Las distintas casas de cultura de la ciudad de Buenos Aires y de toda la Argentina se han visto obligadas, como el resto de la sociedad, a reconfigurar sus agendas y formatos para poder acomodarse y subsistir en la complicada realidad de la pandemia. Museos, teatros y centros culturales debieron aprender a desarrollar un alter ego virtual para mantenerse activos, sosteniendo el vínculo con su público a través de redes sociales y plataformas de streaming. Pero el caso de la Fundación Andreani resulta único dentro del panorama actual.

A pesar de haber sido creada en el año 1990, hace ya 30 años, con el fin de promover la cultura, las artes y la educación, la Fundación Andreani no contaba con una sede fija en la que centralizar sus múltiples actividades e iniciativas, que incluyen entre otras cosas la organización de conciertos, espectáculos de danzas, apoyo a artistas de disciplinas diversas y un importante premio anual a las artes visuales. Pero el 2020 estaba llamado a ser el año en que eso cambiaría. En coincidencia con su trigésimo aniversario, la Fundación Andreani había planeado inaugurar su flamante sede en el barrio de La Boca, ubicada en un caserón sobre la avenida Pedro de Mendoza, frente al paisaje del Riachuelo y a la vuelta del tradicional paseo de Caminito. Y cuando parecía que la pandemia obligaría a posponer la fiesta hasta nuevo aviso, sus responsables decidieron mantener el proyecto en movimiento, adaptándose a los tiempos que corren.

Por eso, poniéndole buena cara a los malos tiempos, la Fundación Andreani realizará este miércoles 24 de junio a las 19 la inauguración virtual de su nueva sede, una invitación abierta para que todo el mundo pueda participar de ella, uniéndose a la transmisión que se realizará a través de su propio canal de YouTube (https://www.youtube.com/fundacionandreaniok). La misma incluirá una serie de videos realizados por los miembros de El Pampero Cine, una de las productoras cinematográficas más prestigiosas del país, encabezada por un equipo creativo de lujo que integran los cineastas Laura Citarella, Agustín Mendilaharzu, Alejo Moguillansky y Mariano Llinás. Sus imágenes no solo buscan presentar en sociedad a los diferentes espacios de la nueva sede, sino recrear el clima festivo que de manera inevitable envuelve a cualquier inauguración. Ahí también se podrán escuchar los discursos del presidente de la Fundación, el empresario logístico Oscar Andreani, y de su fundadora y directora, María Rosa Andreani.

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(Foto: Gentileza Fundacion Andreani)


A través de uno de esos videos se podrá conocer también la historia del edificio que a partir del miércoles cobijará a la fundación, cuya remodelación fue encargada al prestigioso arquitecto Clorindo Testa. Ubicado en Av. Pedro de Mendoza 1981, la histórica casona forma parte de la identidad del barrio rivereño, inevitablemente asociado a la inmigración italiana y a su colectividad. Como tal, a lo largo de su existencia sus paredes cobijaron a muchas de las actividades que definen la idiosincrasia de La Boca. Construida durante la década de 1880, ahí desarrolló sus actividades un astillero, funcionó muchos años como un tradicional conventillo y fue la vivienda y atelier del artista plástico Rómulo Macció en los años ’60. 

Pero también fue una propiedad semi abandonada, de las tantas que se amontonaron por años en ese barrio ubicado en el límite sur de la ciudad. Con el resurgimiento de la zona a finales de los ’90, declarada por el gobierno porteño como Distrito de las Artes durante el año 2012, la vieja casa tuvo la posibilidad de comenzar una nueva vida. Adquirida por los Andreani, los trabajos de remodelación arrancaron en 2018, demandando una inversión inicial de 70 millones de pesos. El resultado final, que combina la arquitectura de la fachada original con una nueva estructura interna, inspirada en los materiales y los colores con los que los viejos vecinos le dieron al barrio su cálida y personal fisonomía, es digno de ser admirado.

Pasado el fervor inaugural, los visitantes podrán recorrer también de forma virtual las dos primeras muestras que la Fundación Andreani eligió para dar inicio a las actividades en la nueva sede. Se trata de Deep Unlearning: Ejercicios de Desaprendizaje, de Mariano Sardón y Mariano Sigman, y Coleccionar un mundo, del fotógrafo italiano Gian Paolo Minelli. Ambas estaban pensadas para ser visitadas de manera física, pero la pandemia ha impuesto un modo distinto, lo cual, como señalan desde la Fundación, resulta un enorme desafío. Las dos podrán recorrerse de manera virtual a través de www.fundacionandreani.org.ar.

Deep Unlearning es una instalación interactiva concebida como un híbrido en el que se combinan la neurociencia con robots industriales, sensores e inteligencia artificial con el fin de producir una obra que demanda de la interacción con el espectador. Sardón y Sigman trabajan en base a las teorías de Andrew Meltzoff, investigador en ciencias cognitivas que exploró en la gestualidad de los bebés y buscan conseguir en el público el “desaprendizaje” de la gestualidad mecánica, simbólicamente representada por los robots. A través de un sistema de pantallas y cámaras, la muestra demanda que los visitantes imiten los gestos que muestran una serie de videos de bebés, que luego de ser captados son reprocesados por un algoritmo de inteligencia artificial y proyectados en una serie de pantallas que completan la experiencia.

Como si se tratara de un juego de equilibrio, la muestra de Minelli se aleja de la innovación digital para recuperar el espíritu de lo analógico. Coleccionar un mundo es en realidad un recorrido fotográfico por las distintas instancias de transformación de la propia casa que ahora la alberga, en carácter de sede de la fundación. En sus imágenes se puede ver y seguir el proceso de diseño, demolición y remodelación que tuvieron por objeto al espacio del propio edificio. Además de estas dos muestras, ya en el mes de julio se multiplicarán las actividades de la Fundación Andreani, sumándose el programa Residencia en residencia, en el que Agustín Mendilaharzu (teatro y cine), Constanza Feldman (danza), Lux Linder (plástica), Mariano Giraud (plástica) y Sofía Medici (teatro), cinco artistas muy reconocidos dentro de sus disciplinas, producirán materiales desde sus casas. De este modo, la Fundación Andreani se pone en marcha con la misma energía que si el espacio estuviera abierto al público.