«¿Dónde está el presidente en medio de este lío?», se pregunta Néstor Grindetti. Está en los estudios de TN, en el programa A dos voces. El tema de conversación son los saqueos a comercios. Grindetti es intendente de Lanús, candidato a gobernador bonaerense de Juntos por el Cambio y presidente de Independiente, cuyos socios podrían preguntarse lo mismo sobre él en medio de la crisis que atraviesa el club que hoy frente a Vélez tendrá el debut de Carlos Tevez como entrenador.

A Grindetti se le venció la licencia en Lanús que había pedido para asumir en Independiente. Quiso renovarla esta semana pero no consiguió quórum en el Concejo Deliberante. En los próximos días hará un nuevo intento y confía que con mejor suerte para no tener que someterse a la multifunción. Todavía no decidió qué hará con Independiente. “Lo vamos a definir con la comisión directiva en los próximos días”, dijo en TN.

Después de ganarle las PASO a Diego Santilli, Grindetti había dicho que se tomaría licencia en el club para concentrarse en la campaña electoral. Fue más allá en un diálogo radial con Eduardo Feinmann. “¿Es más importante Independiente o sacar a (Axel) Kicillof de la provincia?”, le preguntó el conductor radial. “No -respondió Grindetti- desde ya para la provincia, para el país, para la política, para la gente, es más importante Kicillof”. “Bueno -le indicó Feinmann- entonces olvídese de Independiente, ya está, a otra cosa”. “Asumí cuando me cayó como peludo de regalo”, le dijo el dirigente. El meneo radial enfureció a los socios. 

En octubre del año pasado, la lista que encabezaba Fabián Doman recibió 11.492 votos, el 71,9% de los que fueron a las urnas en las elecciones para gobernar Independiente. A Doman lo secundaron Grindetti y el periodista Juan Marconi. Del armado estuvo a cargo Cristian Ritondo, jefe del bloque de diputados de Juntos por el Cambio y también candidato en la provincia de Buenos Aires. Tenían, además, la bendición de Patricia Bullrich, hincha de Independiente. Todo estaba centrado en sacar del club a Hugo Moyano, que no se presentó para una reelección pero apoyó a Javier Mazza, que sacó apenas 2066 votos. Claudio Rudecindo, el otro candidato, salió segundo con 2330. Todo el PRO celebró el triunfo al día siguiente.

Lo que sigue es la crónica de un engaño electoral. Doman renunció poco más de seis meses después aturdido por las deudas que tenía el club y los malos resultados del equipo. Volvió a la televisión. Tuvo que asumir Grindetti, que así como es intendente de Lanús y vive en la Ciudad de Buenos Aires, era un vicepresidente que no pisaba el club. Lo que reveló Grindetti con su “peludo de regalo” fue que pretendía no ejercer su cargo más allá de cuestiones burocráticas. Quizá Independiente sólo le servía para otros intereses. Por ejemplo, que su nombre fuera algo más conocido.

A Marconi, el otro vicepresidente, lo corrieron de la toma de decisiones los dirigentes que tienen el mando real del club, el autodenominado Grupo Champagne que integran Jorge Damiani, Daniel Seoane y Carlos Montaña, hombres que estuvieron en la gestión de Moyano y que hoy responden a Ritondo. Marconi fue quien acercó al influencer Santiago Maratea para organizar la colecta de hinchas, que no llegó a los veinte millones de dólares como pretendía pero alcanzó para pagarle una parte de la deuda al América de México y así poder levantar la inhibición. La respuesta a los hinchas fue una represión policial cuando quisieron protestar en el playón.

Con un equipo que pelea contra el descenso, el último acto de desorientación fue la salida de Ricardo Zielinski y la búsqueda de su reemplazante. Entregaron una pretemporada y prácticamente todo el mercado de pases a un entrenador que ya estaba desgastado y al que echaron (eso es empujar a la renuncia) después de la primera fecha. Lo mismo con el ex arquero Pablo Cavallero, que renunció como director deportivo. Aunque su gente sigue ahí, en la secretaría técnica, por lo que mantiene su influencia desde afuera.   

En ese panorama, hubo un llamado a Ariel Holan sin convicción. A Gabriel Milito le ofrecieron el cargo el mismo día en que su equipo, Argentinos Juniors, tenía que jugar con River. Daniel Garnero, que está en Libertad de Paraguay, recibió mensajes de cuatro dirigentes distintos. Garnero les dijo que no y les sugirió, además, que se hablen entre ellos. Se reunieron con Walter Erviti pero al final se decidieron por Tevez, impulsado desde la AFA y de lazos conocidos con los empresarios Christian Bragarnik y el ex presidente de Boca, Daniel Angelici. En un club dominado por el PRO resultó inevitable revisar las simpatías de Tevez con el macrismo. La moneda está en el aire y comenzará a girar desde hoy contra Vélez, pero el primer paso no resultó auspicioso: dijo que su prioridad era Carlos Izquierdoz pero desde Sporting Gijón, donde juega el defensor, dijeron que nadie de Independiente hizo una oferta.       

Grindetti tampoco va al club ahora que es presidente. Haber estado en la recepción a Tevez, que incluyó el apoyo de un sector de la barra, fue una excepción. Participa de las decisiones de manera remota. De Moyano se contaba que gobernaba desde la sede de Camioneros. Demasiado para un club que necesita atención permanente. La pregunta no es sólo la que hacía Grindetti en los estudios de TN, sino también para qué quieren los clubes. Quizá una respuesta sea la que sugiere Juan Román Riquelme sobre sus adversarios del PRO en Boca: “Quieren usar el club para otra cosa”.