La paralización de la refinería de Raizen (ex Shell) en Dock Sud (Avellaneda, Buenos Aires) por falta de materia prima, esto es, petróleo, a principios de agosto, puso de relieve la dura pelea que divide a petroleras y refinadoras de crudo y que fue una de las causas por las que se eyectó a Sergio Lanziani de la Secretaría de Energía. El gobierno espera que con su reemplazante, Darío Martínez, salga del laberinto por arriba y pueda así sortear las presiones que ambos sectores ejercen. El problema es que ese vuelo podría implicar hacer concesiones a diestra y siniestra.

La orden que recibió Martínez de boca del propio presidente Alberto Fernández fue que la prioridad es «motorizar la producción» como forma de satisfacer a ambos bloques ya que solo así se podrá «abastecer adecuadamente las necesidades internas» y, al mismo tiempo, «generar mayores saldos exportables».

Martínez es un reconocido impulsor de Vaca Muerta. En la campaña electoral de 2019, como candidato a vicegobernador de Neuquén en la fórmula con Ramón Rioseco, promocionó el desarrollo del yacimiento no convencional neuquino y la vuelta de YPF al foco de la producción de petróleo y gas en detrimento de las energías renovables y la generación de electricidad.

Aunque Martínez comulga con las directivas presidenciales, para llevarlas adelante deberá calmar las tensiones entre los dos sectores más dinámicos de la industria petrolera, siempre con una mirada puesta en la situación de los trabajadores del sector y otra en el mercado internacional.

Negocian el barril criollo

Cuando en marzo se derrumbó el precio internacional del petróleo, el gobierno y las empresas negociaron el establecimiento de un precio sostén en U$S 45 el barril, un valor artificialmente alto. Si las petroleras exportaban a un precio por debajo de 45 dólares, no pagarían retenciones. Para enganchar a las provincias en cuyos territorios se extrae petróleo, se estableció que cobrarían regalías completas cuando el crudo se vendiese en el mercado interno.

Pero las cosas nunca salen como se planean. El impedimento no fue una sublevación de consumidores de combustibles, quienes son en definitiva los que soportan con sus bolsillos el esquema. Pero algo de eso hubo. El gobierno consideró inviable política y socialmente la suba de los combustibles en la pandemia, las refinerías decidieron comprar a valores más cercanos a los internacionales, por debajo de los 45 dólares, y las gobernaciones recibieron menores ingresos por regalías. Las petroleras no perdieron porque el excedente lo exportaron. En julio, el 40% del crudo extraído se vendió en el exterior.

Ahora vence el acuerdo y cada sector intenta mejorar su posición. Las petroleras que exportan (Vista, Tecpetrol, Pluspetrol, Exxon, Petronas, Pampa, Equinor y Shell, entre otras) reclaman el sostenimiento del valor del barril criollo y la libre disponibilidad de las divisas que recojan de esa venta. El lunes pasado, recibieron el respaldo de los ministros de Energía de Neuquén y Chubut, Alejandro Monteiro y Martín Cerda, respectivamente, durante una videoconferencia organizada por la Cámara de Comercio de EE UU en Argentina (AmCham), quienes señalaron a su auditorio la necesidad de que esas reivindicaciones de las petroleras se impulsen, según consignó el portal especializado Econojournal.

En tanto, las refinadoras aseguran que no les cierran las cuentas con el barril a 45 dólares y reclaman que baje o que suban los combustibles. También advierten que por el «exceso» de exportaciones, se va a acentuar la falta de crudo para las refinerías, algo que las productoras niegan, aunque el episodio de principios de mes en la refinería de Raizen es una luz de alerta sobre el juego de suma cero en el que se encuentra el sector.

Boom de exportaciones

Según datos del Instituto Argentino del Petróleo y el Gas (IAPG), mientras que la producción total de petróleo cayó en el primer semestre de 2020 respecto del mismo período de 2019, la exportación pegó un fuerte salto.

El IAPG informó que  entre enero y junio últimos, la producción de crudo fue de 14,1 millones de metros cúbicos, con una caída leve del 2,77% respecto de un año antes.

El descenso se observó pese al incremento interanual del 31,5% de la producción de petróleo no convencional especialmente en Vaca Muerta.

En cambio, el informe del IAPG señaló que las exportaciones de crudo aumentaron un 33%, y llegaron a 1,5 millón de metros cúbicos en la primera mitad del año, comparado con el mismo período de 2019.