Se trata de una de las especies más emblemáticas de la Argentina, que lucha para no extinguirse y que en los últimos años fue dando buenas noticias de incipiente crecimiento poblacional. En las últimas horas se conoció la última buena novedad: por primera vez en décadas, un yaguareté libre fue visto en la provincia de Corrientes.

«Afortunadamente además, a diferencia de la masacre que habría ocurrido décadas atrás, fue filmado y festejado por pescadores brasileños acompañados de un guía local», indicaron desde la Red Yaguareté. En base a eso confirmaron la ubicación del suceso: ocurrió en cercanías de la localidad de Itá Ibaté, en el límite con Paraguay.

Según creen, se trata de un macho joven apodado Mombyry (si bien no es el famoso ejemplar del Valle del Cuñá Pirú de Misiones), uno de los ejemplares nacidos en el proceso de reintroducción de la especie que lleva adelante Fundación Rewilding Argentina en los Esteros del Iberá, en lo que se conoce como proceso de «dispersión».

Durante alrededor del año y medio o dos, la madre lo emancipa y debe encontrar su propio territorio donde establecerse. Son momentos en los que puede desplazarse cientos de kilómetros, como fue este caso, hasta encontrar un lugar adecuado para asentarse. «También es una etapa riesgosa para él, pues como en esta ocasión, el encuentro con humanos suele ser más intenso y frecuente», remarcaron desde la Red.

Aún se desconoce si cruzó al país vecino o permanece en las islas del río Paraná, por lo que equipos de la provincia se apostaron en la zona.

Recomendaciones a la población

Desde la Red subrayaron que la población debe saber que estos avistajes comenzarán a ser cada vez más frecuentes y por lo tanto tener en cuenta algunas consideraciones:

  • Si no se lo molesta, el felino sigue su camino, pero si se lo invade, intentará defenderse, como cualquier ser vivo: «Hay que dejarlo tranquilo y no cortarle el paso ni acercarse mucho en las embarcaciones».
  • No tiene interés en atacar humanos; puede verse claramente en el video cómo ignora a las personas que están en la costa pescando.
  • Su caza está totalmente prohibida: «si alguien los daña, iremos detrás, como es sabido que actuamos», advirtieron en la Red.

Antecedentes

Este último episodio se suma a otros como el de fines de 2022, cuando en Chaco divisaron a dos nuevos yaguaretés silvestres. La misma cantidad que se habían visto en las últimas dos décadas.

“Para tomar magnitud del hecho, en estos últimos 20 años se encontraron solo dos en todo Chaco. Y ahora se encontró esa misma cantidad en cuestión de días”, graficaron en ese momento desde Parques Nacionales a Tiempo. Uno fue encontrado en el Parque Nacional El Impenetrable y otro en un campo ganadero privado de la zona que cuenta con un espacio destinado a la conservación.

Los yaguaretés registrados son dos ejemplares adultos y, según destacaron, su hallazgo fue producto del trabajo conjunto entre Parques Nacionales, la provincia del Chaco, el Conicet y ONGs como Rewilding y Red Yaguareté, de donde resaltaron la importancia de que se sume el Parque Nacional Laguna El Palmar, justamente para la conservación y el cuidado de la biodiversidad, en especial de especies como el yaguareté, emblemático de la zona.

Uno de los dos hallados, en El Impenetrable

Esta futura área protegida (al menos eso se espera) se encuentra ubicada en una zona de humedales del Departamento Bermejo, a 70 kilómetros de Resistencia, y será el tercer Parque Nacional en Chaco.

Contará con 5 mil hectáreas, de las cuales más de 3 mil corresponden a espejos de agua, donde se constató una importante diversidad de flora y fauna, muchas de ellas son especies que no se encuentran representadas en otras áreas del Chaco Húmedo.

En julio de ese mismo año, por primera vez en más de 70 años, nacieron yaguaretés silvestres en los Esteros del Iberá: una de las hembras liberadas en 2021 dio a luz a dos cachorros salvajes en total libertad. Los otros cuatro cachorros que hoy viven libres en Iberá habían nacido dentro de los corrales del CRY y luego liberados junto a sus madres.

250 ejemplares de yaguareté

En Argentina, la caza y la destrucción de ambientes naturales provocaron que esta especie pierda más del 95% de su área de distribución: hoy sobreviven apenas entre 200 y 250 yaguaretés en todo el país.

Sin embargo, hay algunas señales alentadoras. Por ejemplo, un proyecto iniciado en 2012 para reintroducir al yaguareté en los Esteros del Iberá, en conjunto entre el gobierno de CorrientesParques NacionalesRewilding Argentina y Tompkins Conservation, que trae esperanza para la recuperación de la especie.

Una vez finalizada la construcción del Centro de Reintroducción del Yaguareté en la isla San Alonso, en el corazón del Parque Iberá, y gracias a la donación de ejemplares por instituciones de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay y a la participación de científicos y expertos de la especie, se constituyó en los años siguientes una población fundacional que hoy cuenta con 18 individuos.

Así, Corrientes pasó de no tener ningún yaguareté libre en los últimos 70 años a albergar a casi el 10% de los que habitan en Argentina, además de ser la provincia de la región chaqueña argentina con la mayor cantidad de individuos. Más aún, con registros de nuevos nacimientos en libertad, Iberá se encamina a convertirse en el parque nacional de Argentina con el mayor número y las densidades más altas de estos felinos.

Foto: FUNDACION REWILDING ARGENTINA

En 2018 nacieron las primeras crías de yaguareté dentro del Centro de Reintroducción del Parque Iberá. En los años siguientes, más nacimientos continuaron ocurriendo, tanto en el CRY como en total silvestría en el parque, haciendo frente a contextos ambientales y humanos que a lo largo de las décadas fueron menguándolo, por un lado cazándolos y por el otro quitándole su hábitat natural, a través de desmontes y extensión de la frontera agrícola.

El yaguareté es esencial para mantener la salud del ecosistema: su presencia regula, por depredación o competencia, a las poblaciones de otras especies, con un efecto “de cascada” a lo largo de la cadena trófica. De hecho, monitoreos científicamente robustos están permitiendo documentar los efectos sobre el ecosistema que resulten del regreso de su depredador tope.