Que Cambiemos ejerce el poder con mano de hierro no es una novedad y que utiliza todos los recursos de la vieja política para domesticar opositores tampoco. En ese marco las “armas de seducción” utilizadas por el Gobierno para apagar el fuego sindical no sorprende.

En política las casualidades son escasas. Por eso cuando el gastronómico Luis Barrionuevo y su delfín Carlos Acuña se bajaron de la movilización muchos sindicalistas levantaron el teléfono para alertar que el sorpresivo viraje tenía que ver con las causas por documentación apócrifa- en términos coloquiales facturas truchas- que llevan los jueces Luis Armella y Sandra Arroyo Salgado.

Los mismos sindicalistas fueron los que se encargaron de avisar que Ramón Ayala (UATRE), Rodolfo Daer (Alimentación), José Luis Lingieri (Obras Sanitarias), Guillermo Moser (Luz y Fuerza) y Roberto Fernández (UTA) se subirán con el ministro Jorge Triaca a un avión el próximo 27 de febrero para compartir una gira por Alemania, Holanda y España.

Como si a la promiscua relación entre el sindicalismo y el gobierno le faltará algo, la decisión del ministerio de Trabajo de dejar 1500 millones de pesos destinados a capacitación  en manos de Armando Cavallieri, Gerardo Martínez, Antonío Caló y Ricardo Pignanelli despeja cualquier tipo de dudas.

El gobierno no trepida a la hora de otorgar beneficios a los gremios complacientes. La moneda de cambio está a la vista. En principio, debilitar a Hugo Moyano y vaciar su marcha. Luego, un acuerdo salarial a pedir de las expectativas fijadas por el gobierno.

Los primeros en hacer la tarea fue Lingeri que la semana pasada que acordó un suba del 15% en dos cuotas y sin cláusula gatillo.

La intención del gobierno es que antes de la gira por Europa el ministro de Trabajo pueda homologar en los mismos términos las paritarias de UPCN, Luz y Fuerza y Comercio.