Un nuevo video realizado con el objetivo de intentar crear conciencia en la ciudadanía respecto de la cuarentena y las normas para manejarse de forma responsable en los espacios públicos fue compartido ayer desde las cuentas que Presidencia de la Nación utiliza para comunicar a través de las distintas redes sociales. En consonancia con el cambio de óptica en el manejo del aislamiento, que entró hace una semana en una etapa menos restrictiva (lo que popularmente fue bautizado como “relajamiento» o «flexibilización de la cuarentena”), el recién estrenado spot también representa una modificación sensible dentro de la estrategia de comunicación del gobierno de Alberto Fernández, tanto en lo formal como en el tono elegido para conectar con el espectador/ciudadano. Lejos de volver a insistir con el listado de las precauciones que deben tomar los individuos al transitar por espacios públicos (uso obligatorio y correcto de barbijo o tapabocas casero; respeto la distancia social de entre 1,5 y 2 metros; evitar aglomeraciones; etc), la pieza recurre a un contenido más explícito.

La herramienta elegida esta vez parece haber sido la del oxímoron, una figura retórica en la que se combinan dos palabras o expresiones cuyos significados van en sentidos opuestos, permitiendo que su intencionada convivencia de lugar a un nuevo sentido. El video apuesta precisamente a un juego de oposición entre lo que las imágenes muestran (distintos planos de una persona internada en terapia intensiva) y lo que dicen encima de ellas distintas voces en off, que se encargan de reproducir muchos de los argumentos de quienes se oponen a la cuarentena, ya sea por hartazgo o convicción.

“Es el cumple del viejo, ¿cómo que no vamos a hacer nada? Son 70 pirulos”; “Dale Lauri, imposible que nos contagiemos, yo me re cuido”; “Dale, veámonos hoy, mi amor. Cortémosla con la cuarentena”, se escucha decir a través de distintas voces que imitan el formato sonoro de los mensajes de audio. Mientras tanto, una serie de planos detalle, cortos y montados como si se tratara de una enumeración, va mostrando un brazo cruzado por electrodos, distintas partes de un respirador artificial, un contador de goteo, un sensor colocado en el dedo de un paciente joven o una vía endovenosa insertada en la mano más curtida de otro de mayor edad.

Luego un plano más abierto y más largo permite apreciar la imagen completa de la sala de terapia, en donde el paciente apenas se ve, virtualmente escondido entre tubos, sondas y aparatos médicos de alta complejidad, mientras se suceden otros argumentos para vulnerar la cuarentena. “Uso el permiso como que voy a buscar a mi mamá y voy para allá, olvidate, no pasa nada”; “Agarro por una calle que no hay un solo control, quedate tranquilo”. De inmediato, una toma que simula la subjetiva del paciente muestra la cara del médico, que se asoma para colocar la mascarilla del respirador encima de la cámara. Sobre esa imagen congelada aparece la consigna que funciona como conclusión: “Seamos responsables, seguí cuidándote”. Al final, los logos institucionales de Presidencia de la Nación cierran el trabajo.

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Seamos responsables.

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El spot, de apenas 30 segundos de duración, da por sentado que ya todo el mundo conoce las reglas para manejarse en la llamada “nueva normalidad”, y elige concentrarse en la tarea de señalar que el problema que dio origen a esta situación, la pandemia de covid-19, lejos de haberse resuelto se encuentra en su peor fase desde el inicio de la cuarentena. Los números de la última semana son elocuentes. Los mismos indican que en los últimos siete días se registraron 35.771 nuevos contagios, una cantidad similar a los que se sumaron entre el primer día de la cuarentena (20 de marzo) y el día 78 (17 de junio). La comparación sirve para dar cuenta del crecimiento exponencial en la circulación social del virus y para confirmar que a pesar del “relajamiento de la cuarentena” –necesario para aliviar no solo el panorama económico sino también para purgar parte de la presión política que se generó en torno de la medida—, la situación continúa siendo delicada en extremo.

El cambio de punto de vista que se manifiesta en esta pieza es similar a la que se comprueba en otras, de tono similar, presentadas recientemente por otras instituciones estatales u organizaciones civiles. Basta ver la que publicó la gobernación de la provincia de Córdoba, en la que se insta a los mediterráneos a no “relajarse”, porque “la situación es grave” y “el coronavirus está avanzando en toda la provincia”. O la que preparó la filial local de la Cruz Roja en coincidencia con la celebración del Día de los Abuelos, que en nuestro país se celebra todos los 26 de julio. Ahí, aprovechando el doble sentido del verbo cumplir, un grupo de abuelos frente a sus tortas de cumpleaños le piden al espectador que «siga cumpliendo» con las medidas de seguridad sin relajarse, para que ellos también puedan seguir cumpliendo (años).

El video publicado en las cuentas de la Presidencia de la Nación estuvo lejos de pasar desapercibido y fueron muchos los que lo criticaron con razón, al descubrir una inexplicable falla en su armado: el médico que coloca la máscara del respirador sobre la cámara lleva la cara descubierta, sin usar el barbijo reglamentario que se le exige usar a todo el mundo. Un error simbólico que vuelve a poner de manifiesto cierta desatención en los responsables de manejar la comunicación de la Presidencia, permitiendo que se generen discusiones que corren el foco de lo esencial y terminan jugando en contra de su propio objetivo.

Pero el spot también fue acusado de ser “demasiado explícito”, mostrando escenas sensibles de un enfermo atravesando una situación delicada. Como de costumbre, todo el asunto acabó convirtiéndose en tendencia en redes como Twitter, donde el video cosechó críticas unánimes por el médico sin barbijo y generó una discusión en torno al cambio de tono. Los detractores consideraron que el video está pensado desde el morbo y con la intensión de “psicopatear”, generando más pánico que conciencia. Mientras que sus defensores lo respaldaron afirmando que el agravamiento de la situación en las últimas semanas amerita una comunicación más dura, en la que se le muestre al ciudadano las consecuencias directas de proceder con imprudencia a sabiendas de lo que sus acciones pueden ocasionar.