El ministro de Economía, Sergio Massa, continuó realizando anuncios de suma trascendencia con el objetivo de recomponer ingresos mientras se avanza con medidas de fondo.

El gobierno dispuso, según el Decreto 473/23, elevar a partir del 1 de octubre el piso de Ganancias hasta 15 salarios mínimos, vitales y móviles (actualmente equivalen a unos $ 1.770.000) para las personas en relación de dependencia y jubilados/as. Según afirmó el ministro, ello representa una mejora del poder adquisitivo del 21% para los sujetos alcanzados. Se trata de una herramienta progresiva y de dinamización del mercado interno.

Además, el Poder Ejecutivo envió un proyecto al Parlamento por el cual se crea un régimen simplificado cedular dentro del Impuesto a las Ganancias, que establece un mínimo no imponible para los ingresos percibidos por el trabajo en relación de dependencia y de jubilaciones de 15 salarios mínimos, vitales y móviles (SMVM) mensuales o 180 anuales. Por encima de este nivel, se determina una escala progresiva que se comienza a aplicar a partir de los 180 SMVM anuales con valores del 27% al 35%. De esta forma sólo pagarán el impuesto 88 mil contribuyentes, menos del 1% del total de las remuneraciones, jubilaciones y pensiones, según se señala en el proyecto. Durante el debate en Comisión, la subsecretaria de Ingresos Públicos, Claudia Balestrini, informó que la reforma tendría un impacto fiscal del 0,28% del PIB, aunque parte de ello será compensado por una mayor recaudación por incremento en el consumo, y otras modificaciones impositivas.

El equilibrio de las cuentas públicas debe alcanzarse sin ajuste del gasto y con progresividad, cobrándole proporcionalmente más a aquellos que más tienen.

No obstante, JxC se ha expresado en contra del proyecto del Ejecutivo. En todos estos años han repetido hasta el cansancio que están a favor de bajar impuestos y que jamás votarían propuestas de aumentos. Luego del anuncio de Massa del lunes han dicho «manden al proyecto y lo apoyamos», pero cuando días más tarde llegó al Parlamento cambiaron de postura.

Alegan que tiene que formar parte de una reforma impositiva integral, cuando han sido ellos quienes presentaron más de 30 proyectos puntuales sobre el tema Ganancias. Sería bueno que aquellos que siempre han bregado por la reducción de impuestos sean coherentes, dejen de lado el cálculo político, y acompañen una iniciativa que apunta a mejorar la situación de muchos argentinos y argentinas.

Adicionalmente, Balestrini señaló que en el proyecto de Presupuesto 2024 va a estar incluido como propuesta un impuesto mínimo, que avala la OCDE, aplicado en muchos países, y en cuya definición Argentina estuvo participando activamente en los foros internacionales. El impuesto es del 15% sobre las ganancias y recaería sobre empresas y multinacionales que tienen una tasa efectiva de pago del impuesto sobre las rentas inferior al 15%. Este gravamen generaría un recurso superior a lo que se dejaría de percibir por la reducción del Impuesto a las Ganancias sobre los asalariados/as y jubilados/as. Es bajar los impuestos a los trabajadores/as y subirlos a las corporaciones.

Se anunció también una devolución del IVA por el 21% para la compra (con tarjetas de débito) de los productos de la canasta básica. La medida abarca a todas aquellas personas que ganen hasta $ 708 mil. En rigor, este tipo de mecanismos de reintegro estaba funcionando en el caso de quienes cobran la AUH y para los jubilados/as de la mínima, con un tope mensual de $ 4056. Con la nueva disposición, el límite se incrementa a $ 18.800 y además se amplía el universo a más de 18 millones de personas: alcanzará a 7 millones de jubiladas/os, alrededor de 9 millones de trabajadoras/es, cerca de 2,7 millones de monotributistas y 440 mil personas trabajadoras de casas particulares.

El ministro Massa señaló: «Entendemos que es la medida más progresiva que podemos tomar en materia impositiva y, además, hacemos un esfuerzo fiscal sobre la base de renunciar a otros gastos del Estado y de utilizar recursos extraordinarios producto de la incorporación de un nuevo impuesto, que es el Impuesto País (…). De esta manera buscamos que ese golpe y esa lastimadura que representa en el bolsillo de cada familia argentina el impacto de la inflación por la devaluación impuesta por el FMI, tenga al Estado tomando la iniciativa de devolverle el esfuerzo que sabemos que tienen que hacer todos para llegar a fin de mes».

Presupuesto 2024

Al cierre de esta columna se conocieron los datos del Presupuesto 2024 ingresado a Diputados. La inflación se estima en un 135,7% para 2023 y en un 69,5% para el 2024 (variación a diciembre de cada año).

Se proyecta un mantenimiento del tipo de cambio oficial hasta el 15 de noviembre de 2023 en $ 350 por dólar, y luego con subas diarias posteriores a una tasa mensualizada del 3%, para finalizar al 31 de diciembre de 2023 en $ 366. Para diciembre de 2024, se espera un tipo de cambio de $ 607, subiendo un 65,9%, muy cerca del ritmo de la inflación estimada. También se prevén subas del salario privado registrado del 1,8% interanual real a diciembre de 2023.

El PBI de este año se reduciría un 2,5%, pero con un incremento del Consumo Privado y del Consumo Público, ambos del 0,9%. La inversión cae un 4,3%, mientras que las exportaciones se reducen en mayor cuantía (8,7%) que las importaciones (2,5%). Para 2024 se espera un aumento del PIB del 2,7%, recuperando la caída de este año.

Según expresa el Mensaje, «el resultado primario del Sector Público Nacional resulta compatible con un resultado primario expresado en base caja del –1,9% del PIB en 2023 y un déficit primario del– 0,9% del PIB en 2024». Resta conocer si en el tratamiento se resolverán algunos de los temas del gasto fiscal que están detallados en el Mensaje del Presupuesto, que en el total llegan al 2,34% del PBI.

La agenda para la construcción de un
país más justo

En síntesis, todos los anuncios y los proyectos en los que se viene trabajando marcan el sendero de las herramientas que hacen falta. Con ellos se apunta a recuperar el poder adquisitivo como forma de compensar los efectos de la devaluación que impuso el FMI.

Contribuyen, en otro plano, a revalorizar la política y a instalar una agenda propositiva que está en las antípodas del ajuste, que tiene eje en el rol del Estado, en la distribución progresiva del ingreso, en el cuidado del mercado interno y en la generación de empleo de calidad.

Una vez más afirmo: es preciso que quede claro que no es igual que los resortes públicos estén en manos de quienes proponen quitar derechos y dejar a la sociedad al arbitrio del más acérrimo individualismo (consecuentemente favoreciendo al libre mercado), que en manos de quienes proponen continuar con el modelo de crecimiento inclusivo y con equidad distributiva. «