Nació en Viedma, Río Negro, y es profesora y doctora en Letras. Se lama Natalí Incaminato, pero casi todos la conocen como «La Inca». Abrió su cuenta en Twitter (@LaInca_) cuando la red del pajarito comenzaba a multiplicar usuarios e influencia en nuestro país y rápidamente se transformó en una figura difícil de eludir por sus reflexiones agudas sobre la actualidad, en las que articula lo académico, la militancia y el humor. Su habilidad para desarrollar en pocos caracteres conceptos claros e incisivos, capaces de generar adhesión y debates, se hizo parte inconfundible de su estilo. Nunca paró y con el tiempo su aérea de influencia se expandió notablemente.

De twittera prolífica pasó a ser columnista radial, allá por 2015. Estuvo en Futuröck, Nacional Rock y actualmente forma parte del equipo de El hecho maldito (El Destape Radio, domingos de 7 a 9). Sus reflexiones también están presentes en YouTube y Twitch (incadelpueblo). Publicó el libro Peronismo para la juventud (Paidós) y hace el podcast Cátedras devaluadas con Pedro Saborido, el cual los llevó y lleva a hacer múltiples presentaciones en vivo.

–¿Cómo surgió el apodo La Inca?

–Mi apellido es Incaminato. Lo puse en mi primera cuenta de Twitter, pero como soy docente no quería que los alumnos me busquen y la cambié a «La Inca», sin ninguna otra razón. Algunos trolls me acusaron de apropiación cultural, pero nada que ver.

–¿Cómo descubriste el universo de Twitter?

–En los años dorados del kirchnerismo me involucré mucho en la discusión política. Hubo hechos que interpelaban fuertemente nuestra cotidianeidad y me dio ganas de escribir. Empecé con blogs y me di cuenta que  empezaba a forjarse un lugar de discusión importante en Twitter. Me mudé porque me gustó.

–¿Qué año era?

–Fue en 2012. Ya pasaron diez años y cambió bastante el uso de Twitter. Pero en ese momento me dio un espacio que se complementó a lo que venía haciendo en los blogs.

–¿Qué crees que aportó en ese momento?

–Permitió en pocos caracteres discutir ideas y complejizar el debate. Hoy muchas personas que se formaron ahí, o se destacaron, pudieron crear un camino político más concreto que aporta una mirada diferente.

–¿Sentís que era una forma  de  involucrarse?

–Creo que era un camino de militancia distinto al tradicional. Era una forma de análisis que se fue perdiendo con los años. Ese lugar mutó y fue buscando nuevos horizontes.

–¿Cuál es el cambio más determinante en  la red social del pajarito?

–Creo que hoy todo pasa más por el bardeo, por discutir sólo para hostigar o hacer quedar mal al otro. Creo que antes los aportes tenían otras pretensiones. Creció mucho y fue transformándose. Pero aún hay lugar para debatir y pensar.

–Sos de Río Negro. ¿Por qué te viniste para Buenos Aires?

–Fui a estudiar a La Plata cuando terminé el secundario. Me quedé y acá estoy. Me gustaron las diagonales.

–¿Te sentís platense?

–No creo. Nunca podré: el platense es un bicho muy particular.

–¿No cumplís los requisitos?

–Hay que socializar con el universo de la ciudad más de chico como para devenir en platense de pura cepa. Sí que me siento bonaerense: o alguien del interior que vive en la provincia y se adaptó perfecto.

–¿Cómo entró la política a tus intereses?

–Siempre me gustó, en mi familia se discutía bastante. Eran los ’90 y había posiciones encontradas, la mayoría de los jóvenes estábamos algo despolitizados, en comparación de lo que pasó a partir de la llegada de Néstor. Pero mi familia de clase trabajadora siempre estuvo en la lucha y participaba de manifestaciones, por lo que construí una manera de mirar las cosas, una posición ética de estar cerca o del lado del que labura. A partir de ese prisma aprendí a mirar al mundo.

–¿Hubo algo que te llevó a aceptar pasar a un plano más activo y animarte a explorar la comunicación como herramienta?

–Se fue dando. La llegada de Macri al poder obviamente fue algo que precipitó algo que ya venía pasando, y justo en sus primeros tiempos de mandato fue donde dejé sólo de estar en el mundo web y pasé a un medio más tradicional como la radio, aunque era Futuröck que estaba naciendo.

–¿Cuál era tu entretenimiento favorito en la infancia?

–Jugábamos mucho al fútbol, porque en mi cuadra había muchos varones que nos hicieron fanáticos a todes. Me gustaba leer, dibujar y escuchar música.

–¿Qué escuchabas?

–Era de las que escuchaba de todo, pero al crecer, sobre todo a esos de los 14 y 15 años, me volví muy ricotera.

Foto: Télam

–Te gustaba leer, ¿te imaginaste alguna vez que ibas a publicar un libro?

–Siempre quise escribir un libro y lo logré, lo leyó bastante gente y gustó. Pero no se si era el que imaginaba. Lo logré pero fue de una manera rara.

–¿Cómo rara?

–Diferente a lo que esperaba. Fue algo que no esperaba hacer, pensé que iba a ser otro mi primer libro…  Además, no quedé conforme porque soy muy exigente, pero no me quejo. Hay que ver el vaso medio lleno

–¿En el futuro te interesaría escribir ficción?

–Es posible. Pero ahora lo que quiero hacer son unos video-ensayos para YouTube. Vi que afuera se hacen  y se ven bastante, aunque acá no tanto. Voy a ir por ahí. No es fácil, pero me gustaría.

–¿Cómo sería eso?

–Son filósofos o historiadores, gente que viene de la teoría e investigación, que hacen videos usando el humor para hablar de un tema en particular, pero con una fuerte base teórica. Me estimula mucha la creación digital y me gusta eso de llevar la academia a un lenguaje más cotidiano. Hacerlo de una manera divertida. Para mí, todo análisis pierde encanto si no tiene humor. Veremos si me sale.

–¿Parecido al podcast que hacés con Pedro Saborido?

–Sí, pero más corto y para YouTube. Con Pedro coincidimos en un par de charlas y a la gente de Futuröck se les ocurrió juntarnos porque hubo feeling.

Foto: Diego Martinez @ildieco_diegomartinezph

–¿Es un referente para vos?

–Sin dudas. Es alguien a quien le he robado mucho. Una intenta no hacerlo, pero es el tipo de humor que me da gracia y me divierte.

–¿Cómo es compartir un espacio creativo con él?

–Verlo trabajar es un aprendizaje. Es muy generoso. Le tirás dos o tres ideas y te arma algo genial. Tiene una vena satírica y una claridad que es inspiradora. Siempre me alienta y me destaca, eso es un honor. Trata siempre de enseñarme un camino.

–¿Hay que aburrirse o evadirse un poco para que salga una ocurrencia atractiva?

–Creo que sí. Es difícil hoy en día. Cuando creas contenido, hacés humor o armás columnas radiales, en un punto necesitas desconectar, si no no te sale el chiste, no te sale la picardía.