Con refinanciaciones a largo plazo y una emisión anticipada de títulos, el gobierno ya se alista para afrontar en los próximos días el inicio de una serie de exigentes test en materia de deuda pública. El último día de este mes deberá cubrir alrededor de $ 240 mil millones por amortización de letras e intereses de bonos a largo plazo.
Según el estudio hecho por la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), el miércoles 30 vencen $ 142.492 millones por Lepase (letras que se ajustan de acuerdo a la tasa de pases pasivos que abona el Banco Central) y $ 76.146 millones por Ledes (letras a descuento). Además, habrá que responder a los intereses de bonos Discount y Cuasipar en pesos por $ 20.322 millones.
Como para preparar el terreno, en la última semana la Secretaría de Finanzas armó una licitación de letras en la que recaudó algo más de $ 63 mil millones. Además, canjeó bonos ajustables por inflación (Boncer) que vencían a mediados de julio por otros similares con vencimiento en 2022 y 2023.
El rally de pagos de deuda se intensificará en la segunda mitad del año. Entre julio y diciembre el gobierno deberá conseguir fondos para responder a compromisos por $ 1,65 billones, además de buscar dinero fresco para solventar el déficit primario de la administración pública.
Entre todas las obligaciones hay una que tiene un alto valor simbólico. Para el 9 de julio, en coincidencia con la fecha patria, está pautado el primer pago de intereses de los bonos bajo legislación extranjera emitidos el año pasado, después del arduo proceso de reestructuración con los consorcios de bonistas internacionales. Insumirá U$S 154 millones, un monto que no es tan significativo en comparación con otros compromisos, pero que se irá repitiendo cada seis meses con sumas cada vez mayores, ya que los intereses son crecientes. Y constituye también un recordatorio de que si bien la renegociación lograda en 2020 permitió ganar tiempo, el problema de la deuda en divisas extranjeras se mantiene vigente. «