La cifra no desciende: una víctima de femicidio cada 24 horas. Ese es el número que registran los observatorios de violencia de género que no son oficiales, pero que se ocupan de elaborar los datos para facilitar las herramientas de prevención.

Si bien se han implementado planes y programas, no son suficientes. Pero no sucede lo mismo con la Justicia. Algo de eso se refleja en la cifra de femicidios, pero también en la cantidad de abusos sexuales que en general son desestimados y cuya falta de juzgamiento real genera que se produzcan situaciones como la que vivió una chica de 20 años el lunes de carnaval.

No es una novedad que, a mayor desigualdad, mayor violencia. Hoy la tensión se percibe en las calles y para las mujeres es doblemente preocupante. También lo es para las personas LGBT. En los últimos meses, fueron muchísimas las denuncias sobre insultos, golpizas y maltratos discriminatorios hacia este colectivo. Esa rotura social que percibimos hoy viene de cuatro años de devastadoras políticas neoliberales a los que sumaron dos años críticos de pandemia.

Por toda esa violencia y también por la feminización de la pobreza es que este año el alma de los reclamos por el 8 de marzo en el Día Internacional de las Mujeres trabajadoras es el de la igualdad. Porque las jornadas de debates en las asambleas organizativas estuvieron atravesadas por los relatos de mujeres que perdieron sus empleos o que directamente no accedieron a ellos. O por las historias de aquellas que por no abandonar sus puestos de trabajo en los centros comunitarios (donde eran esenciales) murieron. No tuvieron y sus compañeras no lo tienen aún el reconocimiento por ese trabajo cotidiano. Entonces, la gran pregunta que sobrevuela se relaciona directamente con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional: ¿qué nos espera al sector más empobrecido?

Según un estudio de la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía, el salario de los varones está un 30% arriba del de las mujeres. Mientras la tasa de actividad de las mujeres es de un 50%, el de los varones es de un 70 por ciento. Ni hablar de las tareas de cuidado, que impactan en un 76% en las mujeres.

El Gobierno planteó dos grandes proyectos de ley que resultan alentadores, el de licencias parentales y el sistema integral de cuidados. Los anteproyectos están diseñados bajo la coordinación del Ministerio de Mujeres y habrá una especial atención en que se traten, se aprueben y se implementen. La gran duda nuevamente gira en torno al presupuesto. Y es por esa duda que este martes las calles tendrán la consigna de «la deuda es con nosotres».

Este reclamo por la igualdad no deja atrás todos los otros del movimiento de mujeres. Pasó un año de la desaparición de Tehuel, y el pedido de aparición con vida sigue latente. Como también el reclamo por el sobreseimiento de Miranda Ruiz, la médica judicializada por haber realizado un aborto completamente legal en Salta. Acompaña además el reclamo de absolución a Higui, quien está acusada por haberse defendido de una violación grupal.

La agenda de las mujeres y diversidades plantea este año un paso firme hacia la igualdad, con la exigencia de que los ajustes no recaigan una vez más sobre nosotras. Una vez más gritamos contra la violencia social y económica. Acá estamos de nuevo. Nos vemos, después de dos años, en las calles otra vez.