El Gobierno nacional era consciente de que el único problema táctico que encerraba la designación del senador Miguel Pichetto como candidato a vicepresidente tenía que ver con el sillón que ocupaba en el Consejo de la Magistratura. Sabía que ese salto del rionegrino al oficialismo desataría una tormenta de críticas sobre su permanencia en ese puesto clave, aunque la Casa Rosada esperaba que el consejero Pichetto se mantuviera hasta diciembre dentro del organismo encargado de investigar, remover y designar jueces federales.

El ministro Germán Garavano habló este martes al respecto y, sin mencionar a Pichetto, buscó priorizar las tareas que tendrá el Senado por delante y así evitar que la controversia sobre la continuidad del rionegrino paralizara al cuerpo: “El Ejecutivo ha enviado una cantidad muy grande de pliegos de magistrados y conjueces. Ahora en el Senado de la Nación hay más de 130 pliegos», dijo, y pidió “que esa situación se destrabe para seguir enviando pliegos y construyendo consenso”.

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Había prestado atención a la advertencia que lanzó el senador nacional por Jujuy, Guillermo Snopek, quien, en nombre del bloque del PJ anunció: “Hoy (por el martes) se tomarán algunas decisiones,vamos a conversar, y el Bloque Justicialista que viene cumpliendo un rol opositor, lo va a seguir haciendo», advirtió. También el misionero José Mayans había anticipado que pediría la renuncia de Pichetto de la presidencia del bloque y luego del puesto en el Consejo, algo que el diputado nacional por el FpV, Agustín Rossi, ya había exigido públicamente tras acusarlo de ladrón y tránsfuga. 

La apuesta del núcleo más duro del Gobierno apuntaba a que el senador se mantuviera como consejero hasta la finalización de su mandato en diciembre próximo. Era la posición que sostenía el legislador en el Parlasur «Pepín» Rodríguez Simón, uno de los fallidos operadores del Gobierno ante la Corte y también ante el Consejo de la Magistratura. Tanto para Pepín, como para los senadores y diputados de Cambiemos, lo mejor era que Pichetto se mantuviera en ese puesto. El problema no pasaba –como sugirió Garavano-  por la designación de los jueces, sino por el rol que podría tomar el organismo en casos calientes como el pedido de juicio político presentado por el Presidente contra el juez federal Alejo Ramos Padilla, quien detuvo al falso abogado Marcelo D’Alessio en el marco de una causa que investiga una red muy vinculada al Gobierno dedicada a realizar espionaje ilegal, y en la que el fiscal federal Carlos Stornelli está imputado y se negó a declarar cinco veces. 

«La iban a tirar con todo y ante esa situación Pichetto prefirió respetar los mecanismos institucionales», lo justificó una fuente de la Casa Rosada ante las consultas de este diario, aunque prefirió no hacer comentarios sobre la denuncia que había presentado Ramos Padilla para recusar a Pichetto por mantenerse en el Consejo, otra pieza que se sumaría a las contiendas que debía afrontar el senador como candidato a vice de Macri.

En el pedido de apartamiento, el abogado del juez federal de Dolores sostuvo: «Resulta claro que si es el presidente Macri quien impulsa la remoción de mi asistido, su compañero de fórmula, el senador Pichetto –que antes representaba a la oposición y ahora al oficialismo– no puede intervenir en el proceso en el que se busca sancionar a un juez que investiga una causa que incomoda al PEN y sus aliados».

El martes, cuando Garavano salió por la tangente respecto al conflicto sobre Pichetto, el senador faltó a una sesión del Consejo y con ese gesto anticipó la decisión que formalizó este mediodía con una cortísma nota dirigida al presidente del Consejo de la Magistratura, Ricardo Recondo, donde confirmó su renuncia al organismo encargado de seleccionar y disciplinar a los jueces. Lo reemplazará el chubutense Mario Pais, del Bloque Justicialista.
El tema será tratado por el Consejo en la sesión prevista para el 27 de junio, en la que se aprobaría la renuncia. Antes de ponerle la firma a su renuncia, Pichetto dijo que habia actuado con «independencia», pero hasta Recondo le había pedido que dejara el cargo: “Deje que otra persona de buena solvencia como hay en el Senado ocupe el lugar para evitar cualquier tipo de fricciones», sugirió.