En 2009 Pablo Katchadjian publicó El Aleph engoradado a través de la editorial Imprenta Argentina de Poesía. El “engorde” del célebre texto de Borges consistía en agregarle palabras y frases en un procedimiento que seguramente el propio Borges hubiera aprobado. María Kodama, su viuda, en cambio, lo consideró un plagio y en 2011 llevó el caso ante la justicia a través de su representante legal, el Dr. Fernando Soto. Esto obligó a Katchadjian a nombrar su propio abogado, Ricardo Straface, quien también es escritor.  Éste alegó que Katchajian no había plagiado, sino que había realizado un experimento literario.

Por otra parte, el sentido común indica que plagiar a un autor tan conocido es un acto prácticamente imposible. El titulo del libro, alude a uno de sus cuentos más conocidos de Borges, incluso para quienes no lo leyeron. Desde 2011 fueron muchas las vocesque se alzaron en apoyo de Katchadjian y se realizó un acto en la explanada de la Biblioteca Nacional para hacer ese apoyo efectivo. Críticos y escritores se pronunciaron favorablemente acerca del experimento literario de El Aleph engordado.

En principio, su autor fue sobreseído, pero la Cámara de Casación revocó la decisión y determinó la continuación del proceso.  Katchadjian fue citado a indagatoria por el juez Guillermo Carvajal y se lo procesó sin prisión preventiva. En agosto del año pasado se determinó un peritaje consistente en la comparación del texto de Borges y el “engordado». Ayer, según lo indica el diario La Nación el juez falló contra Katchadjian: «Tengo por acreditado que Pablo Esteban Katchadjian defraudó los derechos de propiedad intelectual que le reconoce la legislación vigente a María Kodama -viuda de Jorge Luis Borges- en relación con la obra literaria «El Aleph»». Y más adelante: «Surge en forma palmaria la alteración del texto de la obra de Borges por parte del evaluado, dejando caer por tierra el descargo intentado por este último, en cuanto pretende explicar que la publicación de El Aleph engordado obedece simplemente a una experimentación literaria». El juez determinó un embargo de 30.000 pesos. Katchadjian podrá apelar, pero si su apelación no prospera, deberá enfrenter un juicio oral. La noticia lo encuentra pocos días de viajar a la Feria del Libro de Guadalajara a la que había sido invitado, pero aún no se sabe si podrá viajar.

Borges despliega en Pierre Menard, autor del Quijote toda una teoría sobre la literatura. Pierre Menard vuelve a escribir palabra por palabra el libro de Cervantes, pero al comparar párrafos idénticos se nota que son distintos. Es que el tiempo y las lecturas modifican los textos. Por otra parte, hablar de plagio en referencia a El Aleph resulta tan extraño como sería hablar de plagio de la letra del Himno Nacional Argentino. El plagio es un engaño basado en el supuesto desconocimiento de los lectores del texto original. Pero cuando el texto original es un ícono de la cultura de un país como lo son El Aleph y el Himno, la noción de plagio se desvanece. ¿Acaso Katchadjian pudo haber pensado que muchos argentinos no conocen ni siquiera de nombre el texto borgeano?

No faltan las voces que dicen que El Aleph engordado no le produjo dinero a su autor, pero que sí le otorgó más fama. La afirmación es discutible, pero, lo que resulta indiscutible es que Kodama considera a Borges como su propiedad privada y le gusta recurrir a la justicia. Que una obra literaria origine textos nuevos, que sea alterada y reelaborada es un indicio de que se la considera una propiedad cultural de todos. De lo contrario, de vivir la esposa de Leonardo Da Vinci –si es que la tuvo- debería llevar a juicio a una multitud de humoristas, pintores, publicitarios y otros creadores que modificaron la imagen de La Gioconda a piacere por considerarla propiedad cultural de todo el mundo.