José Fariña, miembro de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT) y productor agroecológico en Orán, devela el mundo de la fruta que encanta paladares de punta a punta del país. «Para mí es una gran satisfacción. Esto empezó como un sueño y se hizo realidad. Empezamos con 2 hectáreas y ahora son casi 15. Ver que la gente se saca fotos con la banana que producimos me llena de emoción porque es un sacrificio muy grande”, relató.

Ese sueño se desarrolla en una provincia que tiene una destacada producción de bananas. Por cada hectárea plantada pueden crecer cerca de 1100 plantas, de las que se extraen aproximadamente entre 500 y 800 cajones por hectárea. Salta, con una superficie de producción de 3.000 hectáreas, genera unos 3.000 puestos de trabajo, destacándose en el cultivo de bananas y otras frutas tropicales, según datos del Censo de Frutas Tropicales provincial.

El departamento de Orán lidera con el 80% de la producción, mientras que el resto se distribuye entre los departamentos de Rivadavia, Güemes y San Martín. Sin embargo, la banana argentina enfrenta la feroz competencia internacional, especialmente de Ecuador, Colombia y Brasil, que imponen sus estándares estéticos. Aunque este producto no ingresa en Tucumán, Salta y Jujuy, sí se distribuye por el resto del país.

El precio de la banana, sensible a las estaciones, impacta directamente en la economía de Fariña, que expone la fluctuación de precios, encareciéndose en los meses invernales y diciembre. La volatilidad económica evidencia la necesidad de estrategias para mitigar estas variaciones.

Foto: Prensa UTT

Otro de los temas que impacta directamente en la producción, como de toda la agricultura mundial, es el agua que puede ocasionar muchos problemas por su escasez o su abundancia. Fariña reflexionó sobre los cambios en el norte argentino: «La banana necesita mucha agua, y esta zona donde estamos ahora es subtropical, pero hace muchos años fue tropical y contaba con mayor humedad. El cambio de clima, más el impacto del desmonte, hizo que se perdiera un poco de humedad”.

En este contexto, la UTT junto a la Mesa Agroalimentaria Argentina, viene luchando para sostener las producciones y que se desarrollen en las mejores condiciones posibles. Por eso, reclaman acceso a la tierra para productores y productoras, esto colabora con el desarrollo de la soberanía alimentaria y la seguridad de los alimentos. Además de continuar produciendo en el contexto de la agroecología y promoviendo un comercio justo para garantizar que los productores puedan obtener un ingreso digno y que los alimentos sean considerados un derecho y no una mercancía.

Por su parte, María Fernanda, productora de bananas en Orán, destacó los desafíos y oportunidades que enfrenta el sector. “Tenemos la necesidad de mejorar la tecnificación de la producción, especialmente en eficiencia de riego. Además, tenemos que modernizar los galpones de empaque y homogeneizar las plantaciones mediante el uso de clones. Con todo esto tenemos posibilidades de expandir la superficie dedicada a la banana”.

Otro reclamo que llevan adelantes las organizaciones del campo que alimenta es el acceso a créditos, por este motivo exigen al gobierno actual, y al que asuma el 10 de diciembre, el acceso al financiamiento para fortalecer las economías regionales.

Cada banana que sale de Orán no sólo lleva consigo el esfuerzo y el ciclo natural del campo, sino también la historia de un productor, de una productora, de una familia campesina, de una organización. La banana argentina, con sus desafíos climáticos y comerciales, resiste y triunfa en el noroeste, ofreciendo un sabor único.