Tiene razón el español Juan Carlos Monedero: «Es extraordinario, casi un milagro, que la democracia esté viva».

Fue durante esta semana pero pudo haber sido cualquiera. El diario de la mafia sacó en la tapa un ataque al gobierno, esa vez en nombre de Sergio Massa. Al otro día otro ataque, y al siguiente otro más. Siempre retorciendo la verdad. Una tapa tras otra. Al tiempo que demoran y reducen al mínimo posible las informaciones que manchan a sus cómplices.

Por caso, Joe Ted Lewis. Recuerden que Magnetto, Rendo y sus secuaces llevaban a su estancia de Lago Escondido a los jueces delincuentes, los Ercolini, Yadarola, Cayssials y Mahiques, que son una especie de símbolo de lo corrupto del sistema judicial de la Argentina. Recuerden que con ese grupete viajó Marcelo D’Alessandro, el secretario de seguridad de Rodríguez Larreta, el de las coimas con por las grúas con Marcelo Violante, que no le pasaban debidamente al jefe de gobierno y esa falta de transparencia entre ellos –aunque hablar de transparencia entre esta runfla es una risa–, determinó que finalmente lo echaran de la CABA. 

Pero Clarín defendía a D’Alessandro porque todo delincuente que ande suelto les sirve: son tipos capaces de cualquier cosa por el conglomerado mediático mafioso.

El tema es que iban a lo de Lewis. Un verdadero truhán que soporta 19 cargos de la fiscalía de Nueva York por todo tipo de trapisondas. Un delincuente que, de modo espurio, manejaba información privilegiada, con empleados suyos, como parte de un plan que le reportó millones de dólares de beneficios en la bolsa de Nueva York. Esta es la gente divina que los diarios de la mafia trata con obsecuencia. Lo encontraron responsable de fraude de valores, conspiración para cometer delitos, entre otras cuestiones.

Cuando me enteré del tema les pedí a los productores de mi programa en la 750 que lo buscaran en la tapa de los diarios. No estaba, claro. Lo que encontraron fue que el último miércoles 28 de diciembre, había un título «Grabois y piqueteros, okupas de una casa famosa». Se ve una foto: carpitas humildes que había levantado en la costa y al fondo, la casa de Lewis. Lógicamente una formidable casona que no define la situación. Lo que la define es que se roba un lago, que no permite el ingreso a los argentinos, lo que implica el poder de un hombre que tiene tierras que dan a lago mismo, lo cual, en una situación de conflicto es de una holgada ventaja. Será su condición de inglés que tal vez se imagine que recibe en esa costa a sus barcos compatriotas, siempre considerados piratas.

Lewis es un terrateniente. A los 86 años dueño de la 6ª fortuna más grande de Inglaterra; ubicado en el puesto 574° del ránking de los más ricos del mundo. ¡Caramba, hay 573 personas que tienen más plata que él! Sólo 573 entre 7900 millones de que habitan el planeta de una forma más modesta. Este amigo del poder en la Argentina, ya sea, magistrados, políticos, medios de comunicación, empresarios de toda laya, posee un patrimonio neto real constatado de casi cinco mil millones de dólares. Por caso es propietario de Tottenham Hotspur, del fútbol inglés.

Este tipo es amigo de Mauricio Macri. Ese al que iban a visitar los jueces delincuentes de Comodoro Py. Si alguno no lo es, que levante la mano. La sensación es que la enorme mayoría funciona dentro de una delincuencia y una complicidad absoluta.

Lewis fue el anfitrión de esa gente que fue a Lago Escondido a traficar con su poder. Pero no de la otra, la que protesta para que el Lago sea de los argentinos. Los mafiosos no hacen tapa con las trapisondas de sus jueces cómplices. Sí lo hacen con esa «especie de invasión extraterrestre», arman un escándalo con la protesta de los luchadores que en forma simbólica van a pelear por la soberanía al Lago.

Es muy tramposo este mundo. Por momentos resulta muy insoportable.

Como cuando aparecen tipos como Bob Menéndez y Marco Rubio. Son senadores republicanos de los EE UU. En Texas, sus correligionarios ordenaron poner boyas con alambres de púa para que los migrantes no se puedan ni aferrar a ellas. Una crueldad que no tiene límite. Humanamente es inadmisible. Ahora se despacharon con una presentación en el Senado de su país para que reaparezca lo que ellos llaman «el asesinato de Nisman». Qué vergüenza tan grande. Saben cómo fue el suicidio. No tienen manera de no saberlo. Pero no les importa. Ya les dio resultado a la mafia local e internacional.

En su momento el juez Canicoba Corral dio abundante información sobre la relación entre Nisman y la embajada de EE UU y el Mosad, y sobre el desastre que produjo el fiscal a cargo de la unidad Amia, quien acorralado por sus errores se dio un tiro en el baño de su casa. No hay ningún elemento, ninguno, que amerite la posibilidad de que haya sido un asesinato. Eso, para toda persona decente. Los indecentes son los que pretenden lo contrario: verbigracia esos dos senadores en Estados Unidos y Clarín en la Argentina.

Pero para la mafia de Magnetto eligen otros temas de tapa, como el viernes, que utilizan una cuestión que, si bien pudo haber sido un error, algo irregular, se refiere nada menos que a acompañamientos de familiares a pacientes de sus últimos días de vida de enfermos con Covid 19, en agosto del 2020…

Y a la vez manda a la página 37 el escándalo del tipo que está poniendo 300 millones de dólares para no ir preso en los EE UU. No le llama la atención al diario lo que ocurre con el cómplice de sus capangas más importantes. Más mafiosos no pueden ser.

A veces uno siente que es muy abrumador, que no se puede más.

Pero lo dije en mi programa de la 750 y lo vuelvo a decir en estas reflexiones para Tiempo. sí, se puede. Se puede con democracia. Se puede con el voto. Se puede trabajando de ciudadano. Se puede postergando, todo lo que sea posible, el retorno de la derecha: si vuelve la derecha, vuelve toda esta inmensa y asquerosa mentira.  «