De sus inicios en la década del ’90, cuando tenía menos de 10 años, la ajedrecista bonaerense Carolina Luján -hoy Maestra Internacional Absoluta y Gran Maestra Femenina- recuerda que sus padres salían a golpear las puertas de las intendencias y de los municipios en busca del apoyo económico que le permitiera viajar a los torneos que clasificaba. “La situación no cambió”, reflexiona la jugadora que, luego de tres décadas como profesional y 20 años como la mejor del país, observa las mismas dificultades en sus colegas al momento de trasladarse a las competiciones por falta de fondos.

En un deporte donde las mujeres fueron autorizadas en 1920, un siglo más tarde sólo el 12% son jugadoras a escala global. “En la Argentina es peor, menor al 10%”, dice Luján, hoy de 38 años, que llegó a ser top 100 mundial. En la Argentina hay tres colegas que se destacan especialmente. La novedad es Candela Francisco, de 17 años, que volvió a colocar al ajedrez femenino como noticia tras coronarse campeona mundial juvenil en 2023 y se convirtió en la número 1 nacional: “No me molesta que me haya destronado. Al contrario”, dice Carolina, que fue campeona continental en 2014 y representó a la Argentina en nueve Olimpíadas y seis Mundiales. En el podio también está, por supuesto, Claudia Amura (53), considerada la mejor jugadora iberoamericana de la historia -fue 12° en el ranking mundial en 1991- y la primera hispanoparlante en conseguir el título de Gran Maestra.

En 1994, y con 9 años, Luján compitió por primera vez en el Campeonato Argentino: le fue tan bien que le permitió llegar primero al Panamericano y después al Mundial. La asistencia al colegio, el apoyo de la familia y el entrenamiento de seis horas diarias que requiere la disciplina nunca fueron un problema. Sí lo era conseguir el dinero para viajar. Sobre todo, por las distancias, en su mayoría, lejanas a Sudamérica. Con el paso de los años, Carolina relata que esta situación es la misma para los y las jugadores del país: “Cuando viajamos a competir nos vamos entre uno o dos meses para participar de varios torneos y hacer valer la plata del pasaje”. Entre 2005 y 2015, Carolina ganó cinco títulos nacionales y siete continentales y, tras conocer cientos de ciudades, ganar trofeos y reconocimientos, decidió interesarse por la gestión deportiva.

Su trayectoria le abrió el camino en la gestión, donde preside la Federación de Ajedrez del Oeste del Gran Buenos Aires. Además coordina el Programa de Ajedrez de la Universidad de Tres de Febrero, brinda clases y trabajó en el Observatorio del INADI, donde vinculaban al Estado con los deportistas. En 2022, el Ministerio de Cultura impulsó el programa Ajedrecear, un espacio para el que las personas de todas las edades puedan participar de un deporte que se encuentra entre los más practicados del país. Para Carolina, la respuesta está en que en cualquier entorno hay alguien que sabe jugarlo: «Es más fácil encontrar a dos personas que sepan jugar al ajedrez que uno que practique básquet o el voley», señala. Entre las próximas figuras, habla de Faustino Oro, un chico de 9 años y «número 1 del mundo en esa categoría. Tiene un ránking internacional que a esa edad no tuvo ni Garry Kasparov».

-¿Siempre fue el Estado el que permitió la llegada de algún auspiciante para poder viajar?

-Sí, y con distintos representantes de espacios políticos. Algún senador o diputada, gobernador o intendente. Pero siempre fue para zafar o apagar el incendio. Es decir, había que viajar al Mundial y se necesitaban 5 mil dólares y, después de golpear mil puertas, aparecía el sponsor.

-¿Siempre es apelar a sensibilizar?

-Exactamente, y también tener la suerte de que al otro le gustara el ajedrez o el deporte en general. Eso pasa y es algo que tengo en la mira para tratar de resolverlo y que no siga así. En el último Sudamericano de la Juventud en Brasil, la campeona argentina Sub-10 no tenía plata para viajar. El campeón argentino Sub-16 tampoco. Siempre es igual, la familia sale a buscar el apoyo, y a veces, solo alcanza para ir a un torneo.

-¿A partir de ahora conseguir un apoyo estatal será más complejo?

-El Estado siempre estuvo pero tenemos que buscar la forma de no depender porque tiene muchísimas cosas de qué ocuparse. Entonces, presentarse para jugar un torneo de ajedrez y del otro lado hay gente que no come, es un poco fuerte. Pero sí creo que hay que tener un compromiso como fue el Enard, que recibía  el 1% de la recaudación de telefonía móvil para destinarlo al deporte de alto rendimiento. Con el Gobierno de Macri eso cambió, transformó al Ministerio de Deportes en Secretaría y le hizo perder su condición de ente autárquico. El presupuesto volvió a ser pequeño.

Carolina fue madre de Martina en 2020 y, por la pandemia y la maternidad, no compitió durante más de un año. En el medio, jugaba partidas por internet y la idea del retiro empezó a circular en su cabeza. Sin embargo, alejarse del ajedrez no es una opción que considere como real: su objetivo es mejorarlo. «Es un deporte con potencial y hay que aprovechar ciertas herramientas para entablar un vínculo con la gente y las marcas», agrega.

En 2022, Louis Vuitton retrató a Lionel Messi y Cristiano Ronaldo simulando una partida de ajedrez. Poco antes había tenido su pico de popularidad, en Netflix, la serie Gambito de Dama: «Que estas cosas pasen son importantes. No podemos dejar que aparezcan las oportunidades delante de nuestros ojos y desaprovecharlas. Es importante para la disciplina», dice Carolina, que en el programa que coordina en la UNTREF propone un mix entre viejos dirigentes, jugadoras, jugadores y árbitros con el objetivo de tener un espacio de trabajo donde complementarse.

Para Carolina, además, una vía de escape es su club, Independiente de Hurlingham. Juega al handball como federada,  uno de los espacios donde se olvida de su profesión: «Cuando llego a entrenar me olvido de todo», dice la jugadora que en 2017, como campeona continental decidió no participar del Mundial de Irán a causa de las restricciones impuestas por un régimen teocrático. Sin embargo, su labor como referente en el ajedrez provoca que cada día busque el método para lograr una mejor gestión y apoyo para todos los ajedrecistas que surjan.