En el PRO intentan mantener un clima de tregua ante el acercamiento del tramo más importante de las elecciones desdobladas. Las diferencias sobre el ingreso a JxC del cordobesismo que lidera Juan Schiaretti, puso en riesgo la unidad de la coalición opositora, pero con epicentro en el partido que fundó Mauricio Macri y que el magnate no quiere dejar de controlar. El debate sobre la relación con el «gringo» está suspendida para evitar que todo empeore entre Bulrich y el alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta, pero todavía no tuvo una resolución. La tensión entre ambos alcanzó un pico máximo esta semana. Quedó al desnudo con ásperas declaraciones cruzadas en los medios, pero la pieza que evitó una crisis mayor fue la inclusión de José Luis Espert en la coalición opositora.

El diputado de ultraderecha asegura que podrá competir como precandidato presidencial en las PASO del 13 de agosto. Cerca del alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta sostienen lo mismo, pero los laderos de Bullrich aseguran que primero hay que definir un acuerdo entre fuerzas políticas y luego será el momento de confirmar las candidaturas. El titular del PRO, Federico Angelini, mantuvo su negativa en representación de su jefa política, pero la exministra tuvo que ceder a regañadientes y luego de una demostración de fuerza que motorizó el larretismo: reunió al Consejo Nacional del PRO para avalar la incorporación. Y al mismo tiempo los titulares de la UCR, Gerardo Morales, de la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro y de Peronismo Republicano, Miguel Pichetto, le enviaron una carta a Angelini para reclamarle una definición al respecto.

En el partido amarillo cuentan que el tema se destrabó en un mano a mano entre Bullrich y Larreta que, como anticipó Tiempo en su edición web, arribó a un acuerdo para que ingrese Espert pero sin definir a donde. Luego se sucedieron gestos de distensión y buscaron emprolijar la situación con una conferencia de prensa, pero si Bullrich trababa el ingreso de Espert los puentes se habrían roto por completo.

Tan dura ha sido la negativa de Bullrich, que el desenlace sobre Espert fue interpretado en JxC como un revés para ella. Anticipó que no volverá a discutir sobre la inclusión de Schiaretti porque considera que es un tema cerrado, pero en el larretismo advierten que no hay nada clausurado. El debate es un desafío para Rodríguez Larreta y para Morales. Van a esperar a las elecciones cordobesas del 25 de junio y luego van a volver a la carga con una ofensiva diferente. Schiaretti mantendrá su precandidatura presidencial y en la sede porteña admiten que sigue en pie el plan de sumarlo como candidato a vicepresidente de Rodríguez Larreta. La idea está instalada y despierta todo tipo de especulaciones. Tenerlo como un aliado extrapartidario y sumarlo a una eventual fórmula presidencial no corre riesgos de ser obstaculizado, pero esos argumentos brotarán después del veredicto de las urnas cordobesas. Las cartas quedarán planteadas como hasta ahora y las conversaciones se reanudarán después de la inscripción de candidaturas. Cualquier otra alternativa, lamentan en el larretismo, podría generar otra escalada que siga profundizando la caída en las encuestas por la interna a cielo abierto del PRO. Por eso no habrá quejas sobre Espert, que luego de ingresar a JxC dijo no acuerda con sumar al schiarettismo.

Los demás socios de JxC no sólo se quedarán en la carta que le mandaron al macrismo para frenar a Bullrich. Sus autoridades aumentarán la presión sobre el eje que lidera con el expresidente Mauricio Macri. Ahora jugó la Coalición Cívica por partida doble. Su fundadora, Elisa Carrió, volvió a disparar munición gruesa contra Macri después de sostener que quiere romper JxC. Este viernes lo acusó de buscar una alianza con el diputado de ultraderecha Javier Milei para aplicar “un ajuste muy brutal” y “reprimir hasta matar si es necesario”. «Vamos a terminar en un juzgamiento por delitos de lesa humanidad», sentenció Lilita, empeñada en exhibir la mayor sospecha que tienen los aliados de Larreta: que luego de las PASO explorarán mayores acuerdos con Milei ante una eventual segunda vuelta.

Este sábado los lilitos concretaron el segundo gesto. Reunieron a su Mesa Ejecutiva Nacional y mandataron a Ferraro a seguir dentro de JxC pero con una advertencia. “Es necesario construir una estrategia de centro mayoritario que no implica renunciar a la firmeza”, detalló el titular de la CC. “La Argentina no puede estar corrida a los extremos que pueden poner en jaque la paz social”, sostuvo, en la misma línea discursiva de Carrió, que esta semana también castigó duro en Santa Fe y no ha bajado su precandidatura presidencial. Opinó que la senadora Carolina Losada, que pelea por la gobernación de Santa Fe, no conoce la provincia y que su compañero de fórmula, Angelini, es «un puntero» que nunca activó la comisión de narcotráfico de la Cámara Baja. También le apuntó al competidor de Losada, el exintendente Maximiliano Pullaro. Lo denunció ante la justicia federal por presuntos vínculos con el narcotráfico y por no denunciar a un jefe policial.

El despliegue de la CC también apunta a la previa de la Convención de la UCR que se reunirá este lunes en Parque Norte. Será luego de las cuatro elecciones provinciales de este domingo, donde el radicalismo tiene intereses muy concretos que empoderarán a distintos sectores. En las PASO de Mendoza la posible victoria del senador Alfredo Cornejo en la interna de Cambia Mendoza empoderará al sector que defiende un acercamiento con Bullrich. No es un tema menor, porque la mayor de las provincias cuyanas es un bastión clave de un radicalismo que también gobierna Jujuy y Corrientes. En la provincia conducida por Morales crece la tensión social por el conflicto docente, que cerró una semana con cuatro días de paro y masivas movilizaciones que incomodan al titular de la UCR en medio de la reforma constitucional que impulsa. En Corrientes se espera una reafirmación del predominio radical en manos del gobernador Gustavo Valdés, que afrontará un comicio plebiscitario. Sólo se eligen legisladores provinciales y legisladores. Serán porotos para otro aliado boiniblanco de Bullrich.

El radicalismo afrontará una Convención con dos precandidatos presidenciales. Además de Morales se postula el diputado y médico Facundo Manes. Ambos coinciden en sumar a Schiaretti, pero saben que la vicepresidencia que le ofrecen al cordobés debería estar en manos de un radical. El tema es importante, pero no tanto como la interna de la provincia de Buenos Aires, donde se espera una PASO entre Diego Santilli y Néstor Grindetti, que se librará en los 135 municipios. Ahí buscará tallar el radicalismo, pero sin neutralidad alguna. El titular del partido provincial, Maximiliano Abad, tiene casi cerrado un acuerdo con Bullrich y Grindetti. La única coincidencia que podría acomodar un aspecto de la interna es que haya candidato único en las dos boletas de la contienda, pero sólo con los intendentes que se mantengan neutrales de la guerra Larreta-Bullrich. El mensaje también fue para el radicalismo que no oculta su hartazgo por correr detrás de los tiempos de la pelea interna del macrismo. Ese clima se hará sentir este lunes en la reunión de la instancia deliberativa de la UCR, que ratificará la pertenencia a JxC pero podría incluir un pliego de condiciones para tomar distancia de la contagiosa crisis del PRO.