Con el marco de fondo de la vieja deuda por la construcción de la represa de Yacyretá y de la renovada política de combate al narcotráfico, el presidente Mauricio Macri se reúne este jueves con el mandatario paraguayo Horacio Cartes en Asunción. El presidente argentino y su colega -que tienen un historial personal casi calcado como empresarios devenidos en dirigentes futbolísticos y políticos- compartirán un almuerzo y una reunión sobre temas de la frontera común.

Acompañarán al Presidente la canciller, Susana Malcorra; los ministros de Seguridad, Patricia Bullrich; de Agroindustria, Ricardo Buryaile; del Interior, Rogelio Frigerio y el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo, así como gobernadores de las provincias limítrofes con Paraguay.
Según informa la agencia oficial Télam, ente los temas a tratar por ambos jefes de estado figuran la deuda que Paraguay mantiene con la Argentina por la construcción de la represa de Yacyretá.

La construcción de la represa estuvo sustentada en mayor medida por la Argentina y se mantiene pendiente la definición sobre el monto global de esa deuda. La Argentina reclama el capital aportado originalmente, así como la actualización más los intereses que a lo largo del tiempo fueron devengando.
El diferendo demora el proyecto para la construcción de dos usinas hidroeléctricas con el objeto de dotar de energía eléctrica a la Argentina para satisfacer la demanda interna.

Ambos presidentes también firmarán un convenio para promover la articulación de acciones conjuntas en el combate de grupos delictivos organizados en el tráfico ilícito de drogas y contrabando de armas.

Al igual que Macri, como se sabe, heredero de una de las mayores fortunas de la Argentina a través de empresas ligadas a contratos con el Estado, recibido de ingeniero en instituciones privadas, Cartes también nació en una familia adinerada y su padre le financió una carrera técnica siendo representante de los aviones Cessna en Paraguay, en su caso, con posgrado en Estados Unidos.

De nuevo en su país, Cartes ingresó en el negocio financiero a través de una casa de cambios que luego transformó en el banco Amambay. Al mismo tiempo se introdujo en las industrias tabacalera y licorera. Hasta que en 1985 fue condenado en una causa por estafa tras una denuncia del Banco Central del Paraguay. El monto involucrado sumaba unos 34 millones de dólares y en esa oportunidad, Cartes prefirió escabullirse de la justicia y permaneció como prófugo durante cuatro años. Finalmente, logró que la Corte Suprema lo sobreseyera.

En el año 2001 agregó a su lista de emprendimientos el sector deportivo y asumió como presidente del Club Libertad. Durante ese mandato el equipo logró cuatro campeonatos y llegó a las semifinales de la Copa Libertadores de 2006. De allí saltó a la Asociación Paraguaya de Fútbol y pudo mostrar como un éxito personal el resultado del Mundial de 2010, donde el equipo guaraní llegó a cuartos de final bajo la dirección técnica del argentino Gerardo Martino.

Las sospechas sobre los manejos empresariales de Cartes no terminaron con su absolución en la causa por estafa, ya que fue investigado por supuesto contrabando de tabaco a Brasil y según WikiLeaks, la DEA lo tenía en la mira por lavado de dinero del narcotráfico. Pudo esgrimir como argumento que el responsable de esa «caída en desgracia» era su tío Juan Domingo Viveros Cartes, quien estuvo seis años preso en cárceles brasileñas por tráfico de estupefacientes.

Cartes llegó a la presidencia en 2013 luego de afiliarse al Partido Colorado y –billetera mediante- haber hecho cambiar los estatutos partidarios para que se le permitiera candidatearse a pesar de no tener los años de antigüedad necesarios para aspirar a semejante cargo electivo.

Pero esa elección fue apresurada tras un golpe de estado institucional en 2012–el segundo en América Latina, luego del de Honduras de 2009- contra el presidente Fernando Lugo, exobispo y alineado con los gobiernos progresistas de entonces. La llegada de Cartes al gobierno fue el primer ensayo de gestión de técnicos y CEOS formados en Estados Unidos en la región. Y terminó enfrentado con la vieja guardia «Colorada», que quedó afuera de la mayoría de los cargos de peso en la gestión cartesista.

El actual presidente paraguayo comparte con Macri su fuerte oposición al gobierno venezolano. Bueno es recordar que el senado de Paraguay demoró por varios años el ingreso de Venezuela al Mercosur por su rechazo a Hugo Chávez. Y que cuando la destitución de Lugo, las presidentas Cristina Kirchner y Dilma Rousseff acordaron suspender del Mercosur a Paraguay por la violación del orden constitucional y aceptaron el ingreso de Venezuela en el mismo acto.

En este contexto se comprende la actitud del gobierno golpista de Michel Temer en Brasil y del conservador de Macri en Argentina, en fuerte alianza con el de Cartes, de fustigar al gobierno de Nicolás Maduro para correr a Venezuela de la organización regional. Como si fuera una venganza de la derecha más retrógrada. Y también se comprende la respuesta de Caracas de que conforman una nueva triple alianza, ahora contra la Revolución Bolivariana pero con el mismo espíritu con que en 1860 el imperio brasileño, el gobierno de Bartolomé Mitre y el de Uruguay se unieron para destruir el proyecto de Francisco Solano López en Paraguay.