Es el llamado Primer Mundo, pero en ciertos escenarios, como el de Coronavirus, está retrocediendo. Gran parte de Europa atraviesa una nueva ola de contagios, a pesar de la vacunación. O justamente por ella: coincide con países que llegaron a un techo de inmunizados, muchos con una población significativa de antivacunas, y que recién ahora están ampliando la cobertura a los menores, algo que la Argentina ya arrancó hace semanas logrando más de un 35% de los chicos vacunados.

A pesar de tener 75,3% de su población con al menos una dosis, y el 68,7% con esquema completo, Reino Unido ronda los 24 mil casos diarios. Los números vienen bajando desde el 23 de octubre, cuando llegaron a 41.259 contagios. Las muertes estuvieron esta semana en un promedio de 150 diarios.

El contexto generó que el país, donde no se restringieron los aforos en espectáculos masivos, reimpulsara la vacunación. Es así que impusieron la obligación de inmunizarse a las y los trabajadores sanitarios: estiman que 100 mil de los 1,4 millones del sistema de salud británico nunca se vacunó. La misma medida, que ya aplican Italia y Francia, dispuso un proyecto de ley presentado en Bélgica, incluso alcanzando a socorristas y farmacéuticos. A quien no lo haga, le retirarán su licencia. En ese país aumentó un 21% la media de ingresos diarios a terapia en la última semana respecto a la anterior. Tienen al 74% de la población vacunada, pero con grandes diferencias por regiones: del 80% en Flandes a solo el 55% en Bruselas.  

Hace un par de días en Inglaterra difundieron otra noticia: una investigación científica reveló que los gatos y los perros pueden infectarse con la variante Alfa de Covid-19 y desarrollar miocarditis grave al igual que los humanos.

Cementerios polacos

España registró 6417 casos la última jornada. No tenían un número así desde principios de septiembre. La incidencia acumulada en España subió más de cinco puntos hasta 58,57 casos por cada 100.000 habitantes. La pasada semana el país volvió a superar el nivel de riesgo medio, casi un mes después de haberlo abandonado. En España, el 78% de la población está vacunada con esquema completo, y el 80% posee al menos una dosis. El único país de los más grandes de Europa que supera a la Argentina en cobertura. Aún así, percibe un leve crecimiento de casos que no es traducido en mayores muertes, gracias a la vacunación.

La OMS declaró por estas horas a Europa como el nuevo epicentro de la pandemia, con fuertes incidencias de Reino Unido, Rusia (donde volvieron las restricciones las últimas semanas, especialmente a empleados públicos que dejaron de asistir al trabajo por unos días), Rumania, Bulgaria, Alemania y Francia. En general, son los menos vacunados, sobre todo los de Europa del Este, donde registran poco respecto y apoyo a las medidas a las autoridades, y mucho convencimiento en las informaciones falsas que circulan en redes y medios de comunicación.

«Nos dirigimos directamente a una catástrofe sanitaria», aseveraron médicos de Países Bajos que, a pesar de tener adultos vacunados con el 85% de cobertura, se acerca a máximos históricos de positivos. ¿Una posible razón? La falta de vacunación en la población infantil. En Europa solo se manejan con Johnson & Johnson, Pfizer y Moderna, que recién ahora están siendo aprobadas para los menores. De hecho en Francia la autoridad sanitaria aconsejó a los jóvenes que se vacunen con Pfizer en lugar de Moderna: “el riesgo es mayor”, sostuvieron en un informe.

En Alemania ven con recelo y “envidia” los índices de vacunación de España, que los supera en 13 puntos porcentuales: Alemania tiene apenas el 67% de su población inmunizada. «De niño problemático a alumno modelo», tituló el semanario alemán Stern en referencia al país ibérico. El prestigioso virólogo Christian Drosten, pidió que Alemania cierre la brecha de vacunación como una “máxima prioridad”, como hizo España. Lo hizo citando un artículo de The Lancet en el cual sostienen que España está cerca de ser uno de los primeros países en lograr la inmunidad de grupo, si continúa con estos niveles de vacunación. Por el momento, mantienen el uso de barbijo en lugares cerrados. La contracara es Alemania. Según los datos ofrecidos por el Instituto Robert Koch (RKI por sus siglas en inglés), agencia del gobierno federal germano, hoy alcanzaron los 21.932 contagios, el doble que el martes de la semana anterior.

Los casos en alza y la baja tendencia a la vacunación en ciertos grupos, generaron el retorno de medidas de restricciones. Austria, por ejemplo, impuso desde este lunes la vacunación obligatoria para poder entrar a bares, restaurantes y peluquerías. El fin de semana se vieron colar para vacunarse como no se observaban hacía meses. En Países Bajos, 25.000 personas se manifestaron por el retorno obligatorio del barbijo y la distancia de 1,5 metros. Las autoridades recomendaron trabajar desde casa al menos la mitad del horario laboral, y no estrechar manos en señal de saludo.

En Hungría también impusieron el uso de barbijo en transporte público, ante la crecida de casos, aunque sigue siendo “opcional” en tiendas, eventos culturales y deportivos, por lo que especialistas tildaron de “tibias” las medidas gubernamentales. En Polonia promueven la vacunación, sin importarles demasiado los métodos: el 1 de noviembre, aprovechando las visitas a los cementerios, instalaron unidades móviles que aplicaban monodosis o segundas dosis a la puerta de estos lugares reinados por el silencio y las ofrendas.

Infodemia

En Francia, la crecida de infectados generó una reacción del presidente Emmanuel Macron. Por un lado, dispuso que todas las personas mayores de 65 años vacunadas hace más de 6 meses se apliquen una dosis de refuerzo para que su “pase de salud” sea válido, y además dejó entrever que ampliará el uso y control del certificado sanitario para ingresar a restaurantes y lugares públicos, algo que se había relajado en los últimos meses. Según anticipó, deberán usarlo hasta julio del año que viene, algo criticado por la oposición.

“Cada uno de nosotros debe hacer su parte” para evitar una fatal “quinta ola”, declaró Macron en un discurso televisado. Resaltó que la mayoría de los hospitalizados en Francia no estaban vacunados, e instó a los 6 millones que aún no se aplicaron ninguna dosis a que “se vacunen, protéjanse”.

“Estoy preocupado por la pandemia en Europa. Para el 1 de febrero puede morir otro medio millón de personas”, aseguró el director regional de la OMS, Hans Kluge. El temor se acrecienta por el factor estacional: con un continente casi sin restricciones y el frío acechando, la capacidad de transmisión de enfermedades respiratorias inexorablemente va a aumentar. Kluge vaticinó “un invierno duro”, alertó por una “infodemia” de noticias falsas sobre las vacunas, y aseguró que “en países donde los políticos escuchan a los científicos, como en España, la situación es mejor”.

Esperanza y Tolerancia Cero

Italia es uno de los países que vive un aumento de infectados. La última jornada registró 6032, unos 1500 más que el día anterior, convirtiéndose en la marca más alta desde septiembre. Por La parte positiva es que aún no impacta en fallecidos, que ronda entre los 30 y los 60 diarios. En las olas anteriores superaban los 900.

Uno de cada cuatro casos es de un menor de 11 años. Estos números llevaron a los pediatras de la Sociedad Italiana de Pediatría Preventiva y Social (Sipps) a enfatizar que “los niños deben ser vacunados”, y a expresar la “esperanza” de que la vacuna se autorice pronto para el grupo de edad de 5 a 11 años.

Italia está, como la mayoría de Europa, más abajo que la Argentina en el ranking de vacunación: tiene inmunizada al 83,7% de la población mayor de 12 años y al 72,3% de la población total de Italia. Siete puntos porcentuales menos que nuestro país. Días atrás, el primer ministro Mario Draghi aseguró que Italia tendrá en Navidad la pandemia bajo control gracias a vacunación, y acopió el lema de “tolerancia cero” para los grupos de ultraderecha que realizan permanentes arengas contra las dosis.

Pero por estas horas, la novedad periodística en Italia es otra: las autoridades denunciaron a un joven de 17 años que, amparado en “un grupo de piratas informáticos rusos” ofrecían certificados Covid falsos con los que obtenían datos personales. A partir de eso, abrió cuentas bancarias en las que reunió miles de euros, ropa de lujo y hasta criptomonedas.