Las decisiones nunca son del todo propias. Existen las ideas, el deseo, la voluntad, pero al mismo tiempo las circunstancias disponen y, muchas veces, imponen. Estos tiempos de pandemia restringen todavía más el menú de opciones disponibles. Liliana Herrero desconfía del lenguaje del Zoom y rechaza la gramática de los seres humanos encerrados en «cuadraditos». No le faltan razones. Después de décadas de cantarles a la memoria, a la tierra y a las emociones, reconvertir una presentación cara a cara con el público a una experiencia audiovisual merece –al menos– unas cuantas reflexiones previas. Herrero las transitó todas y algunas más, hasta que decidió dar su primer show vía streaming, pero a su manera.

«Me costó mucho decidirme a dar un concierto de estas características, sí –confiesa la cantante entrerriana–. Me parece que en estos tiempos se confunden algunos conceptos. El mundo virtual no existe. El mundo es el que siempre conocimos: con abrazos, charlas, amores, desencuentros, convicciones, luchas… La virtualidad nos propone un recorte drástico de la realidad en la que perdemos un montón de cosas valiosísimas. No reniego de lo que nos pueden facilitar estas herramientas, pero no advertir todo lo que dejan afuera sería un error peligroso».

El diagnóstico de Herrero resuena con fuerza. Pero de la misma forma que la pandemia exige el aislamiento social, los corazones demandan puentes, comunidad, encuentro. Con todo eso en mente la cantante decidió hacer realidad Falso brillante –título inspirado en la canción y el álbum de Elis Regina–, su primer concierto por streaming, el cual podrá disfrutarse hoy a las 20. No se trata de una presentación hogareña. El show fue registrado en vivo especialmente para esta ocasión en el espacio Oeste Usina Cultural. Acompañaron a la cantante Pedro Rossi (guitarra) y Ariel Naón (contrabajo), y participan como invitados de lujo Fito Páez y la cantautora brasileña María Gadú.

«No es lo mismo que un show en vivo con público y nunca lo será», previene Herrero. Pero casi al mismo tiempo explica que todo esto surge de la necesidad de la música y del encuentro, que no habrá gente metida en «cuadraditos» –como le gusta subrayar– durante el show y que la idea es «acercarnos lo más posible, en estos tiempos que nos toca transitar. Es muy frío cantar para las cámaras. No es nuestra manera natural de expresarnos. Pero, al mismo tiempo, conectamos con nuestros corazones e imaginamos también hacerlo con los de todas las personas que vean esta presentación».

Herrero no suele dar demasiadas pistas de los repertorios que visitará en sus shows. Pero en esta oportunidad realiza una breve excepción: «Puedo decir que armamos una lista de temas que va de ‘Aguafuerte’ (de Teresa Parodi y el poeta paraguayo Elvio Romero) hasta ‘Confesiones del viento» (Juan Falú y Roberto Yacomuzzi). Creo que es un arco que representa muy bien mi presente artístico». Las participaciones de Páez y la paulista Gadú conmovieron particularmente a la entrerriana. «Los dos estudiaron e hicieron temas de mi repertorio. Fito nos regaló una muy bella versión de ‘Canto al río Uruguay’ (Ramón Ayala) y María me sorprendió con su interpretación en castellano de ‘El tiempo está después’ (Fernando Cabrera). Fue una caricia al alma la dedicación y cariño que pusieron los dos. Constituyen un aporte muy lindo al show, no cantamos juntos, partimos pantallas, ni nada raro. Cada uno sumó lo suyo y nos conmovieron a todos».

La entrerriana es una figura central en la escena argentina de folklore y su influencia se extiende mucho más allá. El peso de su obra no es una construcción gratuita. Fue edificada con mucho trabajo, obsesión, búsquedas, hallazgos y más búsquedas y hallazgos. Pero la pandemia impuso una pausa que fue más allá de la cancelación de shows y giras. Herrero estaba ideando al sucesor de Canción sobre canción –su disco de 2019, donde interpreta canciones de Fito Páez–, hasta que el Covid-19 decidió otra cosa. «Mi idea era pensar, buscar, armar el repertorio, imaginar cómo musicalizarlo y grabar el disco nuevo este año. Pero desistí. Para mí, la música es comunidad. Necesito trabajar en equipo, el ida y vuelta con los colegas y hasta con amigos. A la distancia es imposible. Por eso el disco está en pausa. Será cuestión de tener paciencia», destaca. Mientras tanto, el tiempo libre lo usó para leer mucho, estudiar y –desgraciadamente– extrañar a su hija y sus nietas.

La entrerriana es una artista que transita el día a día comprometida con la realidad social y siempre se muestra dispuesta a expresar su punto de vista: «Son tiempos muy complejos. Me preocupan los discursos a coro sobre supuestas libertades individuales. La libertad es otra cosa. Es una construcción colectiva y con respeto a los otros. Yo no coincido con la supuesta libertad de salir a tomar alcohol en una pandemia, por ejemplo. O que las calles estén tomadas por las mesas de los bares. Me parecen expresiones contrarias a la razón y a la salud. Esa estridencia en el nombre de la libertad es prima hermana de los discursos delirantes anticuarentena. Hoy los solidarios son más solidarios y a los canallas, más canallas. Las marchas recurrentes en medio de la pandemia son señales de inconsciencia y desprecio a la vida. Desgraciadamente, veo a la oposición en estado de alta miserabilidad, especulando con una crisis sanitaria global».  «


Falso Brillante
Primer concierto en streaming de Liliana Herrero. Hoy a las 20. Entradas por www.ticketek.com.ar 



La burocracia y el reencuentro con la música

Reencontrarse con la música, cantar y ofrecer un show especial para su público constituyen motivos de particular emoción para Herrero. Pero el registro de la presentación que se verá hoy sufrió una visita inesperada que la cantante vivió con gran angustia: «Poco antes de empezar, ingresó a Oeste Usina Cultural un grupo de inspectores del Gobierno de la Ciudad. Demoraron cuatro horas el inicio de la grabación con una actitud casi policial. Imaginate que yo y Horacio (González, su pareja) somos población de riesgo y tomamos todos los recaudos sanitarios. De hecho, la primera vez que salí a la calle desde que comenzó la cuarentena en marzo fue para este show. No es necesario que aclare que durante la grabación también respetamos todos los protocolos y más también. Fue muy raro lo que pasó. Son los mismos inspectores que no aparecen cuando la gente se amucha en marchas ridículas o en salidas nocturnas. Nos hicieron pasar un momento muy feo, encerrados en una burocracia mental difícil de comprender. Afortunadamente, después nos reencontramos con la música».