Su camino en la televisión comenzó en el 2000, cuando la señal El gourmet se incorporó a la grilla de cable con una programación gastronómica de 24 horas. En ese ámbito, Lepes rápidamente ganó atención y espacio. No se trataba de una cocinera más: su rigurosidad y conocimientos, articulados con su carisma y predisposición para la comunicación, le permitieron abrir un camino propio. Lepes nunca paró de crecer. Impulsó diversos proyectos gastronómicos, se transformó en conductora y figura de la televisión, pero también forjó una perspectiva que trasciende la mirada más tradicional de un chef. Comenzó a comprometerse con cuestiones relacionadas con la salud, apoyó la Ley de Etiquetado Frontal y se sumó a diversas experiencias que intentan establecer políticas de producción sustentable de alimentos naturales.

Cocineros argentinos no sólo es el programa más exitoso de la TV Pública. Desde su nacimiento en 2009 apostó y logró desarrollar una propuesta televisiva amena y popular, que reivindica la comida de nuestro país, su riqueza y variedades. Desde sus inicios el ciclo se alejaba de los exotismos que publicitaban programas de otros canales en favor de platos e ingredientes más afines a la cotidianeidad de los argentinos, pero siempre con una vuelta de tuerca de sabor y humor. En el 2022 va por más. La incorporación de Lepes supone un nueva dimensión donde esa identidad se profundizará con propuestas que incluyen factores determinantes como la salud. Lepes es una estrella con brillo propio que se suma a un equipo de probada eficacia encabezado por Juan Bracelli y Juan Ferrara. Durante esta temporada el programa también vuelve a contar con Ximena Sáez, y se suma Karina Gao. El resultado ya puede disfrutarse al aire y fue rebautizado Cocineros argentinos y Cocineras argentinas, una propuesta más ambiciosa e integral que el exitoso ciclo original.

“Me gusta tratar de colaborar desde mi lugar. De distintas maneras y con distintas herramientas. Puede ser adelante o detrás de cámara, escribiendo columnas, sacando libros o en lo que me toque. Pero me parece un mensaje importante intentar aprender a comer mejor”, destaca Lepes.

–¿Cómo sentís volver a cocinar en la televisión?

–Está bueno. Tenía ganas de volver a cocinar en tele y el espacio que más me gustaba era este. Lo último que había hecho era más de entretenimiento, en Fox Life. Así que cuando la producción me propuso sumarme, dije que sí sin dudar. Soy amiga de Ximena y de Juan, sabía que me iba a sentir cómoda porque alguna vez vine de invitada.

–¿Estar en la TV Pública significa algo especial para vos?

–La TV Pública te da un espacio para hacer otras cosas y te libera de la obsesión por el rating. Yo sé que me gustan las cosas de una manera y necesito acoplarme a un equipo y a un formato que no hice nunca. Tengo muchos años de tele, pero siempre todo giraba alrededor mío y en este caso no es así. Veremos cómo funciona. Sé qué puedo aportar porque además de estar frente a cámara, tengo mentalidad de productora y eso te da otra perspectiva. Nos organizamos para que esté dos veces a la semana, así voy a poder cumplir con mis otros compromisos, como mis restaurantes y demás proyectos.

–¿Cuáles son los ejes centrales que debe tener un buen programa de cocina en televisión?

–Lo primero y obvio es el tema de brindar un servicio. Hablar de los alimentos que están disponibles en cada temporada: qué te conviene usar, qué se puede preparar para guardar para cuando no haya, historias y datos relacionados… A través de un producto podés contar muchas cosas, conocer sabores y regiones. Luego está el tema de ampliar el abanico. Alentar a probar otras cosas, aprender de otras regiones, culturas… Cuando reconocés algo en el otro se genera empatía. Pero también hay ejes que son importantes que no se pueden dejar de lado en la actualidad.

–¿Cuáles?

–No tirar comida. Incorporar más verduras, comer menos azúcar, menos harina, menos carne, menos sal… Mi estilo es simple, directo. Trato de contar lo que me gusta comer. Pero para ampliar universos: para que la gente se anime a probar o a hacer otras cosas. No todas las recetas son para que la gente las haga, pero está bueno que las conozca y quizás, si algún día se las cruza, se anime a probarlas. Un guiso de lentejas puede ser como el de tu abuela, pero con otras especias y otros agregados potenciar el sabor clásico, por ejemplo.

–¿Las recetas son excusas para hablar de otras cosas?

–Las recetas son importantes, pero no es todo. Son como el GPS, que lo usás para llegar a un lugar. Después que ya sabés llegar a la plaza, podés ir por la avenida, por calles paralelas y hasta buscar otras plazas.

–¿Cuál es tu objetivo como comunicadora gastronómica?

–Apunto a dar un mensaje más estratégico. Pensar a mediano y largo plazo. Para lograr un cambio de hábito en las personas se necesita un proceso largo. Un programa como este sirve para trabajar para el futuro e ir recalcando conceptos, no sólo para pasar recetas. Mi idea es poder generar cambios de hábitos, pequeños, pero duraderos. Un pequeño cambio de hábito alimenticio es algo importante, es un montón.

–¿Es difícil no repetirse?

–Pienso más allá de qué hacer con dos cosas que hay en la heladera o qué preparar para una reunión. Me parece que tenemos que revisar qué y cómo comemos. Recetas hay millones y todo el tiempo surgen nuevas. Pero hay que apuntar a cuestiones que tengan que ver con el acceso y la calidad de los productos alimenticios.

¿Cómo?

–Por ejemplo, que la gente descentralice su compra, que busque productores, que sepa elegir. Que amplíe su universo vegetal, que esté atento a las estaciones y las temporadas. Que se desperdicie menos comida,  que tome más agua y coma más fruta. Para que lo que lleve a la mesa tenga más lógica. Puede ser con recetas, tips o con ideas que se charlen, pero buscamos ese objetivo. Generar conocimiento y aprender nosotros como cocineros qué es necesario cambiar y en qué hay que insistir. Qué cosas tenés que decir un montón de veces de distintas maneras para que queden, y qué no replicar más.

–No es fácil cambiar costumbres y culturas arraigadas.

–Creo que tenemos estructuras que nos cuesta mucho romper. Para los argentinos el desayuno es una infusión caliente y algo con masa. Pero no tiene que ser así: sólo es a lo que nos acostumbramos de chicos. Entrada, plato y postre: ¿esos son los pasos obligatorios? Puede no ser así. Hay cosas que tienen lógica, se  entiende, pero otras no tienen que ser algo inamovible. Hay que encarar estas cosas de otra manera, cuestionar ciertas cosas. La panceta con huevo y papas fritas es rica. Pero podés hacer panceta con coliflor, huevo con arroz yamaní y papas con otra cosa. No todo junto. No es necesario tenerle fobia a la grasa, pero tampoco excederse. Lo que nos parece rico es en realidad una construcción mental y cultural que nos hace elegir algo y descartar otras cosas. Para cambiar eso no hay claves, es laburo, pero se puede hacer y puede modificar una parte muy importante de tu vida . «


Cocineros argentinos y Cocineras argentinas

Narda Lepes, Karina Gao y Ximena Sáez se suman a los históricos Juan Bracelli, Juan Ferrara y Diego Sívori. Lunes a viernes de 13:30 a 16, por la Televisión Pública.


Probar y seguir probando, esa es la cuestión
Uno de los factores que profundizó la búsqueda de una relación más cercana entre alimentación y salud en la mirada de Narda Lepes fue el nacimiento de su hija. En ese escenario, la necesidad de revisar costumbres se hizo más evidente: “No hay razón para darle, por ejemplo, gaseosa a un niño menor de 3 años. O galletitas, que utilizan la forma más berreta de grasa y contienen exceso de azúcar sólo para vender más, a pesar de que saben que hace mal. Nadie le daría cerveza a un chico: deberíamos actuar de la misma forma con muchas otras cosas. Hay que generar buenas costumbres en los chicos y no obsesionarse si adquieren algunas malas. A mi hija le encanta el dulce de leche y no come pescado. Pero yo sé que con el tiempo le va gustar. Sin imponer, alentándola a probar. Un adulto para saber si algo le gusta debe probarlo entre 9 y 14 veces para definirse. En los niños demanda entre 30 y 50. Es un juego de paciencia. Todos podemos y necesitamos cambiar”.



El factor Robert De Niro

La amplia gama de actividades que una asesoría gastronómica implica llevó a Narda Lepes a estar dos meses trabajando en un proyecto del que jamás hubiera imaginado participar: una serie de ficción. “Fue muy demandante porque estuvimos viendo todo lo relacionado con la comida y los ambientes que aparecen en escena”, revela Lepes sobre “Nada”, la serie de Mariano Cohn y Gastón Duprat protagonizada por Robert De Niro y Luis Brandoni que podrá verse el año próximo en Star+.

Se trata de la historia de Manuel (Brandoni), un crítico gastronómico y referente de la cultura porteña que sufre una crisis personal. “Va estar muy buena. Por lo que yo vi. Por lo menos la parte gastronómica es muy detallista y real. Hasta creo que va a tentar al espectador a replantearse ciertas cosas de la manera hedonista de disfrutar de los sabores para ser feliz”, reflexiona la cocinera.