El presidente Mauricio Macri encabeza el tradicional tedeum en la Catedral metropolitana al cumplirse un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo junto a buena parte de su Gabinete y legisladores de Cambiemos. 

El jefe de Estado concurrió a la Catedral a una ceremonia presidida por el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Poli, quién aprovechó la visibilidad del acto para rechazar el avance del proyecto de legalización del aborto en el Congreso. 

Macri fue acompañado por su esposa Juliana Awada; la vicepresidenta Gabriela Michetti; el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, y el titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. También estuvieron presentes integrantes del gabinete nacional.

«Honrando los gestos de grandeza de los padres de la Patria, a quien hoy tenemos en la memoria agradecida, decimos que vale toda vida; y ante el bello e inefable don de la concepción, si la propuesta es optar por una u otra, en esta bendita tierra austral apostamos decididamente a que vivan las dos. Para dios no hay excluidos», sostuvo Poli durante su homilía, en la que destacó la necesidad de defender «al inocente que no ha nacido debe ser clara y apasionada, porque allí esta en juego la dignidad de la vida humana».

«Debemos desconfiar de los logros instantáneos y recetas prometeicas. Si algo hemos aprendido, debemos decir: si comenzamos hoy, dentro de 10, 15 o 20 años se verán los frutos. El tiempo no lo podemos someter, pero sí está en nuestras manos perseverar unidos en los objetivos por el bien común», señaló y agregó: «Mientras dura ese proceso, el primer deber del Estado es cuidar la vida de sus habitantes. Especialmente de los débiles, los pequeños, los pobres y marginados, los enfermos y los ancianos abandonados, porque son los más pobres de los pobres».