La llegada a Netflix de El amor después del amor, la serie que relata la vida de Fito Páez se transformó en la propuesta que todos esperaban, al punto de ser una de las producciones  más vistas de la plataforma. El furor desatado por conocer la vida de uno de los rosarinos más famosos se da tanto en el público contemporáneo al músico como también en generaciones posteriores, que desconocían partes esenciales de la vida de Páez.

La serie llega un año después del 30 aniversario del disco que lleva el nombre de la propuesta, lanzado en 1992. Esa producción discográfica se transformó con el paso del tiempo en el disco más vendido de la historia del rock nacional. 

El amor después del amor cuenta con ocho capítulos sobre la vida de Páez,  donde el dolor, la pérdida, la tragedia, los excesos, los fracasos y los éxitos son parte de la vida del músico que trasladó lo vivido hacia sus canciones.

“Todo lo que está sucediendo con la serie es como una especie de locura. La sensación previa era buena pero el estallido que hubo con esta propuesta no deja de ser inesperado. De todo el mundo me llegan mensajes sobre la producción, con gente conmovida y emocionada. Esto es algo que está en este momento en boca de todos y es algo que no se puede esperar sin conmoverte”, dice Gonzalo Tobal, uno de los directores de la serie. Por su parte y desde España, Felipe Gómez Aparicio, el otro director, sostiene: “Para mí es como una experiencia abrumadora, porque le teníamos fe a la historia, pero de pronto se transformó en una locura. Se disfruta, pero no dejo de tener los pies en la tierra. A las 48 horas estábamos número uno en la Argentina y Uruguay, así que tenía el teléfono reventado de noticias y mensajes. Estamos muy agradecidos con cómo la gente está tomando a esta serie.”


–¿En qué momento de sus carreras les ofrecen ser los directores de El amor después del amor?

G. T.: -Nos convocó Juan Pablo Kolodziej, el showrunner de la serie. Cuando llegamos al proyecto los guiones ya estaban avanzados, así que nos incorporamos como directores. La verdad es que con Felipe no nos conocíamos, pero luego de la propuesta comenzamos a pensar juntos en todo esto. Así fue el inicio, que comenzó de manera excelente, nos alineamos y estuvimos muy de acuerdo en la mirada de lo que buscábamos. Eso nos permitió potenciarnos para que la serie tenga los resultados que todos pueden ver.

F. G. A: -El ensamble con Gonzalo fue muy bueno, pese a no conocernos personalmente antes de este proyecto. Creo que para lograr el resultado que logramos con la vida de Fito nos mejoramos mutuamente porque este fue un proyecto de mucha tensión, más allá de contar con una historia tremenda y el apoyo del protagonista principal.

–¿Se plantearon en cómo hacer para contar una historia que algunas generaciones ya conocen?

G. T.: -Ese fue uno de los desafíos principales del proyecto. A los personajes los conocen todos, al menos que seas muy joven, inclusive me pasó que me encontré con chicos que no sabían quién era Charly García. Lo mejor de todo es que gracias a la serie muchos jóvenes conociendo a Fito, Charly y Spinetta. Todo de nuestra parte fue de manera respetuosa.

F.G. A.: -Nosotros nos planteamos hacer un registro de esa época con una mirada actual, más allá de las ambientaciones de época, o cómo hablaban los personajes. No queríamos hacer una serie de Hollywood sino mantener la identidad nuestra que vive en los personajes, la identidad de Argentina. A eso había que rescatarlo sin ser costumbristas.

Gonzalo Tobal.
Foto: Prensa


–¿Cuán difícil fue el proceso de casting?

G. T.: –Sabíamos que ahí se jugaba una de las claves. Queríamos que hubiera caras nuevas y que nada tenga que ver con imitadores, así que ahí hubo otro desafío para nosotros. A muchos de los actores los pusimos a ver registros para que viesen a quienes iban a interpretar para que estudiaran cómo hablaban en la época, el tono de voz que tenían, su paleta de movimientos. Creo que supimos trabajar mucho en ese aspecto para esquivar situaciones.

F. G. A.: -El casting fue súper difícil porque más allá de lo actoral, nosotros queríamos que todos los actores tuvieran habilidades musicales, pero también debían tener similitudes físicas con los personajes reales. El proceso nos llevó cerca de un año, así que en ese tiempo vimos que algunos personajes estaban más o menos cerca de lo que buscábamos pero en la recta final todo se puso áspero. Por ejemplo, al personaje de Fabi Cantilo, que interpreta Mica Riera, lo encontramos unos veinte días antes de filmar. Desde un principio planteamos que como directores no queríamos que ningún actor parezca un imitador de tal persona: no queríamos una serie que cayera en el efecto “Pomelo”, no queríamos caricaturas ni memes. Por ejemplo y para evitar eso, le pedí a Andy Chango que no imite a Charly, sino que más bien utilizara su voz, así que desde ese momento él se liberó y se transformó en un Charly García de verdad. 

–La serie funcionó de manera perfecta en términos de audiencia. ¿Se habla de una segunda parte a futuro?

G. T.: -Ojalá, pero la verdad es que no tengo idea. Todo dependerá de los productores, pero más que nada de Fito mismo para ver si quiere contar lo que sigue en el camino de su vida. Como directores, nuestro deseo era que todo fuese una unidad que se cierre con el último capítulo de la serie.

F. G. A.: -Depende de Fito que la segunda temporada sea una realidad. Por otro lado, debería existir una motivación similar a la que experimentamos con esta primera parte, porque no es atractivo salir a realizar una segunda parte sólo porque a la primera le fue tan bien en todo sentido. No me convence ser un oportunista y meter una segunda temporada de manera rápida. De darse una segunda, debería tener la misma búsqueda que la primera, de quien escribe la historia, del equipo de producción y técnica y de los directores. De darse eso podría suceder aunque eso desde luego no se encuentra en nuestras manos.

Felipe Gómez Aparicio.
Foto: Prensa