La extraordinaria respuesta popular que vivimos hace apenas unas horas en torno a un nuevo 24 de Marzo, está totalmente justificada. El entusiasmo y la pasión de la gente tiene que ver con que se trató del primer 24M después del 2×1, nada menos: un hecho emblemático que en su seno encierra otros también deleznables.Fue el primer aniversario del golpe, después de una de las más tremendas bofetadas a la idea de Memoria, Verdad y Justicia que ofreció esta versión de neoliberalismo, en su desplante feroz contra las políticas de Derechos Humanos.

Todo lo que había pasado en esta última etapa se concentró en diversos temas pero tuvo como punta de lanza, fundamentalmente, ese 2×1 que la Corte Suprema había votado y que, luego, debió ser frenado por el gobierno al que le torció la mano una proverbial indignación colectiva, que en este caso puntual no sólo abarcó  en exclusividad al arco opositor.

Pero, además, la gente tuvo otras muchas razones para salir a la calle este 24 y hacer tronar el centro de la ciudad en una legítima marcha en defensa de los ideales más sublimes. Por ejemplo, el retorno a  tener que vivir en un país que posee presos políticos (empezando por Milagro Sala) como lo es la Argentina del momento, al mismo tiempo que se enfrenta al estado calamitoso de una Justicia totalmente apegada a los designios neoliberales. 

También llevó a la población a  caminar declarando su disgusto, el conocimiento cabal que fue teniendo de la realidad de los últimos hechos que habían sido caballitos de batalla espantosos de la guerra mediática, desplegados, fundamentalmente, por el grupo Clarín, pero también por todos los otros medios que de un modo o del otro han acompañado esa cruzada siniestra para el pueblo argentino. Hechos que confirmaron que se trataba de lo que siempre se pensó: enormes mentiras. Como fue conocer a través de la Justicia de los EEUU que, como siempre lo había aclamado, Máximo Kirchner era absolutamente inocente en la operación que le armaron sobre que tenía una supuesta cuenta por 65 millones de dólares. Y es sólo uno de los ejemplos de manipulación grotesca y grosera de los medios de comunicación hegemónicos. 

Sí, hubo muchos más motivos para llenar la ciudad de una protesta incontenible. Como el hecho de saber que la historia de quien decía haber sido la secretaria de Néstor Kirchner era otra burda patraña, una falacia más, fundamentada en la insistencia de los medios de comunicación. O el hecho de la designación de un tribunal que tenía que juzgar a Cristina Kirchner, que en realidad se trataba de un pelotón de fusilamiento a la expresidenta, un tribunal originalmente tirado abajo por una acordada de la Corte Suprema, en uno de los pocos espacios que ese tribunal máximo se permitió para hacer verdadera justicia. O, por ejemplo, el conocimiento que se tuvo que los peritos de la tragedia de Once habían sido sobreseídos, que habían dicho la verdad y que la realidad del tremendo choque y sus fatales consecuencias había sido un error humano… O también la acción pertinaz de los medios procurando limpiar la foja de servicio de los genocidas, la movida artera para permitirles la prisión domiciliaria a todos ellos, pero en especial a Miguel Etchecolatz y a Alfredo Artiz, los personajes más emblemáticos de la tortura y la represión en la Argentina, a los que este gobierno quiere mandarlos a su casa como si fueran tiernos abuelitos. 

Encima amenazaron en convertir el 24 de Marzo en un feriado móvil a feriado móvil… Otro motivo para salir a la calle un sábado que no fue un sábado más.

Este 24 que ya venía cargado por el tema de los Derechos Humanos siempre vigente, pero que lo azuzó el ataque de este gobierno, ataque sostenido desde mucho antes de que asumiera, desde los dichos que no eran otra cosa que exabruptos irrespetuosos de varios integrantes de sus integrantes, incluido el propio presidente, sumado al ataque periodístico permanente a los factores y a la personas más representativas de los organismos, como lo deben soportar particularmente desde Hebe de Bonafini o Estela de Carlotto, hasta todas y cada una de las Madres y Abuelas. Lo que, justamente, no cambió a pesar de todo los dardos que recibieron fue el accionar de los organismos. A pesar de que la administración de Mauricio Macri-Germán Garavano retiró en su momento la apelación de la querella hecha por el fiscal Franco Piccardi en el fallo de Papel Prensa, o sea que el gobierno abdicó de algo de su más estricta responsabilidad e injerencia, se consumó la marca de su adhesión a toda las causas anti derechos humanos. Porque Papel Prensa, con su historia de crimen, de tortura y de apropiación indebida de medios de comunicación figura entre los temas más importantes cuando discutimos sobre DDHH. 

Todo esto es sólo parte de lo que motivó que ayer el mundo entero fuera testigo de otra fenomenal demostración, una más, del pueblo argentino que, a pesar de todo, no se queda ni callado ni quieto. <