Luego de más de 8 años de demoras, la causa que investiga la responsabilidad empresarial de Mercedes Benz en crímenes de lesa humanidad cometidos contra sus trabajadores parece encaminarse hacia el juicio oral. Este miércoles, la Sala 2 de la Cámara Federal de Casación Penal confirmó el procesamiento del único acusado, Juan Tasselkraut, exgerente de producción de la planta que la automotriz tenía en González Catán, como partícipe necesario del secuestro de los obreros Héctor Ratto y Diego Núñez.

Con el voto de la mayoría, integrada por Angela Ledesma y Alejandro Slokar (Guillermo Yacobucci votó en disidencia), la Sala 2 dejó firme el fallo de la Cámara Federal de San Martín que, en octubre del año pasado, había revertido el sobreseimiento dictado por la jueza de instrucción Alicia Vence.

Los camaristas consideraron que “se encuentra acreditada prima facie la complicidad necesaria del encausado en el delito de privación ilegal de la libertad doblemente agravado perpetrado en perjuicio de los referidos Ratto y Núñez”, y enviaron las actuaciones al juzgado de instrucción “a fin de que, con la celeridad y resguardos que el caso impone, avance sin más demoras en la tramitación del proceso”.

El fallo también rechazó los argumentos de la defensa de Tasselkraut, representado por el exjuez Jorge Valerga Aráoz, para poner en duda los testimonios que dio Ratto, único sobreviviente, ante la justicia desde la vuelta de la democracia y descartaron que existieran variaciones sustanciales a través de los años.

Ratto fue secuestrado mientras trabajaba en la planta de Mercedes Benz el 12 de agosto de 1977. Recién había ingresado a su turno cuando se le acercó personal de seguridad para intentar que saliera de la fábrica. Le dijeron que lo habían llamado de su casa porque su hijo estaba enfermo e incluso le habían hecho un permiso. Pero él y sus compañeros sospechaban que podrían estar esperándolo afuera para secuestrarlo y así era.

Después de esos intentos, se le acercó Tasselkraut y le confesó que lo esperaban para detenerlo, pero le dio su palabra de que no iba a permitir que personas sin uniforme se lo llevaran. En su oficina había dos personas de civil.  Mientras esperaban la llegada del Ejército, Ratto escuchó cómo el gerente les informó el domicilio de Núñez, quien era delegado y fue secuestrado a las pocas horas

Desde la planta de Mercedes, Ratto fue llevado a la Comisaría de Ramos Mejía, centro clandestino que funcionó en la seccional segunda de La Matanza. Lo largaron tres días después pero lo esperaban ahí mismo los dos hombres de civil que estaban en el despacho del gerente.  “Uno de ellos, que había recibido el teléfono y había estado charlando con Tasselkraut, intercambiando anécdotas, me dijo que antes me había salvado porque era sólo 3 en la planta, pero que ahora no tenía escapatoria”, relató durante el juicio por los crímenes en la Comisaría de Ramos Mejía y agregó: “No es como dice Tasselkraut de que él me salvó la vida. Él hizo todo lo posible para hacerme salir de la fábrica”.

Ratto, al igual que Núñez, fue llevados al centro clandestino de detención de Campo de Mayo. Allí también fueron llevados otros cinco trabajadores de Mercedes Benz Argentina secuestrados en esos días, por cuyos casos Tasselkraut se encuentra sobreseído por el momento: Fernando Omar del Contte, Alberto Gigena, Jorge Alberto Leichner Quilodran, Juan José Mosquera y Alberto Arenas.

Los dichos de Ratto fueron avalados por otros testigos en la causa y por pruebas de contexto, como informes de la DIPPBA y de la propia empresa que reseñan la conflictividad laboral que existía en la planta, la persecución hacia delegados y activistas gremiales. En total, entre 1976 y 1977 fueron secuestrados al menos 17 trabajadores y ex trabajadores de la fábrica.

Mercedes Benz Argentina mantenía un estrecho vínculo con la dictadura, a la que le fabricaba los camiones militares Unimog, y compartían un plan común que podía verse reflejado en las actas de directorio en las que celebraran sus políticas económicas.

En esa estructura, Tasselkraut tenía un rol importante como máxima autoridad de la planta de González Catán:  decidía quién ingresaba a la planta y los testimonios de extrabajadores señalan la presencia de militares en diferentes ocasiones.

La confirmación de su procesamiento deja al exgerente de más de 80 años más cerca del juicio oral luego de casi 8 años de instrucción en el juzgado federal de San Martín. La orden de la Cámara de Casación para que avance con celeridad no deja mucho más margen para demoras.