-Usted participará en internas con Claudio Lozano dentro de Convocatoria Abierta por Buenos Aires. ¿Las internas fortalecen a los movimientos populares que se presentan en las PASO, o profundizan la división de la izquierda?

-En primer lugar pensamos que fortalece, porque frente a tanta fragmentación, consideramos que es positivo que abramos el escenario para decidir masivamente el tema de la unidad, que va mas allá de si tenemos alguna herramienta que nos da el sistema. Pero no pasa por ahí, porque la unidad es un problema estratégico. Creíamos que la fragmentación se podía resolver con una gran PASO, pero no fue así, la realidad es que es un problema más profundo. Somos de la idea que las políticas ideológicas giran en torno a corrientes más generales. La unidad requiere definiciones estratégicas que no van por lo electoral. Las elecciones generan un aporte de unidad y aprendizaje. Somos movimientos de acción directa y con una larga intervención en el proceso de lucha de los movimientos sociales. Hay otros que no, pero preveíamos que las elecciones son un punto de agrupamiento.

-En su campaña plantea una pregunta: “¿Cómo hacer que el 15% más rico de la Argentina que hoy con Macri tiene rentas extraordinarias, financie a ese 40% que está excluido del sistema?” ¿Cómo propone hacerlo en caso de llegar al Congreso?

-En líneas generales no queremos hablar de pobreza, sino de la riqueza. Desde hace dos décadas se traen programas del Consenso de Washington, con famosos planes. Los gobiernos pasan y los planes sociales quedan. Creemos que hay que fortalecer el Estado, hay que entrar en un proceso de industrialización, generar renta extraordinaria y un proceso distributivo para un nuevo ingreso básico universal. En algunos sectores lo llaman una renta social. Hasta el dueño de Facebook Mark Zuckerberg le planteó un ingreso social al Consejo de las Américas, porque con el avance de la tecnología sobre el mundo del trabajo y otros factores, hay nuevos contingentes de desocupados y expulsados de mano de obra. No hay forma de generar un estado de bienestar. Hay que generar un piso de igualdad, aumento general de salarios y captura de la renta.

-En caso de resultar electo, ¿cuál es su plataforma de proyectos para impulsar en la Cámara Baja?

-Voy a hacer hincapié en algunas leyes que tienen que ver con pararle la mano al gobierno. Por ejemplo, en los diferentes países se reservan el 50% de derecho de embarcación, que son los bienes y servicios que se transportan desde nuestros puertos. Lo podemos transportar con nuestras propias naves, pero cuando desmantelaron Astilleros Rio Santiago o la Empresa de Líneas Marítimas Argentinas Sociedad del Estado (ELMA) perdimos esa capacidad. Pero los 15.000 millones de dólares que se gastan en flete servirán para tener una flota propia, y ese capital que se fuga tiene que ser para generar industrialización. Respecto al sistema ferroviario hay dos caminos: o comprar trenes a china como hizo el kirchnerismo, o generar leyes para la producción propia. También creemos que el ingreso básico es el instrumento de la justicia social en el siglo 21. Así como Perón planteó «el fifty fity» en el primer plan quinquenal, nosotros consideramos que en este momento el instrumento es el ingreso básico universal, que pone el piso de dignidad a todos los hogares en Argentina.

-¿Cuáles son los ejes de su campaña?

-Trabajamos sobre cuatro: el primero es que no hay posibilidad de desarrollo industrial sin energía y alimentos baratos. Eso fue el puntapié inicial del Plan Marshall para reconstruir Europa después de la Segunda Guerra Mundial. El segundo es no pagar la deuda externa. Los días más felices del país fueron cuando no se pagó la deuda. El tercero es el ingreso básico universal y el cuarto es plantear fuertemente la unidad, que tiene que ver con las viejas causas del movimiento nacional y la izquierda revolucionaria, que tuvieron un proceso de alianza que se rompió en el 75.

-¿Izquierda Popular es el brazo electoral de la CTEP?

-El hito fundante de Izquierda Popular nace de los límites de los gobiernos progresistas. El último mito fundante sucedió cuando Cristina Fernández de Kirchner puso a un tipo muy parecido a Macri, sin elecciones mediante, que fue Daniel Scioli. No buscó avanzar en un programa mínimo. Nosotros buscamos profundizar y construir fuerza social para generar un programa emancipatorio. La fuerza no radica en los aparatos, sino en la capacidad popular de los movimientos. En la medida que no se entienda, será anteponer la clase al aparato.

-¿Cuál es su plataforma sobre la situación habitacional en la Ciudad? ¿Por qué cree que en una ciudad como Buenos Aires ese tema es tan invisibilizado a pesar del impacto que tiene el aumento de los alquileres en los trabajadores o la gentrificación en los barrios pobres?

– Cada política pública que lleva Horacio Rodríguez Larreta tiende a aumentar el metro cuadrado y beneficia a los desarrolladores. En esa dinámica hay mucho lavado de dinero. Está comprobado que la mitad de las viviendas están vacías, y tienen que ver con el lavado, la especulación y regulan el mercado a partir de la concentración de cuatro o cinco tipos. Sacan viviendas del mercado en función de la especulación. Está claro que la ciudad no tiene una política de vivienda para la clase media y media baja. Ningún país logró construir viviendas sin intervención del Estado como gran ejecutor. El nuevo código urbanístico que se hizo entre cuatro paredes, lo que genera es mayores ganancias a los desarrolladores y propietarios, mientras no haya inmobiliarias públicas para regular costos, mientras no haya créditos subsidiados en función del ingreso, no vamos a poder lograr revertir esta lógica perversa. Hay que cobrar una cuota hipotecaria en función de ingreso y no de la especulación monetaria. Son herramientas que van a permitir la democratización del acceso a la vivienda.

-¿Cuál es su plataforma sobre seguridad?

-Nos parece interesante que en la medida que el pueblo vuelva a las calles el delito va a caer muchísimo. Cuando estás tomando mate en la vereda con tus vecinos baja el delito. La clave es la participación ciudadana en las calles del barrio, no armando mesas de buchones. Nos parece acertado elegir al comisario y que viva en el barrio. Lo mismo que el personal de la comisaría, que también debería vivir en el barrio.

-¿Qué opina sobre el proceso de «integración urbana» que impulsa Horacio Rodríguez Larreta para las Villas 31, Rodrigo Bueno y 20 de Lugano? 

-Que están cumpliendo con parte de la ley, pero diez años después. Esto lo digo por mí. Me consta que los compañeros están muy contentos con este proceso, aunque conocemos que es muy limitado. En Retiro hay un gran negociado. En Rodrigo Bueno van a urbanizar e IRSA va a comprarle a todos, porque no tiene ningún tipo de problema, porque toda la ribera será un gran emprendimiento desarrollador, y será tierra comparable en sus costos a los terrenos de la costa al mar de Rio de Janeiro. Creo que este tipo de urbanización va a generar un proceso donde los que tengan, se van a encontrar con una empresa dispuesta a comprarles. Esto va a pasar en villa 20 y en otros asentamientos, como Fraga, en Chacarita, donde hay procesos vecinales muy importantes, pero nosotros vemos que no hay una fuerza política opositora que le marque la cancha al gobierno para que los vecinos no estén solos ante la monstruosidad del poder del Gobierno. Por eso planteamos hacerlo para representar institucionalmente, porque la mediación que existe es de cogobierno. El kirchnerismo, que ahora se llama Unidad Ciudadana, cogobierna en la ciudad con el PRO hace diez años. Se sientan en las mesas y presionan a los vecinos. Ése es el modelo que plantea el Estado.

-¿Cómo seguirá esta plataforma luego de las elecciones o todo depende del resultado en las PASO de agosto y las generales de octubre?

-Nuestra apuesta es que estos elementos continúen para construir la unidad que necesitamos. Muchos de nosotros estamos hablando de unidad desde antes de la represión en el Puente Pueyrredón. Y en ese plano, desde mi lectura individual, si me tengo que correr, lo haré, pero la unidad es un desafío estratégico. No hay forma de obviarlo y estas plataformas son parte de este aprendizaje. Tiene que haber una nueva generación que avance identitariamente como trabajadores y no como desocupados. Estamos viviendo ese proceso de conciencia desde los movimientos populares y por eso planteamos una intervención más institucional. Si podemos ser un actor político es porque somos parte de la nueva emergencia de representación de ese sector que impactará en una mayor unidad. Nadie puede representar al conjunto, pero en este momento, más que un acuerdo de organizaciones, la unidad se debe construir en el seno de este nuevo sector de trabajadores de la economía popular. Los trabajadores de la economía popular vamos a reclamar un pedazo de historia. Es anteponer una discusión histórica. Cuando armábamos las ollas era con desocupados. Pero ahora, luego de los 12 años de kirchnerismo, estamos en mejores condiciones. Nuestros compañeros saben un montón de cosas que son parte de una identidad nueva. Estamos en condiciones de estar al frente de este proceso y por eso ahora vamos a impulsar un plan de lucha que se extenderá en las próximas semanas para que formemos parte de la discusión del salario mínimo, vital y móvil. Para nosotros es la existencia a partir de la preexistencia. El 40% de los trabajadores formamos parte de esa economía popular y no podemos estar fuera de la discusión del salario mínimo, con los demás actores como la CGT.