River, nuevo líder de la Liga Profesional de Fútbol, derrotó a Boca por 2 a 1, con una soberbia actuación de Julián Álvarez, autor de los dos goles, y el delirio de 36 mil hinchas (esa era la cantidad de gente habilitada con el aforo del 50% del Monumental que pareció no cumplirse), que gozaron de quedarse con el Superclásico en lo que significó la vuelta del público a los estadios luego de un año y medio de impedimento por la pandemia.

River alcanzó los 30 puntos con la cuarta victoria consecutiva y es líder del campeonato. A su vez terminó con el invicto de Sebastián Battaglia como entrenador de Boca, que terminó con diez jugadores por la expulsión de Marcos Rojo, cuando solo se habían jugado 17 minutos del partido.

La superioridad del equipo de Marcelo Gallarda fue tan clara que el 2 a 1 final no refleja lo que fue el desarrollo del partido.

River empezó con la posesión de la pelota ante la intención clara de Boca de aprovechar un error en la recuperación. El equipo de Battaglia cedió el protagonismo, a diferencia de sus últimas presentaciones. Con paciencia, los dirigidos por Gallardo intentaron llegar al área con la conexión Enzo Pérez, De La Cruz y Palavecino.

El trámite del superclásico se definió a los 17 minutos del primer tiempo, cuando Marcos Rojo generó una fuerte entrada sobre Braian Romero y fue expulsado por el árbitro Rapallini. Boca se quedó con diez jugadores y Battaglia dispuso la salida de Edwin Cardona para el ingreso de Zambrano.

Como si fuera poco, River pasó al frente con un gran gol de Álvarez. Encaró al área, se sacó de encima una marca y sacó un derechazo que sobrepasó la línea de un desesperado y errante Agustín Rossi, que solo atinó a pegar un manotazo al aire cuando la pelota ya estaba dentro de su arco. Gravísimo error del arquero de Boca, que volvió a equivocarse pocos minutos después con un mal pelotazo de salida: la capturó Milton Casco, cedió para Simón para el centro preciso y otra vez Álvarez lo transformó en gol.

Durante la primera parte, Boca sólo ejecutó un tiro al arco con un remate del peruano Luis Advíncula que pasó cerca del palo izquierdo.

River mantuvo la línea en el segundo tiempo, con el partido ya definido. La falta de puntería lo privó de una goleada.

Los dirigidos por Gallardo dejaron con vida a un Boca confundido, permeable y sin vocación ofensiva que encontró el descuento en el final con un cabezazo de Zambrano que Armani no pudo sacar.

No hubo tiempo para más. O sí. Los hinchas se quedaron más de media hora en las tribunas gritando su felicidad por el triunfo, gozando a Boca y pidiéndole a Gallardo que nunca se vaya del club.