En 2023 ocurrió en Jujuy. En 2024 fue en la Ciudad de Buenos Aires. Jóvenes manifestantes que pierden el ojo ante el ataque de la policía. Una táctica represiva crece entre las fuerzas de seguridad: tirar a los ojos.

La última víctima es Claudio Astorga, un militante de la agrupación «Pueblo Unido» que vive en la localidad de Berazategui y que perdió el ojo al recibir una posta de goma disparada por efectivos porteños cuando marchaba con una columna por la calle Bernardo de Irigoyen.

Se trata de la marcha que los movimientos sociales realizaron el miércoles pasado en el centro porteño, en demanda de alimentos para los comedores populares.

«Claramente no fue de casualidad porque Claudio estaba parado, fue a la altura de la cabeza. Le dispararon cuando estaba ayudando a levantarse a unas mujeres que habían quedado encerradas en la corrida, en el lado opuesto de la policía, que estaba disparando balas de goma. Le pegan en la pierna y con otro disparo le pegan en el ojo», comenta a Tiempo el dirigente de la UTEP, Toto Marcioni.

«Por suerte estaba de perfil, entonces le pegan el ojo y le da contra el tabique la trayectoria del proyectil, si hubiese estado de frente le vaciaban directamente el ojo», acota.

Claudio Astorga, perdió la visión de un ojo por un balazo de goma de la Policía.
Foto: Gentileza UTEP

Luego del hecho lo llevaron al Hospital Santa Lucía donde lo atendieron a las 12 del mediodía. Le afirmaron que tenía destruido el ojo por dentro. «Lo sacamos y no veía. Le dijeron que iba a perder la visión. Estaba ya en un proceso de avance inflamatorio», resalta Marcioni.

Hasta el viernes estuvo con calmantes. Actualmente los profesionales buscan salvarle el ojo, aunque la visión ya la tiene perdida. «Le dijeron que no hay forma de recuperarla, no lo pudieron operar hasta ahora por el nivel de inflamación, una desgracia total», añade.

Claudio tiene 39 años y 5 hijos. Es de un barrio popular de Berazategui, y «fue como todo el mundo a esa movilización porque está sin laburo, reclamando, pidiendo, pero nunca se imaginó cómo terminaría. Desde el miércoles no salió de la cama más que para ir al Santa Lucía; está todo el tiempo con mareos, con dolor de cabeza, con todo el ojo inflamado, tomando medicamentos. Solo por ir simplemente a reclamar y quedarse ayudando a unas mujeres que habían quedado en el piso», se lamenta Toto. Y completa: «Imaginate si ya se complicaba tener laburo, ahora con la visión reducida para conseguir trabajo, para cualquier otra cosa para mantener a su familia la va a tener más complicada todavía…».

A los ojos

Entre este martes y el miércoles, una vez que pueda avanzar su tratamiento, Claudio se presentará a hacer la denuncia penal contra el Gobierno de la Ciudad, encargado del operativo policial que lo dejó sin la visión de un ojo para siempre. Buscan identificar a los efectivos que dispararon a los ojos.

Los dirigentes sociales no dudan: no es algo azaroso. El recuerdo más reciente data de Jujuy. A mitad de junio del 2023, Mijael Lian Lamas, de 17 años, recibió un disparo de bala de goma de la policía jujeña en Purmamarca, en medio de la represión contra la protesta de distintos sectores sociales en rechazo de la reforma constitucional impulsada en ese momento por el gobierno de Gerardo Morales.

Facundo Molares.

Un par de meses después, en agosto, en el microcentro porteño, murió Facundo Molares Schoenfeld, militante de 47 años, tras la represión de la policía de la Ciudad en el Obelisco porteño, en el marco de una manifestación. Las autoridades dijeron que fue por un «paro cardíaco».

En ese momento, la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) difundió un dato rotundo: la Policía de la Ciudad ya es más letal que la Bonaerense. Hasta agosto del año pasado, tenía el registro de matar a unas 23 personas desarmadas por año. Desde enero de 2017, cuando se creó, acumulaba 139 asesinatos a personas desarmadas. La de Molares fue la primera en una protesta social.