“Jesús es lo más importante que tenemos y lo más importante que ocurrió en nuestras vidas es descubrir que él venció a la muerte… ¡Venció a la muerte y es el que nos dio la vida a nosotros! Entonces, nos ponemos todos de pie, levantamos nuestra mano derecha y cuando hablamos de nuestro señor Jesucristo decimos: a su nombre… ¡gloria! A su nombre… ¡gloria! A su nombre… ¡gloria! A su nombre… ¡gloria! ¡Un aplauso a Cristo! ¡Viva! Quiero verla en el show, es como un gato siamés, su cola arde en el risco…”.


Así, todo junto y frente a una gigantografía con el rostro de Jesús y entre banners que muestran el auspicio de la Universidad Católica Argentina (UCA) apostados en un escenario al lado del Planetario, uno de los artistas más pintorescos del rock nacional predica, arenga y brinda su show frente a un público frenético, entusiasta y mayoritariamente joven. Colas que arden en el risco y espíritus que también arden pero por obra y gracia del Espíritu Santo confluyen en los conciertos de Juan Sebastián “Juanse” Gutiérrez y en el último cuarto de hora de Rocanrol Cowboys, documental sobre los Ratones Paranoicos que Netflix estrenó hace pocas horas.


Se trata de un largometraje de 76 minutos dirigido por Plástico, dupla compuesta por Alejandro Ruax y Ramiro Martínez -quienes también se hicieron cargo del guion-. La obra da cuenta de la formación, carrera, separación y posterior reencuentro de la banda más representativa del subgénero denominado «stone» –algunos con cierto desdén lo denominan «rolinga»–. La formación de los Ratones Paranoicos incluye a Juanse en voz y guitarra, Pablo “Sarcófago” Cano en guitarra, Pablo “Maldito” Memi en bajo y Rubén “Roy” Quiroga (batería).


El documental está íntegramente contado mediante material de archivo y narrado en off con las voces de los cuatro músicos, además de las de Fabián “El Zorrito” Vön Quintiero (quien reconoce “que no era bajista” cuando lo convocaron para remplazar a Memi durante un lapso en el que abandonó al grupo), Fernando Szereszevsky (mánager), Gustavo Gauvry (productor local) y Andrew Loog Oldham (productor británico, mítico por su trabajo con los Rolling Stones). Este último, quien fue contactado por la banda a través de Gerardo Horacio “Cachorro” López, es el autor de la definición con la que nomenclatura a la agrupación que titula al documental y de una frase que resume su momento personal y el de la banda al ser contratado: “Básicamente, no estaba haciendo nada porque, en esa etapa de mi vida, solo podía trabajar con gente que estuviera en mi misma condición. Desafortunadamente (risas), los Ratones estaban en las mismas condiciones. No dije demasiado, solo: ‘¿dónde está la coca?’”.


Esa es una de las claves narrativas del documental, además de la música: los excesos que acompañaron la trayectoria de la banda formada a comienzos de los ’80 en Villa Devoto, lo que hace aún más interesante la faceta actual de su líder. Entre los mojones del guion se destacan la grabación de “Carol” –primer demo en 1985–, el progresivo pasaje del estilo punk al stone que protagonizó el grupo, el momento en que Juan Alberto Badía los define como “los pioneros del grafiti” en la Argentina, la fecha en que telonearon a Keith Richards en la cancha de Vélez en 1992, la definición de “mejor banda de rock and roll de Latinoamérica” por parte de Mick Taylor -uno de los guitarristas que pasaron por las filas de los Rolling Stones- y el concierto en el que tocaron antes que sus ídolos en el estadio de River Plate en el marco del Voodoo Lounge Tour de 1995. De ese encuentro se desprende una de las joyas documentales del grupo: la foto que retrata para la eternidad el momento en que un extremadamente concentrado Ron Wood le enciende un cigarrillo en la boca a Juanse mientras este con una mano le palmea la espalda y con la otra sostiene un vaso y… ¡otro cigarrillo encendido!


Para los fanáticos de los autores de hits como “Para siempre” (y la hermosísima versión “Para siempre, Diego” dedicada a Maradona), “Rock del pedazo”, “Rock del gato”, “Sigue girando”, “Isabel” y “Cowboy”, entre otros, la película será muy bien recibida y apelará a una nostalgia cariñosa y emotiva, especialmente para aquellos que asistieron al show del reencuentro que brindaron en el Hipódromo de Palermo en 2017. Aquellos que nunca se vieron identificados con la liturgia stone, encontrarán en el documental un valioso material de archivo de una de las -tantas- bandas ausentes en la recientemente estrenada serie documental “Rompan todo: la historia del rock en América Latina”. Seguramente en algo coincidan ambas audiencias: hubiera sumado muchísimo que, además de sus testimonios orales, los protagonistas participasen en cuerpo presente en el relato y, por qué no imaginarlo… juntos, mientras siguen girando.  «

¿Dónde?

Rocanrol Cowboys. Disponible en Netflix.