Argentina jugará este martes a las 21:30 ante Brasil en el Maracaná por la sexta fecha de las Eliminatorias. Volverá al estadio donde torció la historia con la Copa América 2021, un título después de 28 años y siete finales perdidas. El Brasil-Argentina trunco por las Eliminatorias a Qatar 2022, 57 días después de la Copa América, se había empezado a jugar en São Paulo, antes de la invasión de campo de la policía. Duró cinco minutos. Desde entonces, la selección se convirtió en un equipo de autor, como le dijo Marcelo Bielsa a Lionel Scaloni. Y ganador: conquistó la Finalissima ante Italia en Wembley y se coronó en el Mundial de Qatar, donde Brasil volvió a mancarse en cuartos ante un europeo (Croacia). En paralelo, mientras su selección busca el norte, el Brasileirão crece en atracción. Lo ratificó a principios de noviembre el Fluminense, en la final ante Boca en el Maracaná, con su primera Libertadores en la historia. El Fluminense de Fernando Diniz -en doble comando, es a la vez el DT de Brasil- llevó por quinto año consecutivo la Libertadores a Brasil tras Flamengo (2019 y 2022) y Palmeiras (2020 y 2021). Nunca antes un país había hilvanado cinco Libertadores seguidas. La Liga Profesional argentina -que en 2019 se llamaba “Superliga”- experimentó en 2023 el undécimo cambio de formato de torneo seguido, con la novedad de las manipulaciones de reglamentos en plena disputa. El Brasil campeón en clubes, y la Argentina campeona en selecciones.

El jueves, al mismo tiempo, Brasil cayó 2-1 ante Colombia en Barranquilla y Argentina se topó con la derrota 0-2 ante Uruguay en la Bombonera. Nunca, por Eliminatorias, Colombia le había ganado de local a Brasil y Uruguay de visitante a la Argentina. Y sólo una vez, por Eliminatorias, los gigantes sudamericanos habían perdido un partido en un mismo día, en 2015 (Argentina, 0-2 contra Ecuador, y Brasil, 0-2 contra Chile). En la Eliminatoria a Estados Unidos, Canadá y México 2026 en la que se clasifican seis seleccionados y el séptimo va al repechaje entre diez, Argentina y Brasil parecieran tener el cupo asegurado para el Mundial. La disyuntiva argentina es cómo se desarrollará en el inevitable tiempo (también pasa para Lionel Messi) la selección campeona en Qatar. En el cierre de 2023, a casi un año de la Copa del Mundo, Uruguay la deslució con defensa y presión hasta empastarle el circuito de pases característico. Brasil, que no gana un Mundial desde Corea del Sur-Japón 2002, todavía no tiene un técnico confirmado, con la zanahoria por delante de Carlo Ancelotti. El 2023 de Brasil, post Qatar, da números rojos: perdió 2-1 ante Marruecos y 4-2 ante Senegal en amistosos (con Ramon Menezes como entrenador después de Tite). Y 2-0 ante Uruguay y 2-1 ante Colombia por Eliminatorias (y Venezuela le arrebató un punto en Brasil).

En el cruce del martes en el Maracaná se reencontrarán Scaloni y Diniz, entrenadores que coinciden en el respeto a la idiosincrasia cultural de cada fútbol, del argentino y el brasileño, y que destacan las relaciones humanas, más allá de la táctica. Durante la Copa América de Brasil 2019, la selección que dirigía el entonces “joven inexperto” Scaloni se entrenó en el centro de entrenamiento de Fluminense en Xerém. Diniz transitaba su primera etapa en el Flu, al que volvería en 2022. El club brasileño les regaló a los jugadores argentinos una camiseta tricolor con el nombre de cada uno. Incluso a Scaloni. “Gracias, muy amable -les dijo-. Me hubiera gustado la de Paulo Ganso”. A Ganso, campeón de la Libertadores 2023 con el Flu, lo había conocido en 2016, cuando Scaloni se sumó al cuerpo técnico de Jorge Sampaoli en el Sevilla. Argentina terminó tercera después de perder la semi ante Brasil en la Copa América 2019. En Brasil, muchos compararon a Diniz con Scaloni, no sólo por los acercamientos entre los jugadores para construir el juego, por organizar los movimientos alrededor de la pelota, sino por la condición de origen en la selección: como lo fue Scaloni, Diniz es “interino”. Como sea, Scaloni avala a Diniz, así como Telê Santana irrumpió después de César Menotti y el Mundial de Argentina 78. “Me gusta crear, mejorar un estilo de juego, ver al equipo jugar bien, a los jugadores progresar para poder tener éxito en la vida. Quiero que el jugador se sienta bien. La base de la construcción es nuestro equipo viendo cómo sale de las situaciones. La gente quiere una receta ya preparada; yo creo en potenciar las cosas positivas que se ven en el fútbol. Hay mucho que construir. Se necesita valor para probar, no repetir la misma receta”, le decía Diniz al periodista Carlos Eduardo Mansur en O Globo, en 2018. Vale para Scaloni.

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A la Argentina campeona en selecciones se le opone un fútbol local con campeonatos pauperizados. Flamengo, Palmeiras y Fluminense fueron campeones de la Libertadores en los últimos cinco años porque el Brasileirão sube la vara competitiva. El formato de 20 equipos, de partidos a ida y vuelta, se mantiene desde 2006. Brasil casi quintuplica la población argentina y triplica el territorio, pero son 20 equipos en Primera, no 28 como en la Argentina. Y cada club compite en su torneo estadual y en la Copa de Brasil. Hay equipos que llegan a los 70 partidos por año. El jueves, en Barranquilla, Endrick debutó en la selección a los 17 años y 118 días. Es el cuarto más joven en hacerlo en la historia de Brasil, detrás de Pelé, Edú y Coutinho. Superó a Ronaldo. Sus últimos partidos en el Palmeiras fueron exhibiciones de su talento: gol, fuerza, ​técnica, improvisación. Estrella. Les sirvieron al Palmeiras para arrebatarle el liderazgo del Brasileirão a Botafogo a cuatro fechas del cierre. El rato de Endrick ante Boca no le había alcanzado al Palmeiras para abrochar la cuarta final consecutiva entre brasileños de la Libertadores. Pero casi. A mitad de 2024, ya vendido en 72 millones de euros, Endrick se sumará al Real Madrid. Fluminense fue mejor equipo que Boca en la final de la Libertadores 2023. Flamengo había martillado con sus figuras a River en la final de Lima 2019.

En la última década, el fútbol argentino pasó de 20 equipos en Primera a tocar el pico máximo de 30. Se jugó con y sin descensos, se disputaron torneos de “transición”, se inventaron copas sobre la marcha. En 2023, si bien se respetó el formato, se alteró el orden: primero se jugó la Liga (River campeón) y ahora se juega la Copa de la Liga. Pero el año empezó con dos descensos por tabla general y se terminará (por ahora) con uno. Es “el fútbol de los campeones del mundo”. También el de los clubes asociaciones civiles sin fines de lucro que le resiste a las sociedades anónimas deportivas. En Brasil, aprobadas las SAD por Jair Bolsonaro en 2021, seis de los 20 clubes del actual Brasileirão son de empresas: Botafogo, Cuiabá, Vasco da Gama, Bahía, Cruzeiro y Coritiba. Ninguno de los grandes. Ningún campeón de las últimas cinco Libertadores. Parecidos pero diferentes, Argentina y Brasil volverán a jugar después de las Eliminatorias. Será este viernes, por los cuartos de final del Mundial Sub 17 de Indonesia. De momento, el martes, Messi se despedirá del Maracaná, el estadio que le sacó el Mundial 2014, pero que le despejó el horizonte hacia Qatar 2022.

Foto: AFP