«No estoy haciendo nada. No pongo la mano en ningún lado indiscreto. Es sólo una expresión de alegría», dice Leopold Steels, personaje de la obra teatral neerlandesa De Kus (El Beso), en cartelera en Países Bajos. El protagonista, que no comprende lo que provoca su comportamiento, expone su defensa luego de que se lo acuse de abuso sexual tras besar a la capitana del equipo de fútbol del club que preside.

Inspirada en el beso del presidente de la Federación Española, Luis Rubiales, a Jenni Hermoso tras la final del Mundial 2023, el guión indaga la problemática de la violencia de género. Lo mismo hace Un tiro cada uno, la obra teatral argentina –en cartelera en Buenos Aires– que trata sobre tres basquetbolistas de Bahía Blanca que cometen un femicidio la noche anterior a un partido. Basado en hechos reales, el arte sube cada vez más al escenario el incremento de denuncias que se lanzaron en los últimos años contra futbolistas y otros actores masculinos del deporte.

El miércoles, la Justicia condenó a Jorge Martínez, ex DT del equipo femenino de Boca, a un año de prisión por abuso sexual. «Hoy se hizo justicia por mí pero también por todas las personas que han sido abusadas», dijo Florencia Marco, ex jefa de prensa del club y denunciante del entrenador. La fiscalía, además, inició una investigación por posible encubrimiento de dirigentes de Boca.

El fútbol –y no sólo el argentino– presenta cada vez más casos de jugadores y entrenadores condenados o denunciados por abuso sexual.

-Carlos Torres, exentrenador de Español femenino, fue condenado a nueve años de prisión en 2023 luego de que una jugadora menor de edad lo denunciara por abuso sexual.

-El delantero de Boca Sebastián Villa fue condenado en 2023 a dos años y un mes de prisión en suspenso por violencia de género contra Daniela Cortes, su expareja.

-La Suprema Corte dejó firme la sentencia en 2022 contra el ex Independiente Alexis Zárate, el primer jugador culpable por abuso sexual con acceso carnal.

-Tres jugadores de Vélez, José Florentín, Braian Cufré y Abiel Osorio, están detenidos en Tucumán tras haber sido denunciados por abuso sexual con acceso carnal por una periodista. A diferencia de Boca en el caso Martínez, Vélez activó el protocolo de violencia de género y les rescindió el contrato.

-Dos jugadores de la reserva de Godoy Cruz también fueron arrestados en marzo por abusar de una joven en un boliche  de Mendoza.

-Dos campeones del mundo con la selección, Thiago Almada y Gonzalo Montiel, afrontan denuncias en la Justicia por violencia sexual.

No se trata sólo de fútbol, claro: el golfista Ángel «Pato» Cabrera no juega el actual Masters de Augusta porque le negaron el ingreso a Estados Unidos tras su condena en 2023 por violencia de género sobre su ex pareja. En todo caso, el deporte permite vislumbrar procesos sociales que suceden transversalmente en varios ámbitos. No se trata de casos aislados de la sociedad. Pero si la pelota está en el medio, la repercusión es mayor. El fútbol también permite que se discuta algo que hasta hace años parecía impensado. Y en la discusión aparecen varias preguntas.

¿Aumentaron los casos de violencia de género en el deporte? Hay mayor visibilidad y la exposición en redes sociales no perdona como antes. ¿Aumentó el número de denuncias? Según datos del Sistema Nacional de Estadísticas Criminales, entre 2014 y 2022 se triplicaron las denuncias de ataques sexuales. En 2022, se cometieron cinco abusos cada hora. Sin embargo, aún nueve de cada diez víctimas no realizan la denuncia ante la Justicia.

«Únicamente el 10% de las mujeres se animan a denunciar. Y no se animan porque recae en ellas un manto de sospechas», señala Julia Hang, doctora en Ciencias Sociales. De ahí el agradecimiento por parte de jugadoras y colegas hacia Marco «por haber puesto el cuerpo» en la denuncia a Martínez.

Los fallos judiciales en contra de los futbolistas y la activación de los protocolos por parte de los departamentos de Género comienzan a marcar antecedentes. «A diferencia de otros delitos, en el caso de la violencia de género la condena no deja de lado la causa raíz, que son los patrones sociales que naturalizan la violencia y la sostienen en el tiempo», explicó a Tiempo Carla Majdalani, especialista en Erradicación de la Violencia basada en Género.

«¿Qué tiene de malo?», se pregunta en varias oportunidades Leopold en De Kus. Incluso, su esposa Fleur lo apoya: «¿De qué estamos hablando? Quiero decir, cuando cantábamos en el coro del pueblo, nos manoseaban por todas partes, ¿o no?».

Las denuncias por abuso sexual en futbolistas y deportistas masculinos tienen una causa raíz y el castigo –si bien marca un precedente– no es el único modo de afrontar el drama. «Porque un varón que comete actos de violencia no es una isla» –sostuvo la abogada Sabrina Cartabia Grobala en la revista digital Anfibia–, sino que también «es parte de un cuerpo social dañado». «El lobo», dice la autora, «defiende con violencia su estatus amenazado para no enfrentarse con una realidad desafiante: él también es Caperucita».