Dos días antes de la semifinal de la Copa América ante Colombia, distintos portales publicaron al unísono la misma nota con idéntico título: “Tapia le prende velas a Messi para evitar su final en la AFA”. Como pocas veces, a la operación mediática se le veían los hilos a distancia. El tiro salió por la culata: Argentina consiguió en Brasil su primer título en 28 años, un espaldarazo para el presidente de la AFA que sabe que en las próximas semanas la Inspección General de Justicia (IGJ) se expedirá sobre su irregular elección hasta 2025 en mayo pasado.

Tapia asumió como presidente de la AFA en marzo de 2017, con el impulso de los votos mayoritarios de los dirigentes de las categorías menores nucleados en Ascenso Unido y, además, con el apoyo del plantel de la Selección Argentina, que en medio de la anarquía que siguió a la muerte de Julio Humberto Grondona veían en “Chiqui” una presencia permanente. Cuatro años y medio después, eso se mantiene.

Lo que cambió es el contexto político. Tapia sabe de la desconfianza de Alberto Fernández desde antes de que sea presidente de Argentina. Marcelo Tinelli y Rodolfo D’Onofrio, amigos de Fernández, son rivales de Tapia dentro de la rosca de la AFA. Algunos dicen que por eso no hubo foto del presidente con el plnatel campeón. Otros dicen que no hubo tiempo  recuerdan los puentes con el Gobierno Nacional, como los que trazan Pablo Toviggino, Secretario Ejecutivo de AFA, y Nicolás Russo, diputado provincial y presidente de Lanús, con Sergio Massa. 

Antes de la vuelta olímpica en el Maracaná, los dirigentes afines a Tapia identificaban a Tinelli, presidente de la Liga Profesional de Fútbol, un organismo dentro de la AFA, como el hombre que buscaba sembrar un clima mediático adverso. “No tengas dudas de que son Tinelli y Eduardo Spinosa. Son tipos que, como por los votos no pueden quedarse ni en sus clubes, apelan a toda esta mugre. Igual, no nos van a llevar puestos”, contaba un presidente de un club del Ascenso, muy cercano a Tapia.

En estos cuatro años y medio de mandato, Chiqui se aferró a esos actores que lo habían llevado desde Barracas Central hasta la presidencia de la AFA. Los votos de los clubes del Ascenso y del fútbol federal están en su bolsillo, aunque sabe que no cuenta con la simpatía de los equipos más poderosos. Sobre esa plataforma construyó su propia base, incluso también con algunas espadas mediáticas que defienden su gestión a lo largo y ancho del país.

La obtención de la Copa América fue un espaldarazo deportivo. “Ahora se puede ver plasmado el proyecto que se inició hace cuatro años y medio. Atrás del primer título de Messi hay un gran grupo y un gran trabajo del cuerpo técnico. Detrás de este logro histórico hay un gran trabajo silencioso de mucha gente. El proyecto está más vivo que nunca”, aseguró Tapia, después de largos meses de silencio mediático.

Hubo quienes vieron en la aparición de Tapia en el césped del Maracaná una acción oportunista. Desde el cuerpo técnico de la AFA descartan esa lectura: “En las malas también estuvo”. Leandro Paredes lo graficó con una anécdota: «En el torneo de truco que ganamos con Messi y De Paul jugamos contra Scaloni, hasta contra el presidente; Chiqui hizo equipo con Omar Souto y Beto. En el partido me tocó jugar el pica-pica contra él; fácil, muy fácil, me lo morfé mal al Chiqui. Que lo vea porque es verdad”.

Tapia sabe que los porotos que no consiguió en ese pica a pica le alcanzarán cuando la IGJ se expida sobre la validez de la elección vía Zoom que se hizo en mayo del año pasado, cuando la pandemia recién asomaba. Lo sabía también la semana pasada, pero la Copa América se lo confirmó.