La ausencia de Luis Alberto Spinetta es algo a lo que cuesta acostumbrarse. Desde su muerte en el verano de 2012, sus más allegados, amigos, músicos y público en general experimentan un sentimiento de orfandad que en muchos casos no logra sobreponerse escuchando su extensa obra. Hablamos de diferentes períodos, facetas y propuestas donde El Flaco se subió al rock, al jazz o al pop como partes de un todo donde lo único que importó fue la música. Siempre.

Tratando de mitigar esa falta para volver a contar con lo bueno y mucho que despertaba su figura cuando se lo escuchaba en vivo, en 2016 nació El Marcapiel –en honor al tema incluido en Téster de violencia, recordado disco de El Flaco editado en 1988–, el evento que nació para celebrar la obra de Spinetta y que encontró en Javier Malosetti –bajista habitual de Spinetta en varios períodos de su carrera– su cara visible, aunque como él bien se encarga en aclarar, no es el único al frente de esta celebración. La tercera edición del evento se celebrará este miércoles –23 de enero, día del natalicio de Spinetta–. Este nuevo encuentro no sólo indica las ganas de los músicos por tocar la música de El Flaco, también exhibe la demanda sostenida del público, que agotó tickets desde la primera edición.

En 2019 la lista de quienes participarán es larga (resaltan las figuras de Lisandro Aristimuño, Ricardo Mollo, Fabiana Cantilo, Liliana Herrero, David Lebón, Machi Rufino, y la lista sigue…). “Es muy gratificante en todo sentido encarar esto. En lo económico tiene una entrada accesible que permite que la gente vaya, y por otro lado eso permite también que los músicos nos podamos reunir para tocar y recordar al Flaco. Que todo salga como viene saliendo permite también conservar el espíritu de Luisito, porque nos reunimos con ese propósito”, dice Malosetti mientras ajusta ensayos de cara a lo que vendrá.

“Esto nace porque el viento sopla y allá me manda”, dice el bajista para explicar el nacimiento de El Marcapiel. Y continúa: “Como prólogo, creo que esto de la actualidad se vincula con un espectáculo que se hizo en memoria de la música de Spinetta,  transcurrió en el Centro Cultural Kirchner y se concretó con una gran orquesta en la sala Ballena Azul. Eso fue en el último año de gestión de Rodolfo García al frente de ese espacio y coincidió con el cierre del gobierno kirchnerista. Un año más tarde el Konex me convocó para festejar los diez años de ese lugar, así que armamos la segunda edición de El Marcapiel y la primera en un escenario aire libre. Ahí nos juntamos muchos músicos que tocamos con él, aunque no todos, claro. Así que luego de aquella vez en el 2016 llegamos a esta edición que desde el año pasado se celebra el día de su cumpleaños. Más allá de ser la cara visible del proyecto, es justo aclarar que es algo que se materializa por el aporte de todos los que participamos.”


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–Desde el lado musical, ¿hay algún requisito para ser parte de El Marcapiel?

–No hay nada en especial para ser parte de El Marcapiel. Lo que particularmente hice fue juntar a los músicos con los que yo tocaba con El Flaco. Algunos de ellos fueron Mono Fontana y Claudio Cardone, que fueron tecladistas emblemáticos de varios discos de Luis. Otro de los que llamé también tocó en los ’80 conmigo, un tipo muy versátil y talentoso como Guillermo Arrom. A partir de esa base con Cristian Judurcha en la batería y conmigo en el bajo pudimos arrancar. Hubo otros artistas que también estuvieron con el Flaco y los llamé, pero no podían en ese momento o no les copaba o no se decidían a confirmarme. Hay que tener en cuenta que toda la gente que tocó con el Flaco es mucha, y si confirmasen todos tendríamos que hacer un show de una semana (risas). Pero lo cierto es que somos estos que estamos y mañana podrán ser otros.

–La obra de Spinetta es administrada por su familia. ¿Intervienen ellos o los consultaste para concretar este evento?

–Ellos fueron consultados previamente antes de cada edición. Ese es nuestro espíritu, porque les contamos nuestros planes y siempre están muy copados. Suelo hablar con Cata, Dante, e inclusive con Vera, que participó en algún homenaje a su padre. Están todos al tanto y ellos nos estimulan a hacerlo, sobre todo porque para nosotros sus opiniones son muy importantes. Por más que la música del Flaco sea una cosa grande, como una especie de dominio público, a nosotros nos preocupa la visión de su familia. Es casi como tocar standards de jazz, tal vez se podría prescindir de esa consulta, pero no queremos. A todos ellos los conozco desde niños.

–¿Qué diferencias habrá con otras ediciones de El Marcapiel?

–Cuando me hablaron desde el Konex para esta nueva fecha era algo así como noviembre o diciembre pasado. Es algo complejo porque hay que hablar con todos y ver si no están de vacaciones, de gira o algo así. El Marcapiel tiene un plantel similar cada año, aunque en esta oportunidad no van a estar, por diferentes motivos,  León Gieco, Emilio del Guercio y Sergio Verdinelli.

–¿Quiénes se sumaron?

–Sumamos a Fabiana Cantilo, que es una cantante muy ligada a Luis, sobre todo en la época de un disco como Privé. Y otro que se suma es Lisandro Aristimuño, que es el único que no se ajusta a la historia de Luis, pero que es muy fanático de su música. En ese contexto también pudo sumarse Grace Cosceri, que fue coach vocal del Flaco durante varios de sus últimos discos, y también contamos con Liliana Herrero, que supo cantar con Luisito en su momento.

–La obra de Spinetta es más que extensa. ¿Cómo manejan ese factor para el show?

–El público spinetteano no va a salir disconforme. Será un show largo, de más de dos horas de duración y más de 25 canciones. El concierto no hará foco en un período especial de El Flaco, irá de acá para allá. Para dar una idea, habrá cosas de Almendra, cosas de Pescado Rabioso, pero también las habrá de Invisible. Hay otras de sus últimos discos como Un mañana y Pan o cosas de otros períodos solistas. Habrá momentos muy fuertes dentro del repertorio, y estoy seguro que eso sucederá cuando toquen Machi, David Lebón y (Ricardo) Mollo. Confieso que cuando hago cosas de Spinetta la mayoría de las veces no miro al público. Cuando lo hice los vi a todos acongojados, y eso es algo que me pasa a mí también. Me sucede en mi casa inclusive, y me encantaría volver a escucharlo sin problemas, pero todavía siento que se haya ido. Esa sensación la percibo en los conciertos y los ensayos, pero espero que en algún momento logre sacarme esa tristeza de encima para volver a disfrutar su música de manera relajada. Hoy es algo que no puedo.

–Las ediciones previas de El Marcapiel agotaron tickets y con esta sucederá lo mismo. ¿Cómo manejan esa expectativa?

–Yo siento que la obra de Spinetta sigue despertando un amor eterno. La música de Luis todavía tiene mucho para darnos y de varias formas nos cobija. Todos nosotros seguimos lo que él quiso en vida, por eso también vamos a tocar la canción “8 de octubre”, que recuerda la tragedia del colegio Ecos. Así que estará ese momento que fue para él una cruzada que tomó con gran pasión, llevándola hacia adelante de manera increíble. «


¿CUÁNDO?

Spinetta: El Marcapiel. Miércoles 23 de enero a las 19. Ciudad Cultural Konex, Sarmiento 3125. En caso de lluvia se realizará el 31/1.

En el estudio, con Don Lucero

En 1989 Luis Alberto Spinetta registró Don Lucero (1989), un álbum que sería recepcionado por la prensa y el público como uno de los mejores de su extensa carrera. Para la grabación del disco, El Flaco sumó a un por entonces joven Javier Malosetti –de sólo 23 años– que venía de participar en la gira de su anterior disco (Téster de violencia, de 1988), pero que nunca había entrado a estudios para grabar junto al ex Almendra. A la distancia, Malosetti dice acordarse «de todo», pero también ofrece pistas sobre aquellos días de los que se cumplirán en breve 30 años: «Por ese entonces a mí no me gustaba el disco que estábamos grabando y no le capté para nada la onda en ese momento. A mí me gustaban los discos en los que no había tocado, como Téster de violencia y sus otros clásicos. Cuando comenzábamos a tocar los temas de Don Lucero no me gustaba ninguno y me quería matar, pero después vi que no cazaba una porque no entendía la densidad del laburo y de la poesía de Luisito. Yo lo único que quería en ese entonces era mostrar mis plumas, y me estaba perdiendo un sustento muy valioso. Hoy, a la distancia, me doy cuenta que era un disco increíble. Pero en ese momento yo quería rockearla y nada más (risas)», concluye Malosetti.

La cultura en crisis


Que el mundo de la cultura se encuentra en jaque durante los últimos años no es un secreto para nadie. A Javier Malosetti le preocupa, especialmente cuando mira hacia atrás y observa un panorama del sector sensiblemente diferente a lo que se vive en nuestros días: “Desde la época del menemismo que la cultura no pagaba tantos platos rotos. Me parece que nunca se apostó tanto a la cultura como se lo hizo en los gobiernos de Néstor y Cristina, que pusieron en marcha cosas muy buenas, como por ejemplo lo hecho con las orquestas infantojuveniles de muchos barrios pobres del país, su financiación y el sostén de muchos proyectos nuevos. Lamentablemente eso ya no existe más, duró poco, unos 12 años nomás, y ahora estamos de vuelta en un momento de oscuridad notable. Pero hablando de nosotros, creo que cuando tenemos un gran apoyo nos parece que es normal, y que tenemos eso porque somos muy buenos en lo que hacemos, y no nos damos cuenta que tiene que ver con una política pública. Entonces, cuando nos hacen bajar del caballo por medio de un cachetazo como pasa ahora, comenzás a acordarte de lo perdido y reflexionás que el mundo no te debía nada, sino que todo era parte de un hacer en favor de la cultura”.