amplio recinto, una bandera cubana y otra argentina flanqueaban un gran poster con la imagen del Che Guevara. Su hija, la dedicada pediatra internacionalista, recordó que cuando le preguntó a un campesino de un asentamiento pobre de Brasil por qué le habían puesto al barrio el nombre del revolucionario, el hombre le contestó: «Porque, al igual que él, vamos a luchar hasta la victoria siempre».  «

Un regalo y un «deber moral»

Guido Corvalán (foto) dirigente del MoCaSE, no se olvidará de la visita de Aleida Guevara. Antes de dejar Santiago, le entregó un presente: «Te regalo este libro de mi papá», le dijo. Era Mis sueños no tendrán fronteras, una compilación de textos firmados por el Che, que proponen repasar pasajes de su acción y pensamiento, algo de lo que puede dar fe el Movimiento Campesino.

Otro miembro del MoCaSE que participó de la brigada es Adalberto Cuéllar, de 37 años, médico de familia. Entre el 2002 y el 2008 estudió en ELAM (Escuela Latinoamericana de Medicina) que está en Cuba. Trabaja actualmente en la Dirección de enfermedades transmitidas por vectores (dengue, chagas, etc.) y también atiende en un barrio de la capital santiagueña.

«Yo fui parte del movimiento campesino y por ellos estudié medicina. Esta V Brigada la hacemos porque tenemos un deber moral con Cuba, aplicar y tratar de dar de la mejor forma a las personas y poblaciones. Dar sin recibir nada a cambio a veces como nos enseñó Cuba. Un país bloqueado sin las condiciones de otros y sin embargo nos albergó. A nosotros que no teníamos nada, que no aportamos un peso, Cuba nos dio sus universidades, sus investigaciones, sus conocimientos, su personal para que nosotros pudiéramos estudiar», señala.

Cuéllar agrega que otro motivo es encontrarse con otros graduados de ELAM. «Es hermoso saber que no estamos solos, que estamos haciendo nuestro trabajo en distintos lugares. Que compartimos ideales y vivencias que son similares. Igualmente vino gente que no se formó en Cuba y le pusieron garra. Eso es lo que nos lleva a pensar que podemos hacer un mundo mejor, más justo y más solidario sin necesitar nada a cambio».