Mientras la voz del estadio presenta una a una a las veintitrés jugadoras de la selección, en el Stade Océane de fondo suena No te creas tan importante de Damas Gratis. Esa cumbia y los cantos de olé olé olé, olé olé olé olá Argentinaaaa se hacen escuchar en un estadio donde la hinchada albiceleste juega de visitante. A las y los ingleses les alcanzó con cruzar el Canal de la Mancha para llegar hasta la ciudad portuaria de Le Havre, en el norte de Francia, a casi 200 kilómetros de París.

A los 27 minutos del primer tiempo Ruth Bravo toca de atrás a Alex Greenwood en el área. La árbitra china Qin Liang cobra penal. Nikita Parris, la número siete de la selección inglesa que ya había convertido un gol de penal ante Escocia, se para frente a la arquera argentina Vanina Correa. Son 20294 personas que miran en silencio ese momento. Entre ellas, en las tribunas está Marta Soler, la arquera de la selección argentina que jugó el Mundial de México 1971 y que le ganó 4 a 1 a Inglaterra en el estadio Azteca ante 110 mil personas. Marta mira a Vanina.  El remate va contra el palo, al medio. Marta pensaba que la inglesa patearía al otro lado. Vanina no: vuela y alcanza a tocar la pelota con la mano izquierda. Pega en el palo y termina afuera. Marta festeja y lo grita como un gol junto a Elba Selva, Eva Lembesis, Blanca Brucoli, Teresa Suárez, Angélica Cardozo y Betty García, seis de sus compañeras del equipo de aquel entonces.

Cuarenta y ocho años después de ese primer partido entre Argentina e Inglaterra en México, siete de las Pioneras de Fútbol Femenino Argentino están en Francia, invitadas por la organización Fuarfem viendo el encuentro desde la popular. En otro sector de la cancha, Leah Caleb y Gill Sayell, dos de las pioneras del fútbol inglés que también jugaron ese mundial están siguiendo el partido desde las tribunas.

“No sé cómo hice para llegar. Quizás fue un poquito de suerte, quizás fue un poquito de esfuerzo, pero llegué”, dice Vanina Correa, que pese a la derrota argentina por 1 a 0 fue elegida como la jugadora del partido.  La arquera no sólo atajó el penal si no que descolgó centros ingleses, mostró reflejos frente a cabezazos potentes, sacó un mano a mano y salió decida en jugadas peligrosas durante todo el encuentro. «Estoy triste, más allá del penal y de mi buena actuación. Ahora nos queda jugar con Escocia y vamos a darlo todo como lo venimos haciendo», señala en la conferencia de prensa.  Ella junto con Belén Potassa, Gabriela Chávez y Mariela Coronel son las cuatro jugadoras que formaron parte del equipo en el Mundial de China 2007, donde perdieron contra Inglaterra 6 a 1 en el tercer partido de la fase de grupos. Y también fue parte de la selección que jugó en Estados Unidos 2003. «En los dos mundiales anteriores era muy chica y la verdad es que no pude disfrutarlos como hubiese querido. Hoy es distinto porque soy más grande y tengo experiencia”, señala la jugadora.

Vanina es una de las protagonistas del anuncio de un canal que transmite el Mundial y que expuso en su spot la doble o triple jornada laboral de las futbolistas en Latinoamérica. Y Vanina sabe de eso: de combinar sus entrenamientos en Rosario Central y en la selección con la crianza de sus hijos mellizos Luna y Romeo y su trabajo en las cajas de la Municipalidad de Villa Gobernador Gálvez, en las afueras de Rosario. Vanina sabe de poner el cuerpo y poner el pecho en los momentos difíciles. Todas sus compañeras de equipo, que pasan por la zona mixta después del partido, la señalan a ella como la responsable del resultado por la mínima de la victoria inglesa. “Nos superaron en velocidad, en movimiento sin pelota, tienen un ritmo al que no estamos acostumbradas. Y Vanina estuvo cuando tuvo que estar y más. Hizo un partidazo”, dice otra de las arqueras del seleccionado, Gabriela Garton. Por su parte, Mauro Dobler, el entrenador de arqueras, sonríe ante la pregunta por la actuación de Correa: “Ella sintió que era su Mundial y lo está tomando de esa manera”.

Bajo la luna de Le Havre, la selección salió a medirse con un rival que vino a buscar la copa. “Tienen jugadoras fantásticas y muy sólidas. Fue una sorpresa la organización defensiva de este equipo”, dijo Lucy Bronze, defensora inglesa y compañera de Soledad Jaimes en el PSG, que también advirtió como ya lo había hecho su director técnico Phil Neville sobre las distancias futbolísticas con Argentina en virtud del apoyo y desarrollo del fútbol femenino en cada país.

En la noche fría, algunas de las jugadoras dejan el estadio con lágrimas, con las ganas de que el gol de Taylor a los quince minutos del segundo tiempo no hubiera estado ahí, algunas otras se van con la sensación de haber hecho un buen partido, de haberse plantado, de que la derrota no es tan derrota porque enfrente está Inglaterra, tercera en el ránking FIFA. Para todas todavía queda Escocia el miércoles 19 en París, en la última fecha del grupo D para salir a buscar ese pase a octavos por primera vez en la historia de los mundiales.