La reconocida intérprete Liliana Herrero recibirá el Reconocimiento a la Trayectoria en Defensa y Fortalecimiento de la Cultura Popular que le otorgará la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) “Es una forma de reconocer  y agradecer desde la Universidad a los artistas, pensadores y creadores que promueven la cultura popular, le dice a Tiempo Rodolfo Hamawi, secretario de Cultura y Producciones Audiovisuales de la UNDAV. Como dice Liliana Herrero, la música es una conversación, es un intercambio. Ella ha logrado con su música establecer un vínculo generacional, de estilos musicales, de zonas geográficas. Con su música nos ayuda a pensar el país. Además, fue directora de la carrera de Filosofía en la Universidad de Humanidades de Rosario y docente en otras universidades. Lo que ha hecho con la música de Fito Páez, con la música de Cuchi Leguizamón  y con tantos otros compositores revela que hay en ella  una permanente búsqueda de raíces y de actualización de esas raíces. Lo mismo sucede con su trabajo con Eduardo Falú, con Fernando Cabrera. Liliana ha sido siempre una clara activista de las buenas causas.”

Y agrega: “Este Reconocimiento a la Trayectoria lo decide el Consejo Superior  y se votó por unanimidad.  Lo recibieron anteriormente  Griselda Gambaro en 2019 y Osvaldo Bayer en 2016.

Foto: Facebook Liliana Herrera

 –¿Cómo tomaste la noticia de este reconocimiento?

– Para mí fue una sorpresa enorme, dice Liliana Herrero. Me llamó Rodolfo Hamawi para decirme que el Consejo Superior había aprobado por Unanimidad  el reconocimiento a mi trayectoria por la promoción de la música popular. Me emocionó. No esperaba esa noticia. Me dijo que tenía que elegir dos personas que hablaran de mí, de modo  que lo llamé a Santiago Giordano que es músico, periodista y escritor que conoce más que yo misma lo que he hecho. Yo no recuerdo siquiera la cantidad de discos que hice y él seguro que sí. He intentado contarlos a veces, pero no recuerdo todo. Giordano me dijo que  tenía que pensar qué iba a decir y yo le dije que no se preocupara porque él sabe más de mí que yo misma. Mi otro amigo querido y compañero es Guillermo Korn, investigador y escritor que está trabajando maravillosamente en la dirección de Ediciones Bonaerenses.” Es un gran amigo mío y también ha sido amigo de Horacio. Es otro de los que sabe más de mí que yo misma. Me siento muy reconocida y honrada.

-¿Cómo definirías tu quehacer dentro del mundo de la música?

 -No soy una compositora. Lo que he hecho es tomar legados musicales de distintos géneros, no sólo del folklore, aunque más bien me inscribo dentro de esa tradición. Ese fue para mí el legado más fuerte, pero como soy una empecinada escuchadora, escucho música de diversos géneros y da mucho placer hacerlo. Cuando he decidido hacer otros géneros que no son específicamente folklore, he hecho lo mismo que con el folklore es decir, interrogar fuertemente ese legado en todos los órdenes, pero en la música en particular, para construir algo que no excluya el pasado pero que, a la vez, dialogue con este mundo altamente tecnológico. Siempre intenté eso y, en este sentido soy una buscadora. Creo que hay que buscar bien qué querés cantar. Yo soy una cantora y cuando una es una cantora tiene que sostener un texto.

– Sos una innovadora en tu forma de cantar

-Me he movido en ese mundo de tensiones que se produce entre el pasado y el presente, en ese mundo de bellas palabras como tienen algunas poesías de la música popular tratando de que resuenen en mí de una manera distinta del original. Eso no significa que lo que logré hacer con esa canción antigua o contemporánea sea mejor que su formato original, porque en el arte no hay progreso  sino círculos infinitos en los que, en cada época, hombres y mujeres interrogan  esos legados  y, a la vez, dialogan con la música universal o también con otras artes. Yo he dialogado, por ejemplo, con el cine, he tomado de él un recurso o un sonido que me ha llamado la atención. Un presente no es nada si no interroga a un pasado. Y el pasado no es nada si no es interrogado por el presente. Creo yo que eso vale para el arte y para toda actividad humana.

Foto: Télam

Decís que no sos compositora. ¿Pero cuando un artista recrea, como un tu caso, una forma, una letra, no es ese acto también una forma de componer?

-Bueno, lo es pero no en un sentido académico. Es cierto que hay una recreación y que lo que yo hago puede producir un nuevo horizonte para escuchar una canción ya sea de hoy o de ayer. En este sentido muy amplio, amplísimo, podría decirse con cierta audacia que allí hay una composición. Como dije, la hay, pero no en un sentido académico o convencional. No es igual que alguien que se sienta escribir una partitura, no es lo que yo hago.

-¿Y cómo definirías lo que hacés?

-Creo que me devuelvo a mí misma y al que escucha la capacidad de la evocación de algo que escuchó allá lejos y hace tiempo y que aparece en otro horizonte auditivo.  Eso produce en el oyente una actividad enorme mucho más potente que el aplauso. Cuando activa con su memoria algo que escuchó  muchas veces y que ahora lo escucha diferente, para mí eso es una actividad extraordinaria. Quizá, el verdadero compositor es el que evoca porque ahí se da una actividad extraordinaria que no precisa gritos, ni aplausos, sino puro silencio. Quien evocó le sumó a lo que escuchó un nuevo horizonte auditivo  u otra posibilidad a una canción que escuchaba desde hacía años.

-Es decir que le agregás algo más a temas muy conocidos.

– Sí, creo que eso ha pasado mucho con los temas de Fito (Páez) hace ya mucho, en 2019, porque después vino una serie de hecatombes, como la pandemia que nos tocó a todos, y para mí muy difíciles por cuestiones personales. Grabé diez temas de Fito que me llevó mucho elegir.  Escuché toda su obra. El disco que hice se llamó “Canción sobre canción”.  La operación que yo realizo es esa, hacer una canción sobre otra canción, es reescribir.  Canto esas diez canciones de una forma diferente a la de Fito. Eso no hace extraordinaria mi versión ni menoscaba la de Fito, sino todo lo contrario. Sus canciones son tan poderosas que permiten conversar con ellas nuevamente en otros tiempos. Elegí canciones antiguas de él, no las más recientes.  

-Trabajar sobre canciones tan conocidas de alguien tan famoso significa tomar mucho riesgo.

-Sí, es tomar mucho riesgo, pero también significa demostrar que sus canciones son tan poderosas que permiten conversar con ellas nuevamente en otros tiempos. El público puede evocarlas o decirte “yo nunca la había escuchado así”. Yo con eso me conformo. Para mí es algo maravilloso. Como dije, no hay progreso en el arte, pero sí existe la posibilidad de que todo pasado pueda ser leído nuevamente, que es posible hacer los “arreglos” necesarios, como se dice en la jerga de los músicos, para que se produzca otro tipo de audición. Esa es la tarea del intérprete. Me ha pasado con temas de Teresa, del Cuchi, de Yupanqui… Hay que saber elegir bien lo que vas a elegir. Eso me lo enseñó Mercedes, que elegía maravillosamente  bien los temas que iba a cantar.  Hay muchos cofres de piedras preciosas en los distintos géneros de la música popular. Bueno, en ese camino un va andando, andando y, cuando se quiere dar cuenta, tiene que pedirle a dos queridos amigos como son Santiago Giordano y Guillermo Korn que vaya a dar cuenta de eso cuando la Universidad Nacional de Avellaneda me entrega este reconocimiento.

Un premio concedido por la Universidad Pública

Supongo que recibir un premio en este momento en que la Universidad Pública es puesta en cuestión y está en peligro, debe ser doblemente signficativo. Tanto vos como Horacio González, tu compañero de vida, que fue un faro en la vida intelectual argentina, estudiaron en la universidad pública.

-Sí, hoy lo público està  en peligro y dentro de las cosas públicas que peligran está la universidad.  Como vos decís, creo que Horacio era un faro y hoy, en este momento tan confuso y tan peligroso  más que nunca necesitaría su palabra escrita y su palabra doméstica, las conversaciones que teníamos todos los días. Faltan palabras y hay que pronunciar lo que nunca se pronunció. Esa también es una búsqueda  mía, personal,  en la música. Pero creo que es también una necesidad de la patria, una necesidad del territorio, una palabra que me gusta mucho. Pienso los territorios como una condensación de tensiones. En medio de esas tensiones y conflictos que siempre existen, hay que encontrar las palabras que falta pronunciar.  Esto es lo que creo que hago en la música.