“Durante muchos años nos quisieron hacer creer que hacer se trataba de inaugurar cintas o edificios”, dijo la gobernadora María Eugenia Vidal el 15 de marzo. La frase célebre fue en el marco de anuncios de su gestión en el área sanitaria y vaya si es coherente con su modelo. Desde que asumió en la gobernación, no sólo no inauguró ningún centro de salud. Por el contrario, mantiene cerrados seis hospitales de alta complejidad que construyó la gestión anterior. La herencia se traduce en unidades asistenciales listas para cubrir la demanda de más de un millón de bonarenses, y es pesada porque la ciudadanía durante estos más de dos años ha realizado numerosos reclamos en pos de acceder a una atención de salud digna, de calidad y en instituciones modernas.

El 10 de diciembre de 2015 había a nivel nacional siete hospitales de alta complejidad en muy avanzado estado de obra, algunos listos para empezar a atender. Seis están en la provincia de Buenos Aires. La obra física está terminada y gran parte de los equipos ya comprados. Al mismo tiempo, las guardias de los hospitales bonaerenses están colapsadas, los turnos programados son inaccesibles y son constantes los reclamos de los trabajadores por condiciones laborales dignas. Como siempre, los más perjudicados son los sectores populares que ven coartado su derecho inalienable a la salud.

Durante el primer peronismo, con el Dr. Ramón Carrillo a cargo de la Secretaría de Salud Pública y con la Fundación Eva Perón, se construyeron 4229 establecimientos sanitarios, incluyendo 200 hospitales, ampliando la capacidad hospitalaria en 130.180 camas. A partir de 2003, el Ministerio de Salud, en sintonía con la recuperación de un modelo de Estado presente y garante de derechos, invirtió $ 647.051.900 en equipamiento sanitario y $ 3.533.984.497 en infraestructura. Así se pusieron en marcha las obras de los Hospitales del Bicentenario en zonas densamente pobladas como Ituzaingó y Esteban Echeverría. También se completaron tres nuevos hospitales de alta complejidad que se integrarían al sistema de salud de la provincia, dos de ellos –los hospitales Ramón Carrillo y René Favaloro– en La Matanza. En total, siete hospitales que, en funcionamiento, atenderían a más de un millón de ciudadanos, pudiendo traducirse en 30.700 internaciones, 15.250 partos, 8730 cirugías y 1.693.000 consultas externas. 

La construcción del derecho a la salud es una búsqueda que no puede devenir abstracta, debe asentarse en políticas concretas. Accesibilidad, atención humanizada y de calidad son peldaños centrales donde se construye ciudadanía. Es inadmisible que un gobierno que ganó las elecciones prometiendo continuar las políticas públicas que sirvieran al pueblo, mantenga estos hospitales de excelencia cerrados, privando a nuestros compatriotas de acceder a su derecho a la salud.

*Presidente de la Fundación Soberanía Sanitaria, ex viceministro de Salud de la Nación.