¡Hola! ¿Cómo están?

Si la vida es eso que pasa entre Mundial y Mundial, disfruten este mes que se viene: hoy a la madrugada comenzó a jugarse la novena edición de la Copa del Mundo de fútbol femenino. Qué felicidad.

Creado en 1930 para los varones, la FIFA empezó a organizar el de mujeres y diversidades en 1991, 61 años después. Por eso empiezo este newsletter con una sugerencia: miren los partidos de Argentina, que debuta este lunes a las 3 contra Italia, contemplando las temporadas de diferencia en cuanto a acceso al juego y posibilidades de desarrollo respecto de los varones.

Si Francia 2019 fue el Mundial de las reivindicaciones, desde hace semanas pienso que esta Copa de Australia y Nueva Zelanda -la primera organizada en dos países- marca un quiebre social y cultural: empiezan a despedirse las futbolistas que crecieron jugando con varones. Las nuevas camadas, las menores de 20, en la mayoría de los países ya pueden formarse jugando en la rama femenina o incluso en un fútbol mixto.

No sé si tomamos dimensión de la transformación. Cuando yo era chica y jugaba en los potreros y las calles de mi barrio con pibes, la agresión “machona” era la que más me angustiaba. Me avergonzaba y me humillaba, pero además era como una Kryptonita que me sacaba las ganas de jugar. Siempre me pregunté “¿por qué a mí?” hasta que entendí que la culpa era del patriarcado y que nos pasaba a todas las que amábamos el fútbol.

Hace unos días me crucé con esta foto de Estefanía Banini. Es de cuando empezó a jugar en su Mendoza natal, con varones. 

Elizabeth, la mamá de Banini, me cuenta por teléfono que, cuando su hija fue a Cementistas, su club de Futsal, tuvieron que firmar junto con el papá un documento ante escribano que ratificaba que ellos se hacían cargo de la nena si le pasaba algo. Y que los papás y mamás de los niños de los otros clubes eran lapidarios con sus hijos cuando padecían las gambetas de la hoy jugadora del Atlético de Madrid: “¡Cómo te va a pasar así una mujer!”, les gritaban. En la actualidad, Cementistas tiene fútbol femenino desde los 5 años, por lo que Banini, que fue a los 6, podría jugar hoy con nenas.

Bienvenidas, bienvenidos entonces, a un nuevo tiempo. El de un nuevo paradigma social y cultural (porque a esta altura ya sabemos que algunas palabras tienen forma de violencia), pero también futbolístico. Llegó lo que tanto esperamos: el fin de las varoneras, las machonas, las marimachos.

En el plantel argentino que buscará su primer triunfo en un Mundial la más joven es Lara Esponda, la arquera de River que nació el 8 de noviembre de 2005 y que va a su primera Copa del Mundo con 17 años.

Nacida en Pilar, Lara creció en una casa futbolera. Su papá, Javier Esponda, jugó un tiempo en Platense y llegó a ser comprado por Vélez, pero tuvo que dejar el fútbol por un accidente que sufrió. Ya era padre cuando entrenaba a niños en el club Social y de Fomento Villa Carupá, de Tigre, donde su hija se metía para mostrar que le gustaba el fútbol.

La familia intentó convencerla de jugar al tenis hasta que Lara -que era muy buena con una raqueta en la mano- puso el límite: dijo que no iba a ir más porque le gustaba el fútbol.

Mariana, su mamá, buscó un club que tuviera fútbol femenino. Y encontró el Cenared, donde Esponda pudo entrenar junto a otras nenas. Ahí, un día faltó la que habitualmente era arquera y Lara levantó la mano: “Yo pruebo al arco”, dijo. No dejó el puesto nunca más. Acá la pueden ver, es la única de pantalón largo.

Tiempo después Lara fue junto a su hermano, Tomás, también arquero (tiene 19 años y ataja en la Reserva de San Miguel) a entrenar a la escuela AER (Arqueros en Red), de Alejandro Saccone. El hoy entrenador arqueros de River la vio y pidió filmarla. Enseguida los llamaron desde Núñez y Larita, como la conocen en el club, arrancó ahí con 9 años.

Ese año River había comenzado a trabajar en la formación de las categorías del femenino. “Las Peques millonarias”, se llamaban. Entrenaban los lunes de 17 a 18. No había torneos: sólo era entrenar, sin competir.

Gabriela Cenoz, presidenta de la disciplina en River, me cuenta que después de que la Primera terminara tercera en la Copa Libertadores de 2017 decidieron empezar a pensar en las niñas y las jóvenes. “Cuando competís contra equipos del exterior te das cuenta que tienen otra preparación”, dice.

Hace poco, en una entrevista que le hicieron a Germán Portanova en ESPN, le preguntaron qué clubes trabajaban bien las inferiores. El DT no dudó: “Platense y River”, respondió.

El cambio necesario, entonces: si antes las mujeres arrancaban a jugar con varones y dejaban un tiempo hasta poder sumarse a un club (en el torneo de AFA se puede competir a partir de los 14 años en Primera), ahora entonces pueden desde niñas acercarse a cada vez más clubes para jugar con nenas. O jugar mixto, un debate que se está dando y que empieza a cambiar en muchos lugares como pasó en la Liga de Tres Lomas).

La AFA hoy organiza torneos en las categorías Reserva y sub 16 de manera obligatoria para los clubes de Primera y el Sub 14, optativo en la actualidad, comenzará a ser obligatorio el año próximo. Sub 12 tienen muchos clubes que por ahora juegan amistosos. Hace poco, de hecho, se jugó el primer Superclásico de la categoría.

Vanina Correa, la arquera titular de la Selección, tiene 39 años. Empezó a los 6, en el club Villa Diego Oeste, de Villa Gobernador Gálvez, junto a Darío, Alejandro y Mauro, sus hermanos. Acompañaba al equipo y era la »mascota». Jugar, jugaba en la plaza porque escuelitas no había. Cuando Correa nació faltaban 22 años para que Esponda, compañera de equipo hoy, llegara al mundo y viviera otra realidad. Empezará a enterrar, por ejemplo, el “machona” que lastimó a tantas generaciones. Pueden decirle “ídola” tranquiles.

A disfrutar los nuevos tiempos. A disfrutar el Mundial

La birra del tercer tiempo

Esta semana el Newsletter de Marcelo Gantman tuvo al fútbol femenino y su desigual desarrollo como eje. Muy interesante.

Sobre cambios e identidades también me gustó esta historia que contó Daniela Lichinizer. Se las recomiendo.

Y por último, una alegría saber que habrá tantas colegas cubriendo el Mundial femenino. Para Tiempo estará la crack de Delfina Corti, pero les dejo para seguir a las colegas que irán subiendo contenido desde allá: Catalina Sarrabayrouse, Daniela Lichinizer, Ileana Manucci, Bianca Ossola, Natalia Maderna, Marina Butrón, Romina Sacher, Lola del Carril, Sofía Martínez, Melu Kaler, Agustina Vidal y la fotógrafa Julieta Ferrario. Espero no haberme olvidado de ninguna.

¡Un abrazo y a alentar a Argentina! Nos leemos después del partido debut.