Rafael Klejzer es secretario general de Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) Capital, referente del Movimiento Popular La Dignidad y de su brazo electoral Izquierda Popular y del Frente Patria Grande. En charla con Tiempo, reivindica el rol de las organizaciones sociales, critica con dureza al gobierno de Mauricio Macri y plantea un nuevo horizonte para las cooperativas. Rafa, como lo llaman en los barrios y en la militancia, asegura que Alberto Fernández es su candidato, al tiempo que exige una campaña electoral con mayor potencia en las calles.

¿En qué situación están hoy los reclamos de la CTEP?

– Hace más de seis meses que no nos recibe la ministra (Carolina) Stanley. Encabezamos un plan de lucha, ligado a que se reglamente y se renueve la Emergencia Social. Es importante porque se generan mesas de trabajo, de diálogo, para poder resolver los problemas en base a la modificación de partidas presupuestarias. Por ejemplo, ¿quién puede creer que podemos resolver el tema de las adicciones, si no se amplía el presupuesto para la atención de los chicos y chicas con problemas de consumo? Pero el gobierno eligió la política de la represión y no la de la contención. Las adicciones son un tema que lo agarramos los movimientos sociales, ante la ausencia de políticas públicas. Organizamos los barrios para brindar soluciones al tema del hambre, la desnutrición, levantar comedores y también agarramos esta problemática porque el Estado no sabe qué hacer con los pibes.

¿Ves que en los últimos años haya habido una escalada de violencia en los barrios?

– Frente al ajuste de este gobierno, no hay un sentido de explosión social. Están dadas las condiciones para que haya quilombo, pero por suerte no lo hay. Pero sí hay un crecimiento de la violencia social. En los barrios, está terrible; hacia adentro de las familias, también. Frente a la falta de esperanza y de salida, hay mucho quilombo intrafamiliar e intracomunitario. Y esto se manifiesta también a través de las adicciones. Hay un crecimiento exponencial de chicos y chicas con problemas de consumo. Solo en la Ciudad de Buenos Aires, la CTEP, el Frente Popular Darío Santillán, la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y Barrios de Pie tenemos 40 casas de contención de adicciones y no dan abasto.

¿En qué quedó la Ley de Integración de Barrios Populares?

– No está reglamentada. Hay 4.250 barrios en todo el país, sin escrituras, donde el 60% son tierras que pertenecen al Estado. Para urbanizar esos barrios, con un impacto directo en 4 millones de habitantes, se necesitan 25 mil millones de pesos, en 12 años. No es mucha plata, en términos de que estás inyectando un mercado interno descomunal y resolvés el problema habitacional a 4 millones de personas.

¿Cómo ves a la situación del Hotel Bauen?

– Hay un limbo político, en el cual el gobierno tiene la posibilidad de medir en focus group si los desalojan con violencia o no. Se perdió judicialmente la posibilidad de mantenerlo y ahora hay que buscar una solución política. El problema de los rescates es que la mayoría de las veces son injustos, porque el régimen rescata bancos y empresas privadas, no recuperadas. De todas formas, si lo quieren desalojar vamos a resistir.

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(Foto: Pedro Pérez)

¿Qué mirada tenés de la campaña electoral?

– Hay ganas y entusiasmo de la gente. La resistencia a este gobierno se definió como algo masivo, solidario y de unidad. Pero ahora, vemos que la política está desvirtuando esto. No hay una campaña única, no hay debate. Cuando no hay debate en los grandes temas nacionales, gana la derecha, que es la que oculta, la que dice que no hay historia. Del otro lado, si decimos que vamos a pagar la mitad de las tarifas, nos van a creer porque ya lo hicimos. ¿Por qué no nos animamos a plantear lo que vamos a hacer? Estas cuestiones tienen que ver con que parte del “círculo rojo” se pasó al Frente de Todos y eso genera desequilibrios. Pero esperemos que se convoque al pueblo de los trabajadores a movilizarse, a construir esa épica y que ganemos.

¿Están esperando alguna señal?

– No sé hasta qué punto tenemos que esperar a que la política arme la campaña o armarla los propios trabajadores. Hay que hacerle entender al laburante que si vota a Macri está firmando su propio telegrama de despido. Así como los movimientos populares pudimos construir grandes victorias, también tenemos que plantear la campaña electoral. No vamos a esperar mucho. Vamos a salir porque con 4 años más de Macri, el común de la gente no se mantiene.

¿Qué otros mensajes habría que transmitir?

– Hay que ser claros con la gente. Sabemos que con un mínimo de recuperación del mercado interno, ya se puede distribuir mejor la riqueza. Tiene que ser a través de un aumento general del salario en los estatales, en los planes sociales. Eso genera un impacto inmediato en la economía interna. Las tarifas se tienen que pagar a la mitad y eso es parte del programa del Frente de Todos, pero si no lo comunicás, no se entera nadie. El formato de campaña actual de pasear al perro debe estar bien, Alberto es mi candidato, pero hay que salir a hablar con la gente.

Algunos dicen que el Frente de Todos tiene más chances de ganar en primera vuelta que en un ballotage. ¿Coincidís?

– El triunfo debe ser contundente. Hay que salir a ganar en primera vuelta. Si no, sin poder político, ¿cómo desarmás todo lo que hay que desarmar?

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(Foto: Pedro Pérez)

El 2020 tendrá los vencimientos de deuda con el FMI y la plata del préstamo ya se adelantó. ¿Cómo ves ese escenario?

– Es impagable. El que quiera pagar algo de eso, se la va a tener que sacar a alguien. Si nos la saca al pueblo trabajador, nos vamos a levantar. Eso significa organización, lucha, pelea. Creo que Cristina (Fernández de Kirchner) la tiene clara en ese sentido, pero también hay que aportar nuevas ideas. El Estado de bienestar posguerra no existe más. En Argentina, tenemos los primeros años cubiertos con la Asignación Universal por Hijo (AUH) y los últimos, con la jubilación; faltan los del medio. Tenemos que actualizar las propuestas desde el campo progresista. ¿Cuáles son las ideas nuevas? La iniciativa la tiene la derecha. Por ejemplo, ante el avance de la tecnología, ¿qué hacemos? La tecnología es imparable, pero ¿qué hacemos con los millones de trabajadores que van a quedar afuera? Hay que debatirlo. Sin ideas nuevas, no hay bloque progresista.

¿Creés que el gobierno va a avanzar con la reforma laboral?

– Sí, claro. Hay una batalla cultural que ganó la derecha: trabajás precarizado o no trabajás. Y los trabajadores van a decir que sí porque se están cerrando fábricas todos los días. Y cuando ocurra y los sindicatos salgan a rechazar la reforma, va a ser tarde. ¿Ahora te acordás, con el agua al cuello? Tenemos que hablar de reformar el modelo sindical en Argentina, democratizarlo; al secretario general de la CGT, lo tienen que votar los trabajadores. Nos preocupa mucho el proyecto de la derecha porque es su proyecto histórico: sacar derechos a los trabajadores, para concentrar las utilidades y la captura de la renta, a través de una explotación brutal. Es un proyecto para el 33% de la población.

¿Es una crisis buscada?

– Los sectores financieros le ganaron la batalla al capital productivo. Para qué vas a comprar una máquina con crédito al 70% de interés, si la podés poner en “la bicicleta”. Es una crisis buscada. Es muy complicada la megadevaluación pensada para después de las elecciones. Este gobierno deja una bombita que va a fulminar el 20-25 por ciento del salario en Argentina, gane quien gane. El tema es ver quién paga esos platos rotos. El pueblo trabajador debe reclamar al próximo gobierno –sea quien sea- que la crisis la paguen los sectores concentrados de poder.

¿Cómo se logra eso?

– Hay que avanzar hacia el control de capitales. Hemos perdido toda capacidad soberana sobre precios y costos. La leche aumentó más de un 100% en el último año y cayó el consumo un 16%, pero los pibes siguen tomando leche. La conclusión es que esos chicos están mal alimentados. La cadena de valor de las producciones están invertidas: gana más el vendedor que el productor. No hay ninguna posibilidad de desarrollo económico cuando hace mucha plata el que tiene un almacén grande y no el que produce. Hay que romper los oligopolios que tienen los supermercados. Hay que tener empresas estatales como empresas testigo, para decirles a los supermercados: “Miren, este producto se vende a $ 20 y ustedes lo tienen a $ 40”.

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(Foto: Pedro Pérez)

En esa batalla cultural que mencionabas, ¿la demonización de los movimientos sociales es otro triunfo de la derecha?

– Los movimientos sociales organizamos la esperanza. La diferencia entre estar adentro de un movimiento social y estar afuera es enorme. En un movimiento social, nunca estás solo, nunca te quedás a gamba, tenés un sentido de pertenencia, tenés algo por qué levantarte cada día. Por más que nos demonicen, llevamos esperanza a mucha gente. A través de la CTEP, mostramos la capacidad de laburo de los movimientos y de las cooperativas. Por ejemplo, con el tema de la agroecología estamos trabajando 50 hectáreas, con 70 trabajadores. Antes, la verdura agroecológica era elitista; ahora, nos faltan 400 hectáreas para cubrir toda la demanda de verdura agroecológica, porque es más barata y más sana. Eso se hace con trabajo, con organización, con reparto de excedentes, con logística.

¿Cuál debería ser el rol de las cooperativas en nuestra sociedad?

– Hay que sacar a las cooperativas del Ministerio de Desarrollo Social. Tiene que haber un Ministerio de Economía Popular. La emergencia la resolvés con una Secretaría. El resto, a laburar. Hay que desmantelar las cooperativas truchas. Para nosotros, la economía popular no es economía del descarte ni asistencialismo, sino que es una alternativa al capitalismo. Tiene que ser planificada, concentrada, autogestiva. Podemos ser un instrumento enorme para federalizar el país, defender fronteras. La derecha odia a las cooperativas porque demostramos que podemos trabajar sin patrón. Debemos tener un lugar en la mesa donde se elaboran los planes económicos. Necesitamos un plan de desarrollo económico donde las cooperativas seamos las grandes socias del Estado y no las pymes, que después se terminan vendiendo.

Dentro de la plataforma del Frente de Todos, ¿está incluido esto?

– No, pero lo vamos a empujar.