La Asociación de Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad en la Aeronavegación (Atepsa, conocidos popularmente como controladores aéreos), que agrupa al personal de las torres de control en 50 aeropuertos del país, acaba de sellar una paritaria que rompe la lógica de los acuerdos salariales que se han firmado en el último período. Es que, por primera vez en esta ronda de negociaciones, el acuerdo contempla una cláusula que explícitamente garantiza que los salarios subirán por encima de la inflación oficial en el período de vigencia.

Se trata, además, de la primera negociación que encara la nueva secretaria general, Paola Barrita, que acaba de alzarse con el sindicato en una elección en la que, con más de la mitad de los votos, desplazó a la lista que conducía el gremio y a otro agrupamiento promovido, según denunciaron, por sectores vinculados a la patronal.

La lista resultó de un agrupamiento con protagonismo de los y las delegadas que surgieron en las elecciones de base de los últimos años y que, paulatinamente, impusieron al gremio una orientación combativa.

El sector detenta un poder de fuego particular porque tiene la capacidad de paralizar el transporte aéreo. Esta vez, sin embargo, no fue necesario tomar medidas de fuerza para que la patronal, la Sociedad del Estado EANA, concediera gran parte de los reclamos de los trabajadores y la nueva conducción del sindicato. El acta contempla un incremento del salario del 30% para los primeros cuatro meses del período paritario y nuevas negociaciones de revisión aunque con pisos del 50% a diciembre y del 60% a marzo 2023 y una cláusula que sostiene que «la empresa garantiza que este acuerdo no estará por debajo del Índice de Precios al Consumidor (IPC) publicado por el Indec, correspondientes cada tramo del período acordado».

En diálogo con Tiempo, Paola Barrita explicó que «no teníamos medidas de fuerza pautadas pero torcieron el brazo porque se dieron cuenta que estábamos dispuestos a hacerlo. Ganamos el sindicato con una paritaria en curso. En dos reuniones nos ofrecieron un acuerdo corto de poco más del 20 por ciento. Al no tener todavía la certificación oficial aceptamos negociar por tramos pero exigimos que fueran crecientes y que nos garantizaran lo que indica el REM. En el medio empezaron a explotar pequeños conflictos por traslados arbitrarios y condiciones laborales».

Barrita explicó que el punto de inflexión se dio cuando «un jueves nos suspendieron una reunión pero fuimos igual porque venían tomando medidas antisindicales. Convocamos a todos los delegados del AMBA al sindicato y ahí mismo planteamos que había que defender nuestras condiciones y nos movilizamos al EANA. Hicimos una acción durante tres horas con cánticos diciendo que si no nos atendía alguien del directorio no iba a haber vuelos. La reunión siguiente nos dijeron que podían garantizar el 60% que había cerrado UPCN unos días antes y, ante nuestra advertencia sobre una nueva escalada del conflicto accedieron a plasmar esa garantía salarial y otros reclamos».

El acuerdo, que la nueva conducción refrendó en una asamblea con 500 trabajadores, además, contempla una suba de más del 100% en el refrigerio, su duplicación para los turnos nocturnos así como la ampliación del adicional por «trayectoria».

Las paritarias con cláusulas de indexación del salario por inflación, denominadas “gatillo” aparecieron por 2016 con el propósito de consolidar pérdidas salariales anteriores. El último acuerdo con cláusula gatillo fue suscripto en 2019 por los sindicatos universitarios con el gobierno de Mauricio Macri aunque luego fue incumplido por el actual.

El conflicto que desarrolla el Sindicato Único de Trabajadores del Neumático (Sutna) y que va a paralizar el martes las tres fábricas del sector por sexta vez en apenas un mes, apunta a plasmar también una cláusula de recomposición del salario real, tal como lo lograron  en 2020-2021 por un 5 por ciento.

Los quince paros de 24 horas de los trabajadores de Página/12 en los últimos dos meses y el tercero que se producirá en Clarín este miércoles son por la exigencia de acuerdos particulares con cláusulas que garanticen una ruta de recomposición del salario real  luego de la firma de una paritaria a la baja por parte del sindicato Utpba.

Los controladores aéreos aportan una conquista concreta cuando la inflación anual, según los pronósticos que difunde el BCRA para el año no estará por debajo del 72 por ciento. «

La Asociación de Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad en la Aeronavegación (Atepsa, conocidos popularmente como controladores aéreos), que agrupa al personal de las torres de control en 50 aeropuertos del país, acaba de sellar una paritaria que rompe la lógica de los acuerdos salariales que se han firmado en el último período. Es que, por primera vez en esta ronda de negociaciones, el acuerdo contempla una cláusula que explícitamente garantiza que los salarios subirán por encima de la inflación oficial en el período de vigencia.

Se trata, además, de la primera negociación que encara la nueva secretaria general, Paola Barrita, que acaba de alzarse con el sindicato en una elección en la que, con más de la mitad de los votos, desplazó a la lista que conducía el gremio y a otro agrupamiento promovido, según denunciaron, por sectores vinculados a la patronal.

La lista resultó de un agrupamiento con protagonismo de los y las delegadas que surgieron en las elecciones de base de los últimos años y que, paulatinamente, impusieron al gremio una orientación combativa.

El sector detenta un poder de fuego particular porque tiene la capacidad de paralizar el transporte aéreo. Esta vez, sin embargo, no fue necesario tomar medidas de fuerza para que la patronal, la Sociedad del Estado EANA, concediera gran parte de los reclamos de los trabajadores y la nueva conducción del sindicato. El acta contempla un incremento del salario del 30% para los primeros cuatro meses del período paritario y nuevas negociaciones de revisión aunque con pisos del 50% a diciembre y del 60% a marzo 2023 y una cláusula que sostiene que «la empresa garantiza que este acuerdo no estará por debajo del Índice de Precios al Consumidor (IPC) publicado por el Indec, correspondientes cada tramo del período acordado».

En diálogo con Tiempo, Paola Barrita explicó que «no teníamos medidas de fuerza pautadas pero torcieron el brazo porque se dieron cuenta que estábamos dispuestos a hacerlo. Ganamos el sindicato con una paritaria en curso. En dos reuniones nos ofrecieron un acuerdo corto de poco más del 20 por ciento. Al no tener todavía la certificación oficial aceptamos negociar por tramos pero exigimos que fueran crecientes y que nos garantizaran lo que indica el REM. En el medio empezaron a explotar pequeños conflictos por traslados arbitrarios y condiciones laborales».

Barrita explicó que el punto de inflexión se dio cuando «un jueves nos suspendieron una reunión pero fuimos igual porque venían tomando medidas antisindicales. Convocamos a todos los delegados del AMBA al sindicato y ahí mismo planteamos que había que defender nuestras condiciones y nos movilizamos al EANA. Hicimos una acción durante tres horas con cánticos diciendo que si no nos atendía alguien del directorio no iba a haber vuelos. La reunión siguiente nos dijeron que podían garantizar el 60% que había cerrado UPCN unos días antes y, ante nuestra advertencia sobre una nueva escalada del conflicto accedieron a plasmar esa garantía salarial y otros reclamos».

El acuerdo, que la nueva conducción refrendó en una asamblea con 500 trabajadores, además, contempla una suba de más del 100% en el refrigerio, su duplicación para los turnos nocturnos así como la ampliación del adicional por «trayectoria».

Las paritarias con cláusulas de indexación del salario por inflación, denominadas “gatillo” aparecieron por 2016 con el propósito de consolidar pérdidas salariales anteriores. El último acuerdo con cláusula gatillo fue suscripto en 2019 por los sindicatos universitarios con el gobierno de Mauricio Macri aunque luego fue incumplido por el actual.

El conflicto que desarrolla el Sindicato Único de Trabajadores del Neumático (Sutna) y que va a paralizar el martes las tres fábricas del sector por sexta vez en apenas un mes, apunta a plasmar también una cláusula de recomposición del salario real, tal como lo lograron  en 2020-2021 por un 5 por ciento.

Los quince paros de 24 horas de los trabajadores de Página/12 en los últimos dos meses y el tercero que se producirá en Clarín este miércoles son por la exigencia de acuerdos particulares con cláusulas que garanticen una ruta de recomposición del salario real  luego de la firma de una paritaria a la baja por parte del sindicato Utpba.

Los controladores aéreos aportan una conquista concreta cuando la inflación anual, según los pronósticos que difunde el BCRA para el año no estará por debajo del 72 por ciento. «