«La verdad está en el escenario», supo decir Bob Dylan, a pesar de que en los estudios de grabación ha conseguido auténticos milagros. Algo parecido podría decirse de Charly García: ahí están sus cincuenta y pico de grabaciones oficiales en estudio, objetos sonoros de capital importancia para la cultura popular de este país. Pero eso no es todo. Para comprender y asimilar la densidad de la obra de este artista hay que sumergirse en su música en vivo, sus conciertos: Charly García como animal de escenarios. Esta noche toca Charly nació con esa premisa: adoramos a García por sus discos extraordinarios pero estaba pendiente la puesta en valor de su obra en directo. 

La música en vivo de Charly muchas veces es muy diferente a lo que quedó grabado: podría decirse que las canciones son las mismas, pero el artista que las interpreta diez, 20 o 30 años más tarde, es otro. Están atravesadas por estéticas y coyunturas –públicas y privadas– distintas y esto finalmente las convierte en otra cosa. Hay que internarse en los cientos de grabaciones pirata e ir buscando las piezas del rompecabezas de su biografía porque, como bien se intuye, en su música está todo. En su larga carrera hay momentos que sólo ocurrieron en vivo y no están registrados en discos oficiales. Apenas un puñado de ejemplos: el Sui Generis de fines del ’74; Las Ligas, que no llegaron a grabar y fue el grupo de García durante 1986, al tiempo que presentaba el volumen 1 de Tango y naufragaba su disco con Spinetta; los momentos de transición con un García más o menos libre de obligaciones con la industria, por ejemplo durante los años 1991 y 1993, el período conocido como pre y post regreso de Serú Girán. 

Toda esta música extraordinaria se consigue en YouTube o en los archivos de coleccionistas, pero no debería dejarse de lado a la hora de hablar de la obra de este genial artista. «

*Autor de Esta noche toca Charly