Tras la postergación obligada por la pandemia de coronavirus, esta semana comienza el censo nacional 2022. A partir del miércoles se pone en marcha la edición digital, una de las principales novedades del relevamiento de este año, que será de modalidad mixta (presencial y virtual). Pese a las nuevas preguntas que apuntan a reflejar la diversidad de identidades, permanecen vigentes reclamos de colectivos que batallan contra la invisibilización y la discriminación.

El cuestionario digital del censo 2022 podrá completarse desde el próximo miércoles 16. Estará disponible hasta el 18 de mayo –feriado nacional-, cuando se hará el tradicional rastreo casa por casa. Para entonces, quienes hayan completado el cuestionario virtual sólo tendrán que entregar el comprobante (un código alfanumérico de seis dígitos). El resto podrá responder al censista, a la vieja usanza. En la instancia presencial, se recorrerán más de 15 millones de viviendas.

De acuerdo a lo difundido por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el Censo digital apunta tanto a ahorrar tiempo y recursos como a lograr “una foto más exacta” de la población. El cuestionario online debe ser respondido por una persona de todas las que residen en la vivienda. Consiste en 61 preguntas, 24 relacionadas con las características de las viviendas y los hogares, y 37 sobre la estructura de la población.

Identidades diversas

En esta edición, se incorporó una pregunta sobre la autopercepción de identidad de género y se amplió el alcance de la pregunta sobre autorreconocimiento étnico (pueblos indígenas y afrodescendientes) a toda la población. Sin embargo, hay reclamos que persisten.

El Werken de la Confederación Mapuche de Neuquén, Jorge Nawel, criticó que “se ha retrocedido” con respecto al censo de 2010. “Pensamos que en base a esa experiencia fallida lo iban a perfeccionar. Pero, a diferencia del anterior -donde preguntaban si algún miembro se identificaba con un pueblo indígena y ofrecían el cuadro con los 40 del país- ahora lo dejan a tu albedrío. Y eso es peligroso, porque por ejemplo en el caso del pueblo mapuche hay una gran confusión -generada por historiadores, antropología, la historia oficial- sobre ser mapuche, araucano, pampa, etc. Eso no va a contribuir, era más útil la nómina”, opinó en diálogo con Tiempo. Y agregó: “Como todo es un sistema de reunión de la información de manera informática, tememos que haya confusión y eso contribuya a quienes no quieren visibilizar al pueblo mapuche. Porque hoy, en medio del conflicto, más de uno lo quiere invisibilizar”.

Por eso, la Confederación Mapuche de Neuquén lanzó la campaña “Soy Mapuche”, instando a quienes se identifiquen con este pueblo a explicitarlo en el censo 2022. “Consiste en reafirmar ‘Soy Mapuche’ como una forma de que sea clara y contundente la definición de quienes se sienten parte de este pueblo, más allá de que estén en el campo o la ciudad”, explicó Nawel.

“Todos los pueblos están preocupados, porque todos queremos salir del ocultamiento. La situación de los pueblos indígenas no está en la agenda pública y cuando además manejas estadísticas erradas, que minimizan su presencia, eso ayuda a los políticos que no quieren incorporarlos a su agenda”, advirtió.

De hecho, otras comunidades como la Unión de Pueblos Originarios de Tigre y Escobar se sumaron a la iniciativa mapuche. “La idea es que todas las personas que tengamos origen de algún pueblo indígena lo expresemos con orgullo en las preguntas 22, 23 y 24 del censo, ya sea porque estamos conectados con esa identidad tradicionalmente o porque recién estemos conectando con ella. También podemos contestar positivamente si tenemos conciencia de algún antepasado indígena entre nuestros abuelos y abuelas, incluso si desconocemos su pertenencia étnica. Hubo una política genocida planificada desde el Estado argentino para olvidar nuestros orígenes indígenas (y por el contrario reivindicar los orígenes europeos) y esta es la oportunidad de contribuir a reparar esa tremenda injusticia”, plantearon desde ese espacio.

“El censo da la posibilidad de identificarse, pero si eso no está bien difundido se corre el riesgo de que esa pregunta sea soslayada. Otra demanda es que haya cupo de censistas indígenas, que permita que ellos se relacionen con la población para concientizar, y también capacitar al censista”, planteó Nawel. Y recordó que “en el anterior censo muchos no se animaban a preguntar a las familias si había indígenas por temor a ‘ofender’, o solo hacían la pregunta si veían que físicamente la persona reunía cierta condición, pero esos no son parámetros”.

En cuanto a sexo e identidad de género, en el censo de este año se consultará a todas las personas el sexo registrado al nacer (incluyendo la categoría «X») y cómo se considera/autopercibe («mujer», «mujer trans/travesti», «varón», «varón trans/masculinidad trans», «no binario», «otra identidad/ninguna de las anteriores»).

Este ítem también dio lugar a un reclamo, incluso llevado al plano judicial. Hace un mes, un colectivo de feministas presentó una medida cautelar contra el INDEC, solicitando que en los formularios censales, “se elimine las categorías mujer y varón; se sustituya la opción mujer trans por feminidades trans y se elimine la opción varón trans (quedando como opción la ya existente masculinidades trans)”.

La medida cautelar recayó en el Juzgado Contencioso N° 12 de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal a cargo de la Jueza Macarena Marra Giménez. En el escrito plantearon que “la persona que al nacer es registrada como ‘mujer’ es la persona de ‘sexo’ femenino, independientemente de que cumpla o no los roles tradicionales de género”. Añadieron que “la definición legal del sexo -mujer/varón- y el género sociocultural – femenino/masculino- consta de manera clara y precisa en los instrumentos internacionales de derechos humanos. Por tanto: Ni mujer ni varón son identidades de género. Son sexos”.

“Consideramos que ‘mujer’ no es una identidad de género. Tiene una definición específica que no condice ni con la definición de sexo ni con la de identidad sexual. Ni con ninguna definición jurídica. Es más, erosiona los derechos de las mujeres basados en el sexo, en el marco de la Cedaw (Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer). No tenemos respuesta hasta el día de la fecha”, dijo María José Binetti, filósofa, investigadora UBA/CONICET y una de las impulsoras de la medida.

Sin DNI

Entre las particularidades de esta edición, por primera vez se hará un censo de derecho: las personas serán registradas según su lugar de residencia habitual, en reemplazo de la modalidad «de hecho» que las contabilizaba según el lugar en el que habían pasado la noche anterior al relevamiento.

El día del operativo presencial participarán más de 600.000 personas. El INDEC aseguró que regirá «un estricto protocolo de seguridad informática», y será almacenada en los servidores de Arsat bajo «técnicas de anonimización, encriptación y gobernanza de los datos», según la Ley 17.622, el Decreto 3.110/70 y la Resolución del Indec 181/2020.

La polémica en torno al anonimato se había desatado cuando en un primer momento se difundió que se pediría número de Documento Nacional de Identidad en la versión digital del censo, algo cuestionado y denunciado por organizaciones abocadas a los derechos de la sociedad civil y la protección de datos. Finalmente, el Indec aclaró que en el cuestionario no se preguntará el DNI ni el apellido de las personas, y tampoco se indagará sobre los ingresos del hogar, la vacunación contra el coronavirus, el correo electrónico o el número de teléfono.