«No estamos de acuerdo con las modificaciones. Si bien se dijo que tendían a mejorar la situación de la clase media, cuando uno desmenuza lo que se aprobó, por ejemplo la caída del ingreso bruto de los servicios por cable… Eso no tiene que ver con la defensa de la clase media sino con algunos corporativos». Elocuente conclusión de Carlos Bianco, jefe de Gabinete de Axel Kicillof.

La ley impositiva por la que tanto luchó el gobernador junto con diputados y senadores de su partido, por un lado es un gran alivio, porque salió. Pero, por el otro lado, es una gran frustración, una más, a raíz de cuál fue la historia íntima de cómo se resolvió la discusión parlamentaria para que finalmente saliera. El sector de Cambiemos, que supuestamente representa a María Julia Vidal y a Mauricio Macri, demostró que la verdad de sus vidas y de sus fundamentos políticos pasa por representar al Grupo Clarín, a sus intereses y a los intereses de los grupos de poder aliados.

Se trató de que sea una ley igualitaria, pero salió de modo que le van a sacar más de lo que se pensaba a los que menos tienen y mucho más de lo que se creía a los que más tienen. Una vez más le roban al país, a la provincia, a los ciudadanos. Y el grupo se ahorra $ 60 millones. Borraron la suba del 3% a las empresas de TV por cable: hablar de cableoperadoras le queda grande a la realidad. La empresa es Cablevisión. La palabra es Clarín. Porque, como la llama Roberto Navarro, terminó siendo la «ley Clarín».

Encima, algunos personeros del capo mafia (¿periodistas?) se mofan del gobernador y con una sonrisa en la comisura de los labios declaman con sorna «¿esta era la reforma que quería el gobernador?», para luego propalar que los legisladores opositores lograron «morigerar» el impacto en la clase media…

En realidad, Cambiemos respondió a su naturaleza. Son guardaespaldas de las corporaciones que, en esta ocasión, vuelven a desfinanciar a las provincias así como desfinanciaron al Estado. Decididamente vergonzoso. Mi admirado Gustavo Campana recordaba las leyes que desde 2002 para acá, desde el fin de la convertibilidad, se aprobaron a pedido de Clarín. Por ejemplo, la pesificación asimétrica fue para ellos, que pasaban por un problema financiero al borde de la quiebra porque habían asumido un endeudamiento alocado en dólares: derivó en que los ingresos se dividieran por tres, pero también sus deudas se dividieron por tres… y se pesificaron. Luego vino la ley de bienes culturales y tantas otras. Estar en la política, llegar a ciertas edades, para terminar siendo alcahuetitos de Clarín… ¿Cómo no les da vergüenza?

Esta vez desde el primer día que se anunció la discusión por la ley, desde el mismo 26 de diciembre en que en los diarios salió que era un impuestazo, se empezó a consumar el operativo mafioso. Le metieron en la cabeza a la gente que Kicillof pretendía cobrar por encima de lo que correspondía y sobre todo aplicar ese ajuste sobre los sectores medios. Cuando en realidad lo que estaba en juego era la defensa de los intereses de quienes más campo tienen, más inmobiliario disponen, y pertenecen o son aliados de las corporaciones, de las cuales la primera siempre es el grupo Clarín. Se leía en los diarios o se veía en TN que había discusión y que se trataba de un impuestazo, de una medida que apuntaba a las clases de menos recursos cuando verdaderamente lo que estaba sucediendo era que Clarín estaba defendiendo sus intereses –sin que la gente lo sepa, lo que es también muy grave, aunque se convierta en un modus operandi recurrente, habitual, sistemático– a través de la persecución a Kicillof. Una persecución artera que no es nueva sino que tuvo una nueva demostración de lo que son estos tipos.

Tenemos un gobernador, por consiguiente, metido en el laberinto feroz de la pelea con esos poderes y que encontró la salida más decorosa, pero no la deseable. Una salida deseable tenía que ver con tocar los intereses del grupo Clarín, pero no fue posible porque estaba siendo defendido por el grupo de diputados y senadores de Juntos por el Cambio de un modo desfachatado, como es muy difícil de concebir…  Kicillof pasa a ser, entonces, el destinatario de todas las persecuciones del ese sector, que se van a hacer más continuadas y ostensibles en la medida de que el grupo no sólo te saca lo que quiere, sino que luego te pasa la factura eterna, por haber osado meterte con sus intereses.

Esto provoca una gran indefensión. Y también una necesidad grande, concluyente, de que hay que luchar a brazo partido. Hay que imitar a Kicillof, que tuvo la gran valentía de tocar intereses. A él le va a costar lágrimas este proceder. Pero es el único modo que vos podés creer que defienden a lo que llamamos el pueblo. Merece el aplauso y el apoyo.

Queda para la historia la demostración cabal del partido de Macri y Vidal. Y por qué juegan de la manera que juegan. Nos encontramos frente a un panorama sombrío una vez más. De un dominio aterrador de la mafia mediática. Un personaje insaciable que se llama Héctor Magnetto al frente de una especie de co-conducción del país. Y por lo tanto, lo que tenemos que hacer es un trabajo arduo de ciudadanos para proteger los intereses del pueblo, no dejando que se lleven por delante a los factores del poder político que pugnan con el poder real. No hay manera de gobernar con autonomía y con honestidad sin enfrentar abierta y cabalmente a esos poderes mafiosos representados por ese sector.

Hay que enfrentar ese poder o someterse a él. Lo que hizo Kicillof fue no someterse. Por eso se gana un nivel de idolatría popular muy fuerte. Y encima debe portar otro drama: de que esto no trasciende lo que debería, porque ellos además hacen todo lo posible por ocultarlo. «