Por fin, arranca el marzo tan temido

¿Qué irá a pasar? Antes, el mes del apocalipsis en Argentina era diciembre, pero desde que volví a Buenos Aires medio mundo está dale que dale con que ahora que comienza marzo estalla todo: la crisis, los paros, las marchas, el gobierno, el país. Y eso que el coronavirus todavía no llega. Ahí sí, la psicosis será total. Como dice una amiga: corran por sus vidas.

Capaz son sólo vaticinios de los opositores que ansían que todo estalle para demostrar que tenían razón y que, como dijeron desde el día uno, el gobierno de Alberto Fernández es un desastre. Todavía es muy pronto para saberlo.

Lo que sí sabemos es que este mes las feministas tomarán de nuevo las calles el 8 de marzo para conmemorar el Día Internacional de las Mujeres. La expectativa está puesta en el Proyecto de Legalización del Aborto que el presidente va a presentar en el Congreso. Las discusiones serán largas, intensas, y no sólo entre las y los legisladores, sino entre las activistas que pelean hace años en medio de una capacidad de organización tan admirable. Los antiderechos, con la Iglesia al frente, darán batalla, pero la ilusión está puesta en que el apoyo político que viene desde Casa Rosada logre, por fin, que el aborto sea legal. Y ojalá que sea este año.

Otros también están muy emocionados, pero con la idea de que no se logre reestructurar la megadeuda que dejó el macrismo, que haya default, que la crisis se profundice, que el riesgo país se dispare, que haya más pobreza y que todo sea mucho peor. Es decir, lo que presagiaban de un gobierno peronista que tanto odian. Muchos lo dicen con cara de preocupación, pero sabemos que están fingiendo porque eso es exactamente lo que desean. Ya los conocemos.

Ahora, cómo va a conciliar el presidente la ayuda del Papa Francisco en la negociación con el FMI con su propuesta de la legalización del aborto, no tenemos idea. Es una cuestión digna de un misterio sagrado.

Lo que no tiene nada de misterioso es la manera en que algunos vienen azuzando las protestas de las patronales agropecuarias. Las anticipan como si anunciaran la segunda temporada de la serie “La crisis del campo” con un tono de “no se pierdan los bloqueos en carreteras, los desperdicios de alimentos, los cacerolazos, los indignados discursos contra un gobierno que les quiere manotear a los pobres productores”. Son tan obvias sus ganas de recrear el 2008. El guión está escrito de antemano, como si nada hubiera pasado en doce años.

Pero pasó tanto. Y seguirá pasando, porque en marzo también se viene la propuesta de reforma judicial que va de la mano con la modificación de las privilegiadas jubilaciones del Poder Judicial. La sesión estuvo muy entretenida con el arribo estelar de Daniel Scioli, el embajador/diputado que dio el quórum que el oficialismo necesitaba. Ya sabemos que la oposición siempre sobreactúa indignación cuando se usan tretas parlamentarias. Al propio peronismo le ha tocado, pero ahora es gobierno y está del otro lado.

En México también será un marzo ajetreado, pero mejor otro día les cuento. Serían demasiadas decepciones para una sola columna y hoy lo más importante es escuchar el mensaje del presidente argentino en el Congreso.

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