El calendario es una herramienta incuestionable a la hora de hacer un plazo fijo. Pero esa eficacia imperturbable se desdibuja para mensurar emociones personales, expresiones artísticas y/o imaginarios populares. “Los ‘60 fueron tres putos años, no más”, cantaba el Indio Solari con inconfundible lucidez y garbo. Los ejemplos sobran. La aventura de Sumo duró siete años y menos de la mitad a la vista de un público más o menos considerable. Sin embargo, desde hace más de tres décadas su legado sigue sonando y Luca es un símbolo ineludible de nuestra cultura rock. El calendario dice que Andrea Prodan (59) es el hermano menor de Luca. Pero el devenir de la vida lo colocó en el lugar de un sabio hermano mayor en relación a aquel empedernido espíritu adolescente que detuvo en forma drástica su paso por la Tierra.

Andrea construyó una vida singularísima de casi 60 años en la que recorrió mil y una aventuras. Conoció y vivió en decenas de ciudades, ejerció múltiples oficios y  reunió millones de anécdotas. Como Luca, se enamoró de la Argentina, casi como resultado de una extraña ecuación entre el azar y un determinismo reparador. Andrea vino por primera vez a nuestro país en los ‘80 para ver a su hermano y a ese torbellino existencial llamado Sumo. Volvió en más de una oportunidad, pero se radicó en Traslasierra en forma definitiva hace casi 20 años y ya tiene tres hijos argentinos. Hasta poco antes –entre otras cosas– era un actor muy requerido en Italia y alrededores, donde compartió sets con Ava Gardner, Susan Sarandon y Ornella Muti, entre muchos otros.

El desapego por los bienes materiales y la formalidad también emparentan a Andrea con Luca. En 1996 editó Viva voce, un disco realizado íntegramente con su voz que recibió excelentes críticas y lo transformó en algo así como un incipiente Bobby McFerrin ítalo-escocés-argentino. Pudo haber sido el puntapié ideal para una carrera de alta exposición, auspiciada por el aura de un hermano que revive todos los días en miles de esquinas de nuestro país. Pero no. “Es que a mí no me interesa lo que muchos llaman carrera –subraya–. No me preocuparon nunca las discográficas y hoy directamente casi no existen. No me atrae figurar. A mí me gusta la música y compartir momentos con gente de verdad. Desde chico y hasta que me muera. Me apasiona la música como algo para jugar, para expresarse, para ser libre. No como un lugar para quedar bien con algo o alguien, o para que me lleve vaya a saber a dónde. Entonces me las voy arreglando para hacer canciones en diferentes proyectos y con diferentes músicos. Me hacen sentir bien y, pareciera, también hace sentir bien a algunos locos que me vienen a ver”.

Las aventuras musicales de Andrea no siempre pueden contarse con los dedos de una mano. Por el momento, las más activas son Roma Pagana –su banda más longeva–, Bowie Remembered –en la que repasa la obra del Duque Blanco–, un dúo con la cantante Celina Varela y diferentes proyectos más despojados y cien por ciento solistas. Propuestas muy distintas entre sí, pero todas fieles a su real sentir, pensar y decir. Este jueves llegará a Palermo por primera vez desde que empezó la pandemia para presentarse en Belushi. Repasará temas propios y hará covers junto a Guido Pérez Fantini. También repasará ciertas músicas e historias familiares…

Su asociación con la cantante Celina Varela tiene particularmente entusiasmado a Andrea porque le permitió grabar y lanzar un disco en plena pandemia. Isla 2 reúne doce canciones de post punk crudo, que se mueven entre la melancolía y la urgencia. “Mi encuentro con Celina fue prácticamente casual. Creo que probablemente de esa manera salen las mejores cosas. Yo estaba armando las versiones para mi proyecto de covers de David Bowie y buscaba una voz femenina para sumar matices. Me la recomendó un amigo que la conocía por su banda Desagüe Varela, pero me colgué. Un tiempo después ella me invitó a cantar un tema con su grupo, pegamos onda muy rápidamente y nos dio ganas de componer. Primero un tema y nos gustó, y después surgió la idea de hacer canciones inspiradas en películas. El disparador podían ser Herzog, Carpenter, Steve McQueen… Pero no se trata de algo muy intelectual. Pasa por las emociones. Trabajamos mucho con el celular y después se hicieron las mezclas en el estudio. Debido a la pandemia una sola vez trabajamos en forma presencial y el resto fue todo a distancia. Pero el disco es muy lindo y eso es lo que vale. Ojalá la situación permita que lo podamos tocar en vivo pronto”, revela esperanzado.

Andrea Prodan no es Luca ni pretende serlo. Sin embargo, para un argentino promedio escucharlo hablar con su castellano de aires romanos, rico vocabulario y erres deslizantes impone resonancias imposibles de ignorar. Andrea es también un hombre que supo vivir y –como tal– un gran contador de historias. Las anécdotas de buena parte del mundo, su tono inconfundible, su manejo de los tiempos y su siempre atractiva musicalización le dieron forma a El baúl de Andrea, primero un programa de radio en Red Moskito y desde hace un tiempo también un exitoso e imperdible podcast.

“Disfruto mucho haciéndolo –confiesa–. Siempre me apasionó la radio y ahora con el formato podcast facilita que escuche más gente y en cualquier lugar del mundo. Todo surgió como una forma de contarles mi vida y la de mi familia a mis hijos. Ese fue el espíritu inicial. No quiero cargosearlos en las reuniones familiares. Todas las historias quedarían registradas y ellos podrían acceder cuando tuvieran ganas. Pero parece que le interesó a muchas más gente (risas). Las historias de China, el colegio en Inglaterra, mi familia, mi experiencia como actor y obviamente las anécdotas con Luca encontraron un formato lindo que sigue sumando oyentes.”

Andrea sabe que el recuerdo de Luca siempre será imborrable para la cultura argentina. Las explicaciones pueden ser múltiples y se alimentan de algunas certezas y muchos misterios.  Pero el músico y ¿ex actor? no duda en desarrollar las propias: “Es evidente que el talento de Luca fue determinante. Sin eso y sin la música de Sumo, nada sería cómo es. Pero hay más cosas. Creo que en sus palabras y hasta en sus gestos se notaba que era un inconformista. El gran legado de Luca es desafiar el caretaje de muchos argentinos. No quiero sonar polémico, pero era notorio eso en él. Le trajo muchos problemas con otros músicos y mucha otra gente. Pero estaba en su naturaleza. Era un tipo coherente: hacía lo que decía. El rock está lleno de pelotudos en todos lados, pero él no se comía ninguna.” «


¿Cuándo?

Andrea Prodan presenta Una noche en la casa de los Prodan. Jueves 9 de septiembre a las 20 en Belushi, Honduras 5333.


Galería Prodan

Mónica (novia de Luca), Luca, Michela Prodan y Andrea.
Ornella Mutti y Andrea.

Andrea y Lou Reed.
Andrea y Luca, en la casa familiar de Tarquinia (Italia).