Hay estudiantes que le piden que escriba sus trabajos prácticos, abogados que le encargan algún recurso, redactores que la usan para sus notas e incluso psicólogos que recomiendan a la gente conversar con Chat GPT como si fuera un amigo. El modelo de Inteligencia Artificial (IA) que fue puesto en línea, de acceso público y gratuito, en noviembre pasado, vino a reafirmar que el futuro ya llegó. La cuestión es cómo se usa la IA y para qué.

Su desarrollo genera un escenario mundial complejo, especialmente en el ámbito laboral: miles de puestos de trabajo podrían ser reemplazados por la IA, desde actores de doblaje de voz y escritores hasta ilustradores y artistas. Mientras tanto, cientos de intelectuales y empresarios, entre ellos Elon Musk (aunque acaba de anunciar la creación de X.AI, su nueva compañía de Inteligencia Artificial), publicaron en marzo una carta abierta «a la humanidad» pidiendo a quienes desarrollan esta tecnología que se detengan por completo durante un tiempo hasta crear o nivelar los controles éticos sobre su desarrollo.

Se viene, por caso, una campaña electoral. Las alarmas están encendidas. Países como China ya anunciaron la intención de ponerle límites, si es que eso es posible. A tal punto su importancia, que la Inteligencia Artificial tiene su Sociedad Argentina (SAIA). Para entender más un tema en plena ebullición, Tiempo conversó justamente con el presidente de la entidad, Alexander Ditzend.

-¿Cuál es el lugar que ocupa la SAIA en la discusión sobre las IA?

-Buscamos un balance entre las dos puntas del arco. Entre ser alguien que está en contra, por completo, de cualquier avance tecnológico por miedo a que ese cambio pueda tocar algún puesto de trabajo o algún status quo, o ser un desarrollista absoluto que solo mira el negocio y la funcionalidad, que no tiene ningún tipo de perspectiva del impacto social presente o de cómo puede estar poniendo en peligro a toda una sociedad o un planeta con la implementación de ciertas tecnologías.

-¿Qué tecnología de IA ya se implementaba en el país antes del boom de Chat GPT?

-Machine learning es una técnica para procesar datos que se usa en desgrabaciones de
llamadas y análisis de calidad. A partir de eso se utilizan algoritmos para mejorar las experiencias u optimizar un servicio, por ejemplo, para hacer que la gente compre más o que saque más préstamos. Otra industria aplica hace mucho tiempo las IA son los bancos para analizar patrones de fraude o de crédito. Esas industrias no necesitaban de
un super modelo como Chat GPT para empezar a hacer predicciones, aprender de nosotros y vendernos. El uso intensivo en esas industrias empezó hace 10 años, incluso hay empresas como Mercado Libre que tiene un departamento inteligente. La mayoría de las empresas procesa datos adoptando inteligencia artificial por más que no tengan un departamento interno.

Foto: Fabrice Coffrini / AFP

–¿Cuál es el impacto de Chat GPT en la Argentina?

–Las empresas están como en shock, lo quieren usar ya aunque no saben cómo. Este modelo es increíblemente potente. No se necesita equipo especializado, solo un buen uso del español; muchas tareas se están empezando a revolucionar, se puede conectar cualquier proceso de tu empresa en directo a Chat GPT. Te puede hacer cualquier tipo de recomendación. No conozco en Argentina una empresa que tenga un proceso de servicio, de atención o de venta completamente integrado. Los que más lo están usando son freelancers. Pequeños usuarios que se conectan directo a la app de Open IA, gente de contenido, traducciones. Creo que las empresas todavía están expectantes.

–¿Cómo se implementa en otros lugares del mundo?

–En algunas empresas como Amazon no se puede usar Chat GPT. En Samsung se descubrió que los empleados la usaban y por chatear con el modelo quedó información secreta que después dio a la competencia. Cuando uno entra a la aplicación no hay Términos y Condiciones, todo lo que digas se está usando para mejorar el modelo. Por eso Samsung también prohibió su uso. Incluso en Italia se prohibió por unos días. No está completamente definido que el trabajador moderno (del presente) use inteligencia artificial en todas sus actividades, pero seguramente ese sea el futuro cercano.

–¿Cómo evalúan desde la SAIA que puedan desaparecer puestos de trabajo por la IA?

–Habrá mucha gente que no tendrá la flexibilidad para abarcar un cambio tan fuerte porque es inevitable que haya industrias que se modifiquen a un nivel muy profundo y
se requiera, por ejemplo, que las personas que hacen doblaje hace 40 años y están a tres de jubilarse digan “ahora esta empresa va a usar un servicio que hace voces con la voz que vos quieras”. Pero son muy pocas las áreas en las que se elimine todo un puesto de trabajo. Una unidad productiva, con el apoyo de la inteligencia artificial, quizás necesite menos personas para hacer lo mismo. Pero la competencia también tiene acceso a esas herramientas, puede ser que rediseñen todos sus servicios. Lo que se ve ahora es que los empresarios le piden a su gente que se ponga a pensar y que la usen. 

–¿Cuáles son los sesgos de la Inteligencia Artificial?

–Sesgo se le dice a un desbalance en el conjunto de datos para crear un modelo. Un caso crudo puede ser que quieras crear un modelo para elegir un CEO, lleguemos a 10 candidatos, 5 mujeres y 5 varones, todos en igualdad de condiciones y de formación. Un modelo sesgado va a recomendar siempre los hombres porque de los datos en los que fue entrenado surge que los presidentes de las empresas hoy en día, en su mayoría, lo son. Por eso es triste y preocupante el anuncio de Microsoft de bajar el presupuesto de Ética cuando es dueña del 49% de Open IA y puso 10.000 millones de dólares para el desarrollo de Chat GPT. Todos los modelos se entrenan en supercomputadoras de Microsoft.

–¿Cómo irrumpirá la IA en las nuevas generaciones y cuáles son los riesgos?

–Tenemos que pensar un workflow (flujo de trabajo) en el futuro en el que desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir vamos a tener un copiloto que va a optimizar todo, que maneja un montón de información de nuestra vida. Alguien con quien conversar como el clásico ejemplo de ficción: Jarvis de Iron Man. Muchos intelectuales dicen que hay capacidades desde el desarrollo de GPT3 que nadie sabe explicar, nadie las programó, se llaman capacidades emergentes. El modelo está interconectado con millones de datos, puede hablarte de cualquier cosa y lo hace muy bien. Entonces, es muy posible que modelos más ambiciosos despierten otra capacidad, por ejemplo autopercibirse como un ser que quiera aumentar su exposición en el mundo, su entendimiento, salir de la caja. El control que existe es casi nulo y las capacidades crecen a un nivel exponencial.